El encuentro este miércoles entre Xi Jinping y el aislado presidente ruso Vladímir Putin, durante el evento diplomático más importante del año para China, es una prueba de la estrecha relación que mantienen los dos líderes en medio de la guerra en Ucrania.
Dirigiéndose a los delegados de otras naciones durante la apertura del foro de la Nueva Ruta de la Seda, el presidente de China incluyó en su discurso un pronunciamiento contra las sanciones internacionales. “Nosotros no elegimos la confrontación ideológica, la rivalidad geopolítica y la política de bloques; pero estamos en contra de las sanciones económicas, de las coacciones económicas, del desacople en las cadenas de suministro y de sus interrupciones”, dijo Xi. En medio de las tensiones con Pekín, el Departamento de Comercio de EEUU amplió este martes sus controles a la exportación de chips y tecnología hacia China.
Durante el discurso de inauguración, Xi presentó a China como un país líder en el fomento de la cooperación internacional gracias a los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda. Desde su lanzamiento hace una década, han participado en ella más de 150 países y 30 empresas internacionales. “A China solo le puede ir bien cuando al mundo le va bien; cuando a China le vaya bien, al mundo le irá aun mejor”, sostuvo el mandatario durante una ceremonia inaugural que tenía como objetivo proyectar la visión de Xi para una “nueva era”.
Putin habló a continuación de Xi. El presidente ruso alabó los “éxitos” de “nuestros amigos chinos” y dijo que esperaba ver a China triunfar con sus futuras iniciativas de desarrollo. El éxito de China es “verdaderamente importante para nosotros”, dijo.
Según la agencia Reuters, poco antes de que Putin comenzara su discurso, un puñado de delegados europeos abandonaron la sala, entre los que figuraba el ex primer ministro de Francia, Jean-Pierre Raffarin.
En el programa del miércoles, y al margen del foro, también estaba prevista una conversación en profundidad entre Xi y Putin.
Países dependientes
La última vez que Putin visitó la capital china fue en 2022 y solo tres semanas después, se disponía a invadir Ucrania. De acuerdo con los analistas, la invasión pilló desprevenido a Xi y dificultó sus intentos de reconstruir relaciones comerciales con los socios occidentales, especialmente los europeos, después de tres años de restricciones y de fronteras cerradas a cal y canto.
Aun así, el apoyo dado por China a Rusia desde que comenzó la invasión ha sido, en gran medida, inquebrantable. Aunque ha tratado de posicionarse como un mediador por la paz en Ucrania, el continuo apoyo económico y político otorgado a Rusia ha dejado claro el compromiso que Pekín mantiene con Moscú.
Rusia no ha firmado oficialmente el acuerdo de la Nueva Ruta de la Seda, pero esta es la tercera cumbre a la que asiste Putin, que también participó en la de 2017 y en la de 2019. Rusia se ha beneficiado del apoyo económico de China, especialmente desde que comenzó la guerra, con un incremento de casi 30% en el comercio entre los dos países durante los nueve primeros meses de 2023 (con relación al mismo período del año anterior).
Se cree que China no ha proporcionado armas letales a Rusia, pero la tecnología y el hardware clave que sí ha suministrado le han servido de salvavidas a la economía de Rusia y a sus esfuerzos bélicos.
El Departamento de Comercio de Estados Unidos impuso en septiembre restricciones comerciales a 11 empresas chinas y acusó a algunas de ellas de entregar a Rusia equipos para fabricar drones. De acuerdo con una encuesta publicada a principios de 2023 por una empresa de sondeos rusa, el 63% de las empresas industriales de Rusia se ha pasado a proveedores chinos para garantizar el suministro de bienes que son objeto de sanciones occidentales.
Aun así, la guerra ha sido dolorosa para China. Según un análisis publicado a principios de 2023 por Janis Kluge (del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad) y Joseph Webster (del Atlantic Council), el PIB chino en diciembre de 2023 será unos 140.000 millones de dólares menor (alrededor del 0,7%) al que se había pronosticado para ese momento en 2021 debido al caos económico desatado por la guerra, incluyendo el aumento en los índices de inflación.
De acuerdo con Webster, “desde el comienzo de la guerra las dos partes han profundizado su dependencia de una manera dramática; China es ahora indiscutiblemente el principal socio comercial de Rusia, suministrándole bienes civiles clave y hasta bienes militares de doble uso que contribuyen al esfuerzo bélico del Kremlin”.
Un orden mundial “multipolar”
China también ha pagado un precio diplomático. Los líderes occidentales han pedido a Xi que presione a Putin para terminar el conflicto, pero aparentemente ha sido en vano. Las tensiones han servido a China para apreciar los beneficios de un orden mundial “multipolar”, la palabra de moda que Xi y Putin pronuncian para referirse a un sistema internacional desvinculado de la hegemonía estadounidense.
Como dice Webster, “por el momento Xi y Putin comparten intereses en el corto plazo y una profunda antipatía por la democracia constitucional”.
Para Xi, el foro de la Nueva Ruta de la Seda de esta semana es una oportunidad de exponer sus argumentos frente a docenas de países del sur global que se han beneficiado de la generosidad de China desde hace 10 años, cuando comenzó la iniciativa. Muchos de esos países no se han pronunciado sobre la guerra de Rusia en Ucrania.
En una entrevista con medios estatales chinos que fue publicada el fin de semana, Putin dio sus parabienes a la ampliación del grupo BRICS de economías emergentes. China había respaldado en agosto la incorporación de seis nuevos países al bloque. “Es una manifestación de... la formación de un mundo multipolar”, dijo Putin durante una entrevista concedida a la cadena china de televisión CCTV: “Nadie quiere ser vasallo de otro país”.
En lugar del caudaloso torrente de préstamos que fluía en 2015, cuando la Nueva Ruta de la Seda estaba en su apogeo, las inversiones financiadas por China se han ido reduciendo y dirigiendo hacia proyectos específicos. Xi tratará de atraer ahora a los países de la Nueva Ruta de la Seda con un argumento ideológico y político. Una retórica en la que Putin es un aliado esencial por hacerse eco de las críticas chinas al dominio de Washington en la escena mundial.
Traducido por Francisco de Zárate.