El efecto económico del coronavirus: la globalización teme por China
En el momento de publicar este reportaje hay más de 40.000 infectados por el Coronavirus, la mayor parte en China. Han muerto más de 900 personas y se han registrado contagios en casi 30 países. Dado el papel que China juega en la economía mundial, el efecto rebote podría ser largo y profundo.
¿Por qué juega China un papel tan importante en la economía mundial?
El extraordinario crecimiento económico chino a lo largo de los últimos 40 años ha tenido como consecuencia que se haya convertido en la segunda potencia económica mundial. Tiene un PIB de casi 13,6 billones de dólares (frente a los 20,5 de Estados Unidos) y un crecimiento interanual consolidado del 7%, muy por encima del resto de las economías desarrolladas.
China ha llegado a esta situación porque ha logrado sustituir a Estados Unidos como base del comercio mundial. China es el mayor vendedor de bienes de consumo del planeta y se acerca a Estados Unidos en servicios comerciales. Tan rápido que sólo en 2018 creció un 18%. La estrategia consolidada hace tiempo de comprar componentes y partes en China, junto con el crecimiento del inmenso mercado interno, ha servido de aliciente a miles de empresas extranjeras para abrir fábricas en China, participar en las redes de distribución locales y abrir puntos de venta en el país.
China juega un papel muy importante en las cadenas logísticas globales: gran parte de las materias primas de todo el mundo viajan a China antes de ser transformadas en producto final. La batalla de aranceles librada el año pasado con Estados Unidos ha mostrado el poder de la economía china para irrumpir en el mercado global e imponer nuevas reglas.
¿Cómo está afectando el virus a la actividad económica interna de China?
La mayor parte de las industrias en China cierran las dos semanas alrededor del año nuevo lunar. La mayor partes de las fábricas no iban a abrir en cualquier caso hasta este fin de semana y algunas ya lo han retrasado hasta el 14 de febrero por precaución. Hay decenas de millones de personas encerradas en ciudades por todo el país que no pueden regresar a sus lugares de residencia.
Los fabricantes de automóviles cierran sus plantas y los puertos registran mucha menos actividad que de costumbre. Las empresas pequeñas y medianas que funcionan a partir de contratos a corto plazo ya sienten los problemas. Quienes tienen pocas reservas financieras o de almacén ya están sufriendo. Algunas informaciones apuntan a que determinadas granjas están a pocos días de quedarse sin comida para sus animales.
Wuhan, que tiene unos 11 millones de habitantes y es el epicentro del estallido de coronavirus es un importante centro industrial que funciona como plataforma de la industria automovilística e imán para la inversión extranjera.
Es la tercera ciudad más importante de China en cuanto a educación e investigación. Tiene dos de las 10 universidades más importantes del país. Es mejor no imaginarse lo que podría suceder si la situación actual se alarga durante semanas. El impacto económico puede ser muy alto. El presidente Xi Jinping ya lo reconoció la semana pasada.
En respuesta, las autoridades redoblan sus esfuerzos por reforzar el armazón económico con medidas como una importante reducción de tarifas a las importaciones de productos estadounidenses o un abaratamiento del precio del dinero para empresas y consumidores.
¿Cuál podría ser el impacto final en China?
La economía creció un 6% en 2019, según las cifras oficiales del Gobierno chino. Es la tasa de crecimiento más baja de los últimos 30 años y supone una reducción importante respecto del 10% de crecimiento que se registraba en 2010. Se esperaba que 2020 fuera el año de una recuperación relevante una vez concluida la larga guerra comercial de 2019 con la Administración del Presidente Donald Trump.
Pero el coronavirus da al traste con esos planes. La mayor parte de los analistas aún predicen un crecimiento que podría superar el 5% incluso asumiendo la extensión del virus y su impacto en el consumo, el sistema productivo y la administración pública.
Zhang Ming, miembro de la Academia China de Ciencias Sociales, es pesimista. En declaraciones a la revista Caijing ha dicho que “el crecimiento del PIB en el primer cuatrimestre de 2020 podría ser del 5%, pero no podemos descartar la posibilidad de que caiga por debajo de esa cifra”.
La economista jefa de Enodo, Diana Choyleva, cree que la cifra real de crecimiento en 2019 estuvo en realidad más cerca del 3,7% que de la cifra oficial. La economista es mucho más pesimista sobre el impacto del virus y cree que este año estará por debajo de esa cifra. Los hay que hablan hasta de contracción del crecimiento en el peor de los casos
Algo que jugará un papel muy importante es que los inversores que esperan un fuerte rebote decisivo una vez contenido el estallido del virus podrían verse decepcionados. Choyleva apunta a la gran cantidad de deuda de difícil cobro que sobrevuela la industria estatal, muy desactualizada y que arrastra las posibilidades de crecimiento del país desde hace tiempo.
El Banco Central de China ya está bombeando fondos a la economía para que el ritmo de endeudamiento no baje debido al virus. De ese modo creen que la inversión empresarial no decaerá. Pero Choyleva cree que ese dinero, barato y en grandes cantidades sólo sirve para que no se hundan totalmente algunas empresas que ya están muertas.
¿Cuáles son los sectores más vulnerables?
El sufrimiento económico comenzó a notarse en la industria turística y todo lo relacionado con los desplazamientos, sobre todo porque el virus estalló en una época del año en la que China se va de vacaciones. Ha habido muchas cancelaciones de vuelos y reservas hoteleras en China y por toda la región, que depende del turismo chino. Toda la red ha resultado afectada desde el centro del país hasta Hong Kong. Algunas aerolíneas han disminuido ya su oferta. Cathay Pacific ha anunciado un recorte del 30% de sus vuelos a lo largo de las próximas semanas y ha pedido a sus empleados que se vayan de vacaciones sin cobrar.
Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, señala: “El número de pasajeros ha caído un 55% en comparación con el año nuevo lunar de 2019. Como los turistas chinos gastan mucho en la región, el impacto se siente más allá de las fronteras chinas”.
Si la crisis continúa, las consecuencias serán muy visibles. Los ciudadanos chinos realizaron 173 millones de desplazamientos el año pasado y su gasto asciende a más de un cuarto de billón de dólares. China gasta más que cualquier otro país del mundo en viajes.
Y el turismo es sólo el vértice de la pirámide. Hay cadenas de suministro en el sector automotriz, en la electrónica o en la industria pesada que ya empiezan a sentir el crujido de la economía china. Las empresas de transporte marítimo ya informan de una fuerte caída en el número de contenedores alquilados.
Por otro lado, China consume muchísimas bebidas y alimentos. Uno de los indicadores de la semana pasada y que ha caído totalmente es el del café. Starbucks tiene 4.000 cafeterías en China. La mitad están cerradas.
¿Qué sucede en las bolsas?
Los mercados asiáticos han pasado por una semana de vértigo. Comenzaron cayendo por un descenso de las ventas minoristas, los servicios de consumo y los de transporte y luego se recuperaron por la esperanza de contención del virus. Los mercados occidentales siguieron la misma tendencia.
Los precios del petróleo también han sentido la presión. Anticipan un frenazo en la demanda global, como sucede con otras materias primas. China es el mayor importador mundial de crudo y consume muchos metales como cobre y hierro. Las empresas de viajes, fabricantes de automóviles y los productos de lujo son algunos de los sectores más afectados por la volatilidad.
Antecedentes históricos de este tipo de crisis
En 2002 y 2003, el SARS se extendió por 37 países sin que nadie supiera como detenerlo ni, a veces, como darse cuenta de que estaba sucediendo. Hubo pánico, más de 8.000 personas infectadas y 750 personas fallecidas. Se cree que los daños causados por el SARS estuvieron entre los 30.000 y los 50.000 millones de dólares. Es mucho dinero, pero se trata de una gota de agua en el mar si se compara con el producto económico global de 35 billones de dólares.
El coronavirus se extiende a una velocidad seis veces mayor que el SARS, sobre todo por contagio entre personas que no muestran síntomas. China es una economía mucho más abierta ahora que en 2002 y por eso el impacto se prevé mucho mayor.
¿Qué empresas internacionales sufrirán más impacto si China entra en crisis?
Muchas empresas internacionales dependen de proveedores chinos. 290 de los 800 proveedores de Apple están en China. El país es responsable del 9% de toda la producción televisiva del mundo. Según el índice de Resiliencia DHL 360, que mide la capacidad de adaptación de las cadenas logísticas, la mitad de toda la producción de Wuhan está vinculada con la industria del automóvil y el 25% a los suministros tecnológicos.
Los ejecutivos del sector del autómovil en Europa y Estados Unidos advierten de que están a semanas de que comience la escasez. Hyundai ya ha detenido sus operaciones en Corea del Sur debido a que le faltan materiales que deben llegar de China.
Como muestra de la integración de algunas empresas extranjeras con China, Corning, una corporación estadounidense del sector del vidrio y la cerámica, ha construido 19 fábricas en China y más de 5.000 empleados chinos. La empresa tiene pensado incrementar su actividad después de invertir 1.000 millones de dólares en una fábrica puntera de vidrio negro como el que se usa en las pantallas LCD.
Apple compra a fábricas en China. Y allí cuenta con una red de 42 tiendas Apple que han cerrado durante la crisis del virus. Otras empresas estadounidenses, desde Starbucks, con más de 4.000 cafeterías, a Levi's han cerrado. Aunque Levi's solo ha cerrado la mitad de su operación en China y sólo representa el 3% de sus ventas globales.
¿En qué países?
El sudeste asiático está expuesto y las economías regionales vinculadas a lo que suceda en China, también. Merece la pena recordar que por la peor crisis financiera de la Asia de posguerra, en el 97 y 98, se culpó a la devaluación de la moneda china.
Japón puede ser una economía rica, pero está muy expuesta. China es un gran comprador de la maquinaria industrial japonesa, así como de sus coches y camiones o de productos tecnológicamente avanzados. Las partes chinas viajan en la dirección contraria, alimentando las fabricas japonesas.
Y luego están los millones de turistas chinos que visitan a su vecino del este cada año. 400.000 personas de Japón ya han cancelado viajes en el primer cuatrimestre de 2020.
La economía australiana también está muy vinculada con China. El primer Ministro Scott Morrison advirtió la semana pasada del “peso real en la economía”. Incluso las universidades australianas sufren porque han regresado menos estudiantes chinos para este semestre.
Reino Unido, al igual que otros países europeos, está en una situación en la que se puede reducir el número de viajeros chinos sin demasiado impacto en la economía. El mayor impacto se sentirá si el comercio global, como se espera, comienza a ralentizarse.
¿Puede afectar la crisis en las elecciones de EEUU?
Hay muestras de que el impacto del virus comienza a pesar sobre la economía de las pequeña y mediana empresa estadounidense. Las empresas pueden encontrar mayores dificultades para acceder a los componentes necesarios para elaborar sus productos. Podrían arrastrar a la recesión a un sector, el manufacturero, que ya sufrió el año pasado.
Cierres de fábricas en la América profunda como Ohio o Pensilvania podrían generar problemas en la reelección de Trump, que ha puesto el foco en los empleos industriales que devolvería a ciertos estados.
Pero aún quedan nueve meses para la posible reelección de Trump. Queda mucho partido. Todavía es difícil aventurar posibles consecuencias. Dependerá de lo que dure el virus.
¿Entonces cuál será el impacto global en la economía?
Los economistas especulan con cuidado. Podría perderse un 0,3% de crecimiento global, aunque este permanecería en torno al 3%.
Christian Keller, responsable de investigación económica de Barclays, ha dicho que el impacto en la economía mundial podría no llegar nunca. Que la previsión del 3,3% de crecimiento para 2020 podría mantenerse. Pero los pesimistas advierten de que si el virus continúa expandiéndose y la economía china sigue sufriendo consecuencias durante meses, sería posible que haya alguna recesión global, sobre todo dada la poca munición monetaria de la zona euro en caso de emergencias.
Keller sostiene que “hay un riesgo de que el mecanismo de contagio adverso y lo limitado de la respuesta política pueda empujar a la economía global a la recesión”.
Traducido por Alberto Arce
7