Un contratista de Apple que ayudó a destapar el programa de escuchas de Siri [inteligencia artificial con funciones de asistente personal] ha decidido revelar su identidad para protestar por la pasividad de las autoridades competentes desde que se destapó el escándalo.
En una carta en la que explica su decisión, enviada a todos los reguladores europeos de protección de datos, Thomas le Bonniec señala que “es preocupante que Apple (y sin duda no sólo Apple) siga ignorando y vulnerando los derechos fundamentales y continúe recabando información de forma masiva.
“Estoy profundamente preocupado por el hecho de que los ciudadanos europeos creen que están protegidos por una de las leyes de protección de datos más sólidas del mundo cuando en realidad los gigantes tecnológicos están espiando a una cantidad masiva de usuarios. Aprobar una ley no es suficiente: es necesario hacerla cumplir a todos los que vulneran la privacidad de los ciudadanos”, escribe.
Le Bonniec, de 25 años, trabajó como subcontratista de Apple en sus instalaciones de Cork, transcribiendo las solicitudes de los usuarios en inglés y francés, hasta que en el verano de 2019 decidió dejar la compañía por motivos éticos. Cuando presentó su renuncia, le dijo a The Guardian que consideraba que Apple se movía “en un espacio gris desde un punto de vista moral y legal”. También señaló que la compañía había estado recopilando datos “durante años y a gran escala”, y que alguien debería pararle los pies.
Tras las revelaciones de Le Bonniec y de otros contratistas, Apple prometió que cambiaría sustancialmente su programa de “clasificación”, que implicaba que miles de contratistas escucharan las grabaciones realizadas, tanto accidental como deliberadamente, con Siri. La compañía se disculpó y decidió que a partir de ese momento ese trabajo lo harían sus trabajadores en plantilla. También prometió que solo registraría las grabaciones de los usuarios que habían autorizado explícitamente esta práctica.
En un comunicado emitido en agosto, el gigante tecnológico afirmó que era consciente “de no haber estado la altura” de sus “elevados ideales”. A finales de octubre, publicó una actualización del software que permitía a los usuarios permitir que sus grabaciones de voz se utilizaran para “mejorar el rendimiento del asistente” o, por el contrario, borrar las grabaciones que Apple había almacenado.
La compañía hizo hincapié en el hecho de que, a diferencia de otros sistemas de la competencia, las grabaciones de Siri nunca están vinculadas a una cuenta específica de Apple. Ahora Le Bonniec argumenta que la compañía no ha tenido que rendir cuentas sobre las consecuencias de un programa de escuchas que estuvo activo durante años.
“A diario escuchaba cientos de grabaciones, de varios dispositivos de Apple (por ejemplo, iPhones, relojes de Apple o iPads). A menudo el usuario no había querido activar Siri ni le había hecho ninguna solicitud. Estas grabaciones se recopilaron sin que los usuarios se dieran cuenta, y se almacenaron en conjuntos de datos, con la intención de mejorar la transcripción de la grabación hecha por el dispositivo”, señala.
“En las grabaciones no solo se escuchan a los usuarios de los dispositivos de Apple, sino también a familiares, hijos, amigos, colegas, y a cualquiera que pudiera ser grabado por el dispositivo. El sistema lo grababa todo: nombres, direcciones, mensajes, búsquedas, discusiones, ruidos de fondo, películas y conversaciones. Escuché a personas que hablaban de su cáncer, o de familiares que habían fallecido, o sobre religión, sexo, pornografía, política, educación, relaciones o drogas y que no tenían ninguna intención de que Siri estuviera activada”.
“Estas prácticas son completamente contrarias a las directivas de la compañía en materia de privacidad y deberían ser investigadas urgentemente por los organismos de protección de datos y los organismos de control de la privacidad, señala el whistleblower.
“Con este comunicado, quiero llamar su atención sobre este tema, y también ofrecer mi cooperación para proporcionar cualquier información que pueda demostrar estos hechos. Aunque este caso ya se ha hecho público, hasta donde yo tengo conocimiento no se ha iniciado ningún tipo de investigación sobre estas prácticas de Apple”, concluye Le Bonniec.
Traducido por Emma Reverter