Hace cuatro años, Debra Lekanoff viajaba por Estados Unidos en su posición de directora de asuntos gubernamentales de la comunidad indígena Swinomish, cuando su hija se le acercó preocupada. La niña de 14 años se había enterado de algunos detalles inquietantes sobre la crisis de mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas. A la adolescente le preocupaba que un día su madre, que es nativa de Alaska y solía viajar sola, no volviera a casa. Lekanoff recuerda que su hija le preguntó: “¿No hay forma de avisar a todos cuando nos rapten?”
Hoy, como representante por el Partido Demócrata del estado de Washington y única nativa americana de la legislatura estatal, Lekanoff trabaja para lograr exactamente eso. A principios de mes colaboró en la presentación de un proyecto de ley que desplegará un sistema de alerta específico para personas indígenas desaparecidas.
La crisis
Si se aprueba, sería el primer sistema de estas características en EEUU. Además de ayudar a localizar a personas desaparecidas y a mejorar la comunicación entre agencias de seguridad, también busca sensibilizar a la población sobre la crisis de personas indígenas desaparecidas, en particular las mujeres y niñas.
Las mujeres indígenas americanas y nativas de Alaska desaparecen en Washington con una frecuencia más de cuatro veces mayor a la de las residentes blancas del estado, según el Instituto de Sanidad Indígena Urbano, una división del Directorio de Sanidad Indígena de Seattle. En un informe de 2018, el instituto halló que, de los 29 estados investigados, Washington era el segundo con más mujeres y niñas indígenas americanas y nativas de Alaska desaparecidas y asesinadas.
Lekanoff, que es de las comunidades Tlingit y Aleut, dice que el sistema transmitirá a los habitantes de Washington que “no se trata solo de un asunto indígena, sino de una crisis que es responsabilidad de todos. Queremos escuchar su grito cuando la separen de su familia. Y este sistema de alarma es su grito”.
¿Cómo funcionará?
El sistema de alarma propuesto funcionará de manera similar a las “alarmas plateadas”, que se usan en Washington y otras docenas de estados del país para ayudar a localizar a personas vulnerables desaparecidas. La idea consiste en que, cuando se informe de la desaparición de una persona indígena, las fuerzas de seguridad puedan activar la alerta, para después transmitir los detalles para identificarla por mensajes radiofónicos, carteles y comunicados de prensa para los medios.
“Mientras esto siga en los rincones oscuros de nuestro estado y no se hable de ello ni se comparta información, la crisis continuará”, dice el fiscal general de Washington Bob Ferguson, que trabajó con Lekanoff en el proyecto de ley. “Creo que un paso importante para abordar la crisis, uno de muchos, es poner el foco en ella”.
Algunos líderes indígenas de todo el estado también han declarado su apoyo a la ley. Pero también hay quien se cuestiona por qué el sistema no se ha aprobado antes, debido a los muchos años que acumula esta crisis.
“Esto es algo que podría haberse realizado muy rápidamente cuando se tomó consciencia de la gravedad del tema”, dice la consejera de la comunidad Puyallup Anna Bean. “Es algo que podríamos haber puesto en marcha hace mucho tiempo”. Aun así, añade que “ahora se ha puesto sobre la mesa y se está haciendo algo. Y estoy muy agradecida por ello”.
Bean, que también es miembro del Grupo de Trabajo del estado de Washington para Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas, describe a la tribu Puyallup, cuya reserva se encuentra a lo largo del corredor de la carretera interestatal US 5, como el “terreno de juego” para el tráfico de personas y otros tipos de crímenes que provocan las desapariciones. Según apunta, este tipo de sistema de alarma podría marcar una gran diferencia en estos casos, en los que la difusión rápida de información precisa sobre una desaparición resulta vital.
Una herramienta que llega tarde
Hace pocos años, la familia de Andy Joseph Jr., el director del Consejo Empresarial de Colville, el órgano que gobierna a las Tribus Confederadas de la Reserva Colville, se encontró en una situación trágica cuando el novio de la cuñada de su hija se llevó a los hijos pequeños de la pareja. El hombre fue atrapado en parte gracias a las publicaciones de la comunidad en Facebook, pero Joseph cree que el agresor podría haber sido encontrado incluso antes si hubiera habido un sistema de alerta en funcionamiento como el propuesto.
“Creo que nuestra gente se sentiría mucho más segura y también creo que los delincuentes se lo pensarían un poco más antes de intentar hacer algo así, porque sabrían que probablemente serán identificados”, dice.
Algunos líderes indígenas han recomendado que el sistema de alarma incluya elementos como una foto del individuo desparecido y que el sistema sea automático, en lugar de ser activado por las fuerzas de seguridad, para que nadie sea pasado por alto. También han sugerido que debería mejorarse la recolección de datos más amplios sobre la crisis, para comprender mejor el problema y el posible impacto de un sistema de alarma semejante.
Lekanoff dice que los detalles del sistema serán elaborados consultando a las 29 comunidades indígenas reconocidas federalmente en el estado de Washington. La representante dice también que la propuesta ha recibido apoyo de legisladores de ambos partidos y que espera que, a partir de la sesión iniciada la semana pasada, el proyecto sea aprobado.
Lekanoff también hace referencia a la marca de la mano roja sobre la boca, convertida en el símbolo del movimiento por las indígenas desaparecidas y asesinadas. “El sistema de alarma quita esa mano. Desata los gritos de aquellas mujeres que están siendo asesinadas o robadas de sus familias, de sus hijos, de sus comunidades”, dice.
Traducción de Ignacio Rial-Schies