El ex primer ministro checo Andrej Babis se enfrenta a unas elecciones presidenciales que podrían truncar su carrera

Robert Tait

Praga (República Checa) —

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El ex primer ministro checo Andrej Babis se enfrenta este fin de semana a un desafío que podría definir su carrera cuando los votantes emitan su veredicto en unas elecciones presidenciales que, según los sondeos, podría perder de forma contundente.

El combativo Babis, que junto con su aliado el presidente saliente, Miloš Zeman, ha dominado la política del país centroeuropeo durante la última década, se enfrenta a un militar condecorado, Petr Pavel -general retirado y antiguo segundo al mando de la OTAN- en una segunda vuelta que muchos observadores consideran crucial para el futuro de la democracia checa.

Las urnas se abren este viernes y se cierran el sábado.

Pavel, de 61 años, ex jefe del Estado Mayor del Ejército, ha adoptado una pose de hombre de Estado acorde con su promesa de devolver la dignidad a un cargo político que muchos checos consideran mancillado por las provocaciones de Zeman. En una ocasión, Zeman bromeó con el presidente ruso, Vladímir Putin, sobre la necesidad de “liquidar” a los periodistas, y en una visita de Estado a China dijo que estaba allí para aprender “cómo estabilizar la sociedad”.

Los partidarios de Pavel han establecido un contraste invocando el espíritu del difunto Václav Havel, dramaturgo y antiguo disidente que se convirtió en el primer presidente poscomunista de Checoslovaquia tras la Revolución de Terciopelo de 1989.

Los sondeos de opinión sugieren que el mensaje de Pavel está resonando. Dos agencias checas de encuestas, Median y Stem, han dado a Pavel una ventaja del 58% frente al 42% de Babis. Se trata de una diferencia mucho mayor que en la primera vuelta, hace dos semanas, cuando Babis acabó justo detrás de Pavel en un campo más amplio, aunque ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría necesaria de los votos emitidos para evitar una segunda vuelta.

Pavel también ha transmitido la impresión de apoyo popular organizando mítines multitudinarios en Brno y Ostrava, las dos mayores ciudades checas fuera de la capital, Praga.

Desinformación y victimismo

En respuesta, Babis ha recurrido al ataque sin cuartel, pintando a Pavel como un belicista empeñado en arrastrar a la República Checa al conflicto del lado de Ucrania en su lucha contra Rusia -una táctica denunciada por los críticos como desinformación-, al tiempo que se presenta a sí mismo como víctima de amenazas de muerte y difamaciones.

Un día después de su derrota en la primera vuelta, Babis -un magnate multimillonario que posee un imperio empresarial multisectorial- apuntó contra las credenciales militares de Pavel mostrando una valla publicitaria con el lema: “No arrastraré a la República Checa a la guerra: Soy diplomático, no soldado”.

A esto siguió un mensaje de texto anónimo, supuestamente de la campaña de Pavel, en el que se agradecía a los votantes su apoyo en la primera vuelta de los comicios y se les ordenaba “presentarse en la sección más cercana de las fuerzas armadas, donde recibirán las armas necesarias para su movilización a Ucrania”.

Los textos provocaron una investigación policial, ya que Pavel alegó trucos sucios y señaló con el dedo a los partidarios de Babis. Pavel también se ha quejado de un vídeo que circula en las redes sociales y que parece haber sido cuidadosamente editado para mostrarle falsamente abogando por la guerra contra Rusia.

Daño diplomático

No hay pruebas de la implicación directa de Babis en ninguno de estos episodios. Sin embargo, el candidato abundó en el tema en un debate el pasado domingo por la noche en la televisión pública checa. Inicialmente, el ex primer ministro se había comprometido a boicotear el debate pero cambió de opinión a última hora debido a la caída en picado de sus resultados en las encuestas.

Babis llegó con un aspecto notablemente más hirsuto que de costumbre. Se había dejado crecer la barba de chivo, apenas perceptible, en lo que podría haber sido un esfuerzo por competir con el frondoso vello facial de su oponente, al estilo de la dinastía de los Habsburgo.

A continuación, provocó indignación al tratar de socavar la disposición del artículo cinco de la OTAN sobre seguridad colectiva: respondió “rotundamente no” cuando se le preguntó si desplegaría tropas checas en Polonia y los países bálticos en caso de invasión rusa.

Tras la condena de Polonia, Babis publicó un tuit aclaratorio, insistiendo en que respetaba las obligaciones de la OTAN. Pero el daño diplomático ya estaba hecho, y Pavel siguió con su propio tuit, en polaco, prometiendo una pronta visita a Polonia si resultaba elegido.

Babis anunció este martes que abandonaba la campaña pública tras recibir una amenaza de muerte que denunció a la policía, días después de informar de que su mujer había recibido una bala por correo, y exigió el fin del “odio y la agresión”.

Pavel respondió con dureza a través de su cuenta de Twitter, invitando a Babis “a calmar la situación” y afirmando que el ambiente cargado era “resultado de su campaña”.

Jan Hartl, fundador del grupo demoscópico Stem, califica las tácticas de Babis de “improvisación” destinada a atraer a los últimos partidarios abriendo divisiones radicales, pero dijo que era improbable que funcionaran. “La opinión pública checa no es muy radical y no muestra el tipo de radicalización que Babis intenta introducir en la carrera”, dice. “Dudo que pueda atraer a muchos nuevos votantes haciendo esto”.