Regreso al Futuro: la batalla económica de la campaña es entre Reagan y Bill Clinton
Mientras a Donald Trump se lo acusa de hipócrita por sus asuntos tributarios personales, un argumento cada vez más presente en su campaña es que eliminar cargas tributarias a los más ricos sería a largo plazo beneficioso para todos.
Según sus asesores, esta “teoría del derrame” –que Hillary Clinton ridiculiza– se remonta a los años ochenta, cuando Ronald Reagan quiso estimular el crecimiento recortando impuestos.
Pero un nuevo análisis de un thinktank independiente de Washington, el Comité por un Presupuesto Federal Responsable, calcula que si los recortes tributarios de Trump no generan el crecimiento estilo Reagan que prometen, se corre el riesgo de aumentar el endeudamiento público del país en 4,7 billones de euros.
Los demócratas recuerdan otra perspectiva económica opuesta, la de Bill Clinton en los noventa, que reivindican una recuperación del poder adquisitivo de la clase media en lugar de recortarle los impuestos a los ricos. Aumentando algunos impuestos y también el gasto público, las estimaciones sugieren que el programa económico de Hillary Clinton aumentaría el endeudamiento público estadounidense en 178.000 millones de euros. Sus seguidores argumentan que esa cifra recuerda la política tributaria de su marido.
Esta nueva batalla ideológica entre la “Reaganomía” y la “Clintonomía” explotó la semana pasada durante un debate entre dos veteranos económicos en Washington.
“Hay una diferencia fundamental entre la economía del Derrame y la Ascendente,” explicó Gene Sperling, que fuera director del Consejo Nacional de Economía durante la presidencia de Bill Clinton y ahora es asesor económico de Hillary Clinton.
“Nosotros creemos que el crecimiento económico lo genera una clase media fuerte. El equipo de Trump dice que recortar impuestos a los más ricos impulsará una dinámica de crecimiento que se derramará hacia la clase media, pero no hay evidencia de que esto haya funcionado alguna vez”.
Quizás en lo único que estén de acuerdo ambos lados es que la diferencia entre ellos es enorme.
“En estas elecciones se elige entre el día y la noche,” asegura Stephen Moore, un importante asesor económico de Trump que cree que los recortes tributarios de Reagan produjeron “uno de los mejores momentos económicos de la historia de Estados Unidos”.
“Las dos perspectivas económicas son radicalmente opuestas,” afirma, y agrega: “Sí, es verdad que nos endeudamos mucho durante la presidencia de Reagan, pero reconstruimos la economía estadounidense de una forma increíble. Queremos recortar los impuestos para hacer que la economía crezca. Ella quiere aumentar los impuestos para que crezca el Estado.”
Ninguno de los dos partidos quiere reivindicar las políticas económicas de los últimos dos presidentes, que siguieron caminos similares a sus predecesores del partido, pero con resultados variados.
Los asesores de Trump piensan que Clinton es complaciente respecto del poco crecimiento de los salarios durante las presidencias de Barack Obama, una medida que se mejoró recientemente pero que sigue siendo nula dado el crecimiento del empleo y el precio de las acciones.
“Muchos estadounidenses sienten que esta recuperación en realidad no ha tenido nada de recuperación,” dice Moore. “Si la gente se siente bien en noviembre, cuando sea momento de votar, entonces ganará Hillary. Pero si la gente quiere un cambio de verdad, y yo creo que sí lo quieren, entonces Trump ganará las elecciones cómodamente”.
Los demócratas señalan la crisis financiera que dejó George W Bush, que concluyó con una reducción del 7,6% del PBI al momento de la investidura de Obama. Ellos argumentan que si la economía se salvó fue porque ellos actuaron rápido.
“Los problemas que tenemos nacieron con la crisis financiera,” indica Sperling, “que no fue un fracaso de las políticas progresistas sino que surgió de un período de recortar impuestos a los más ricos y de dejar que Wall Street hiciera lo que quisiera.”
Sperling, que fue un importante asesor de Obama, admitió que el crecimiento económico y de los salarios podría haber sido mejor. Pero negó que los Estados Unidos esté simplemente entrando en una etapa de desarrollo lento.
“Estoy convencido de que podemos tener un crecimiento del sector privado del 4%, porque eso logramos con Bill Clinton,” afirma. “Eso fue cuando los impuestos pasaron del 31% al 39,6%. Todos decían que la economía se hundiría, pero no hay evidencia de que eso haya sucedido.”
Los seguidores de Trump también dicen que su perspectiva está malinterpretada, e insisten en que reducir los impuestos corporativos al 15% y las reducciones compensatorias del impuesto a la renta cerrando fisuras no significan necesariamente reducir los impuestos a los más ricos.
“Muchas personas ricas tienen negocios pequeños,” dice Moore. “¿Pero sabes qué? Generan empleo. La evidencia es clara en que para subir los salarios hay que invertir en las empresas, y eso no está sucediendo ahora con este gobierno.
“Si hacemos esto, pensamos que aumentarán los salarios, no de los ricos, sino de la clase media. Estamos muy orgullosos de esto, creemos que es el plato fuerte de nuestro programa.”
El equipo de Trump argumenta que el resultado no sería una mayor desigualdad, como afirman los demócratas, sino 1,78 mil billones de euros más en inversiones y un aumento de salarios del 9%.
Clinton quiere invertir en infraestructura y programas de empleo que dice que harán crecer la economía al poner más dinero en el bolsillo de los consumidores de la clase media.
Ambas proyecciones dependen de circunstancias imponderables. Por eso los asesores de 2016 buscan volver a las batallas de los años 1980s y 1990s.
Reaganomía Vs. Clintonomía
Años de presidencia: Reagan 1981-1989, Clinton 1993-2001
Ley tributaria principal: Reforma tributaria de 1986 vs Ley de Reducción del Déficit de 1993
Presupuesto récord: 1,25 billones de déficit vs 56,16 de superávit
Crecimiento promedio del PBI: 3.64% vs 3.82%
Crecimiento promedio del empleo mensual: 166.000 vs 242.000
Traducción de Lucía Balducci