Ucrania supera el examen para empezar a negociar su entrada en la UE, pero Bruselas le pone deberes
Aprobado, pero con condiciones. Ucrania ha superado el examen de la Comisión Europea para pasar de país candidato a formar parte de la UE a que se abran formalmente las negociaciones de adhesión. No obstante, el gobierno de Volodímir Zelenski tiene trabajo por delante antes de que los 27 den ese paso. El informe da por completados cuatro de los siete requisitos que impuso a ese país hace un año y medio, cuando le dio el estatus de candidato en tiempo récord, y le pone deberes en la lucha contra la corrupción, ya que el informe recoge la necesidad de mejoras en algunos ámbitos, especialmente en la lucha contra la corrupción, en el combate a la influencia de los oligarcas con una normativa sobre los lobby y en la protección de las minorías.
El proceso de ampliación de la UE es, en este momento, un gesto político por parte de Bruselas, que da el paso con Ucrania y Moldavia al mismo tiempo que reconoce que no han completado todos los requisitos. Pero la fecha ya estaba marcada en rojo en el calendario: en otoño la Comisión Europea tenía que publicar sus informes de evaluación de los países que han llamado a la puerta del club y el objetivo de abrirla formalmente en diciembre de 2023. Por eso el paso se da en dos tiempos. Recomienda la apertura de las negociaciones, que se prolongan luego durante años pero supone un paso más en la adhesión, al mismo tiempo que admite que esos países tienen trabajo previo por hacer.
“El trabajo puede empezar inmediatamente. Ucrania tiene varias reformas en camino, debe terminar ese camino y en marzo haremos un reporte sobre el progreso, pero podemos empezar inmediatamente [las negociaciones] cuando el Consejo le dé el visto bueno en diciembre”, ha expresado en una rueda de prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Von der Leyen ha reiterado, como ya hizo en Kiev este fin de semana, que Ucrania ha realizado el “90% del trabajo”, pero le quedan reformas pendientes: completar la legislación para combatir la corrupción, promulgar una ley para regular los lobbys “en consonancia con las normas europeas, como parte del plan de acción contra los oligarcas”, e impulsar una ley de protección de las minorías, en concreto lo que tiene que ver con las lenguas.
La tercera parte es probablemente la más relevante para que Ucrania reciba el próximo mes de diciembre el visto bueno de los líderes de los 27, ya que Viktor Orbán, el más próximo a Vladímir Putin en el club comunitario, ha amenazado con cortar el paso a las aspiraciones de Ucrania por la marginación del húngaro (también del rumano y el ruso).
La UE dio un paso inédito al abrir sus puertas a un país en guerra que, además, ha superado los pasos en tiempo récord precisamente como gesto político de la UE hacia Ucrania, pero también de Moldavia que ha ido en paralelo porque, según ha reconocido Von der Leyen, sufre la “desestabilización” por parte de Rusia. El diagnóstico en el caso de ese país es similar: Bruselas apuesta por abrir las negociaciones una vez que cumpla una serie de requisitos. En este caso, las medidas tienen que ver con a independencia judicial, la lucha contra la corrupción y la ruptura con las estructuras de la oligarquía.
Bosnia y Herzegovina avanza, pese al incumplimiento
La premura en los casos de Ucrania y Moldavia ha generado malestar en algunos estados miembros ante el letargo en el que están sumidos otros aspirantes que llevan mucho más tiempo en la lista de espera. La víspera de que Bruselas hiciera públicas sus evaluaciones sobre los aspirantes, la ministra de Exteriores de Austria, Karoline Edtstadler, lamentó que haya algunos socios a los que se prometió “un futuro en la UE hace 20 años” en referencia a los Balcanes Occidentales.
La Comisión Europea ha dado un paso controvertido en el caso de Bosnia y Herzegovina. En su caso, plantean la apertura de las negociaciones una vez que haya conseguido un grado de cumplimiento mayor en trece de los catorce requisitos que aún incumple. La próxima revisión será en marzo de 2024, pero Bosnia y Herzegovina sólo ha cumplido una de las condiciones desde 2019. Fuentes comunitarias admiten que “se necesita bastante trabajo”.
Bruselas también hace un gesto hacia Georgia, país para el que recomienda que se le conceda el estatus de candidato después de que solicitara su entrada en la UE en marzo de 2022. No obstante, deja claro que tiene un largo camino por recorrer dado que en las exigencias que le plantea hay mínimos como el cumplimiento de los derechos humanos más allá de reformas por la independencia judicial, entre otras.
Sobre el resto de países candidatos, la Comisión Europea evalúa positivamente los avances de Serbia, Montenegro, Albania y Macedonia del Norte, aunque no cambia su estatus debido a las reformas que aún tiene que implantar.
En el caso de Turquía, constata la paralización del proceso desde 2018 por su “alejamiento” de la UE en materias como el estado de derecho y la política exterior y de seguridad, una materia en la que sostiene que sólo comparte un 10%, aunque sostiene que es un “socio clave”. “Turquía condenó la guerra de agresión agresión contra Ucrania, y se comprometió política y diplomáticamente, incluso facilitando las conversaciones directas, trabajando en la desescalada y el alto el fuego, facilitando la exportación de grano ucraniano, el intercambio de prisioneros y proporcionando un apoyo militar crucial y sólido a Ucrania”, recoge la comunicación de la Comisión: “No obstante, siguió absteniéndose de alinearse con las medidas restrictivas de la UE contra Rusia” Otro de los reproches tiene que ver con su posición ante el conflicto en Oriente Medio: “Su retórica de apoyo al grupo terrorista Hamás tras sus ataques contra Israel el 7 de octubre de 2023 está en total desacuerdo con el enfoque de la UE”.
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