“No van a tomar esta Casa Blanca. Vamos a luchar hasta el final”, arengaba Trump a las masas este lunes durante un mitin en Georgia de cara a la segunda vuelta del Senado celebrada este martes en el estado. El presidente no se amilana en su ofensiva por dar la vuelta a los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre en las que fue derrotado por Joe Biden, pero se le agota el tiempo.
Este miércoles está previsto que el Congreso certifique los resultados electorales. Se trata del penúltimo paso en un camino que acabará probablemente el próximo 20 de enero con la toma de posesión de Biden. Por el momento, la ofensiva judicial del republicano no ha dado los frutos esperados y a Trump solo le queda presionar a sus compañeros de partido y llamar a la movilización en las calles.
Este miércoles, a las 13 hora local (19 hora peninsular), los miembros del Senado y de la Cámara de Representantes se reunirán en una sesión conjunta presidida por el vicepresidente de Trump, Mike Pence, para contar oficialmente los votos del colegio electoral. El presidente tiene grandes expectativas en su número dos para intentar evitar algo que parece inevitable: la victoria demócrata. “Espero que nuestro gran vicepresidente, Mike Pence, haga lo necesario por nosotros. Es un gran tipo. Por supuesto, si no nos ayuda, ya no me gustará tanto. Va a tener mucho que decir”.
En cualquier caso, Trump tiene poco margen de maniobra. Según establece el protocolo, el presidente de la sesión abrirá los certificados sellados enviados por cada estado y se los entregará a las dos personas encargadas de contarlos. En cualquier otro año, el proceso no duraría mucho, pero los congresistas pueden presentar objeciones al recuento. Un miembro del Senado y otro de la Cámara de Representantes deben presentar la objeción por escrito. Si la queja va hacia adelante, la Cámara de Representantes y el Senado se retiran a sus respectivas salas durante un máximo de dos horas y votan la objeción. Ambas cámaras deben aprobarla por mayoría simple para frenar el proceso –los demócratas controlan la Cámara de Representantes–.
Según informa NPR (National Public Radio), la última vez que Senado y Cámara de Representantes votaron una objeción fue en 2005 y ambas cámaras rechazaron la queja, culminando sin problemas en la elección de George W. Bush para su segundo mandato.
A una hora del comienzo de la sesión, Trump ha participado en la movilización convocada en las calles de Washington para presionar a los legisladores, encargados de certificar los resultados de las presidenciales. “Nunca nos rendiremos. Nunca nos daremos por vencido. Nuestro país ha tenido demasiado. Pararemos el robo. He ganado dos elecciones y la segunda la he ganado mejor que la primera”, ha afirmado el presidente a pesar del fracaso de su ofensiva judicial.
“Espero que Mike haga lo correcto. si hace lo correcto, ganamos las elecciones. Si no lo hace, será un día triste para nuestro país”, ha afirmado. “No vamos a permitir tener que estar atrapados otros cuatro años con un presidente que ha robado las elecciones [...] Mirad países del tercer mundo. sus elecciones son más honestas”.
En su intervención en la concentración, Trump ha atacado a los “republicanos débiles” que han aceptado su derrota y a las “fake news”, que ha calificado como “el principal problema” del país. El presidente también ha llamado “estúpidos” a los votantes de Biden.
La extrema derecha se moviliza en las calles de Washington
En los últimos días, Trump ha promocionado las movilizaciones convocadas en Washington bajo el lema '¡Paren el robo!' y 'Marcha por Trump', cuyo objetivo es presionar a los legisladores en el día del recuento oficial en el Congreso.
Entre los manifestantes estarán los Proud Boys, el grupo violento de ultraderecha al que Trump llamó a estar “preparado” durante un debate presidencial con Joe Biden. De hecho, su líder, Enrique Tarrio, fue detenido a su llegada a Washington el lunes por quemar una bandera con el lema 'Black lives matter', la cual retiró el mes pasado de una histórica iglesia afroamericana de la ciudad. También está acusado de un cargo relacionado con posesión de armas. La capital tiene una de las leyes más estrictas al respecto.
Antes de ser detenido, Tarrio dio algunas pistas del comportamiento del grupo durante la jornada de este martes en la capital. “Los Proud Boys acudirán en cifras récord el 6 de enero, pero esta vez habrá un cambio. No llevaremos nuestro tradicional negro y amarillo”, señaló en la red social Parler, utilizada por la extrema derecha. El uniforme del grupo son los polos Fred Perry negros y amarillos y el equipamiento militar. “Nos vestiremos totalmente de negro para la ocasión. Estaremos de incógnito y nos repartiremos por el centro de DC en equipos más pequeños”.
La ciudad de Washignton ha movilizado a la Guardia Nacional para asistir a la policía durante las protestas. Además, las autoridades de la capital han prohibido llevar armas en la zona en la que está programada la manifestación.
“Las armas de fuego no están permitidas en las zonas de la marcha. Cualquiera que viole la norma será arrestado”, aseguró el lunes Robert Contee, jefe de policía de la ciudad. “Hemos recibido información de que hay individuos que intentarán traer armas a nuestra ciudad y eso no será tolerado”. Por su parte, la alcaldesa, Muriel Bowser, ha instado a los residentes de la capital que “eviten la zona centro”.
En este contexto, los 10 exsecretarios de Defensa de EEUU que siguen vivos, incluidos James Mattis y Mark Esper, nombrados por Trump, publicaron el lunes un duro artículo de opinión en The Washington Post en relación a la estrategia del presidente Trump. “Nuestras elecciones han ocurrido. Se han llevado a cabo auditorías y recuentos. Los tribunales han abordado los desafíos apropiados. Los gobernadores han certificado los resultados. Y el Colegio Electoral ha votado. La hora de cuestionar los resultados ha pasado”, señala la carta.
“Involucrar a las fuerzas armadas en la resolución de disputas electorales nos llevaría a un territorio peligroso e inconstitucional. Los civiles y militares que ordenen o lleven a cabo tales medidas serían responsables, enfrentándose potencialmente a cargos penales”, añade el texto. “Dados estos factores, es imperativo que la transición en el Departamento de Defensa se lleve a cabo de forma completa, amistosa y transparente”.
La llamada de Trump al secretario de estado de Georgia, máxima autoridad electoral del estado, el pasado sábado ha aumentado aún más la tensión y la preocupación sobre los límites del presidente. En la conversación, Trump le presiona para dar la vuelta al resultado de las presidenciales, incluso amenazándolo con consecuencias legales.
Este martes, Georgia ha celebrado la segunda vuelta de las elecciones al Senado. Los dos escaños en juego decidirán quién tendrá el control de la Cámara durante los próximos dos años. “Por lo que le has hecho al presidente mucha gente no va a salir a votar y muchos republicanos van a votar de forma negativa porque odian lo que le has hecho el presidente”, sostiene Trump durante la llamada telefónica con el secretario de estado. “Serías muy respetado si esto se pudiese aclarar antes de las elecciones. Hay unas elecciones muy importantes este martes”.