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Problemas para llegar a fin de mes y ciudades sucias: entre las consecuencias del cierre de Gobierno en EEUU

Trump acusó a los demócratas del cierre de Gobierno en una reunión el pasado 2 de enero junto a un cartel de sí mismo en el que se lee "Llegan las sanciones"

Khushbu Shah

Atlanta —

Una cuarta parte del gobierno estadounidense lleva dos semanas sin funcionar debido a la disputa sobre los cinco mil millones de dólares que Donald Trump exige para su muro en la frontera con México. Sin poder cobrar, los empleados y contratistas del gobierno nacional ya han comenzado a sentir el impacto.

El impasse afecta a más de 800.000 personas en todo Estados Unidos. Algunas han sido enviadas a casa privados de su sueldo, otras siguen trabajando sin cobrar, y la gran mayoría se pelea con los números para pagar las cuentas y comprar comida mientras la parálisis gubernamental se extiende sin plazo definido.

En Virginia, John Deal es un contratista de la NASA. Entrevistado el día de Navidad por el periódico The Guardian, explicó que él y su esposa (también trabaja para la NASA) habían perdido el 100% de los ingresos familiares por la parálisis gubernamental. Una de sus hijas todavía vive con ellos y contribuye con la compra familiar con su primer salario como maestra. “Nosotros somos operarios, no ganamos sueldos de seis cifras como el señor Trump o el señor Pence”, dice Deal. Para seguir recibiendo su salario, Deal y su mujer han registrado estos días como si fueran de vacaciones. No obstante, advierte, el pago de la cuota por la hipoteca familiar está a punto de llegar.

Fecha indefinida de desbloqueo

Todavía no se sabe cuándo terminará este cierre parcial del gobierno. Tuvo su inicio el 22 de diciembre, cuando el presidente Trump exigió más de 5.000 millones de dólares para construir el muro; una de sus principales promesas de campaña fue que sería México quien pagaría por él. Por el momento, los republicanos han rechazado la propuesta demócrata de una ley de financiación que reabriría las dependencias del gobierno pero que no asigna ningún fondo para el muro.

En un tuit publicado este jueves, horas antes de que los diputados del nuevo Congreso tomaran posesión, Trump culpó del cierre del Gobierno a las elecciones de 2020. Antes, había asumido toda la responsabilidad. “Así que me haré cargo, seré yo el que lo cierre”, dijo una semana antes del bloqueo.

La semana pasada, la Oficina de Administración de Personal (responsable de los empleados federales), envió consejos y cartas tipo a los trabajadores para que negociasen con ellas sus bajos ingresos durante el período de suspensión. “Tal y como hablamos, soy un empleado federal recientemente suspendido por la falta de fondos de mi agencia. Esto ha provocado una reducción importante en mis ingresos y que no pueda pagar el costo total de mi hipoteca, además de mis otros gastos”, dice una de las cartas sugeridas.

Colleen Regan (31) trabaja en Detroit, Michigan, para una agencia de policía federal. Vive sola en el sótano de un amigo mientras espera que termine la parálisis gubernamental. Se mudó desde Chicago para trabajar y le quedan pocos ahorros pero, por ahora, se las arregla con la última paga. “También soy veterana del ejército con heridas. Así que, con lo que cobro de pensión me alcanza para algunas de mis cuentas, pero no para todas; estoy harta de que todos me digan que debía haber manejado mejor mi dinero”, lamenta.

En cuanto se enteró del cierre, Regan corrió a la tienda a comprar un paquete de nueve kilos de arroz y cuatro kilos y medio de patatas para alimentarse. “Puedo sobrevivir con muy poco”, dice, “pero el dinero desaparecerá en cuanto lleguen las facturas del mes”. Regan pasa la mayor parte del día indagando sobre este fenómeno y buscando posibles trabajos temporales, pero teme que nadie quiera contratar a una persona en una situación laboral tan incierta como la suya.

Otros documentan en Twitter las historias de sus días sin paga usando el hashtag #shutdownstories. Como ya hizo en cierres de gobierno anteriores, la guardabosques de parques nacionales Sharon Stiteler tuitea una vez por día. Esto fue lo que escribió el undécimo día desde el actual impasse: “Me pregunto si voy a volver al trabajo mañana.... actualizar noticias, actualizar noticias, actualizar noticias, actualizar noticias, actualizar noticias”.

Las ciudades, hechas un caos

Sin el trabajo de los guardabosques, los parques nacionales de EEUU se han convertido en un desastre; esta semana tuvo que cerrar el de Joshua Tree, en California. En los baños públicos se acumulan las heces humanas y los cubos de basura flotan en mares de porquería sin empleados de limpieza que los vacíen.

Los tribunales de inmigración, que ya venían con demoras, ahora experimentarán aún más retrasos. A las personas no arrestadas que tenían audiencias programadas “se les dará una nueva fecha posterior a la reanudación de los fondos”.

El Zoológico Nacional y el Smithsonian Institute, en la ciudad de Washington, están cerrados y sin fecha de apertura. Por el momento, un personal mínimo cuida de los animales; probablemente sin paga, como cientos de miles de empleados federales.

Angel Stephensen, supervisora de la TSA (agencia responsable del transporte y la seguridad]) en el aeropuerto de Salt Lake City (Utah), trabaja sin cobrar ocho horas al día, cinco días a la semana. Así lleva dos semanas. “Mi esposo también trabaja [para la TSA] por lo que los ingresos de toda la familia se han visto interrumpidos con esto”, explica en un mensaje a The Guardian.

“Nuestros puestos de trabajo son considerados esenciales, por lo que se nos exige presentarnos y cumplir con nuestro trabajo aunque no tengamos idea de cuándo volveremos a cobrar; tenemos algunos ahorros, así que estamos mejor que muchas de las personas con las que trabajamos, pero este estrés y ansiedad de no saber si nos pagarán cuando nos toque cobrar es agotador”, asegura.

Traducido por Francisco de Zárate

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