Pakistán sigue viviendo la extrema violencia de los ataques suicidas. En esta última ocasión el objetivo han sido las fuerzas de seguridad del país desplegadas en el noroeste del país. Un adolescente suicida ha provocado la muerte de una veintena de efectivos en la ciudad de Mardan y ha dejado al menos a otras 20 personas heridas.
“El suicida atentó contra los reclutas cuando los cadetes realizaban su entrenamiento matutino”, ha relatado un oficial del Ejército. Al parecer el joven se adentró en las instalaciones militares del Centro de Regimiento de Punjab, situado en esta ciudad de la provincia de Jiber-Pajtunjwa.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, ya ha condenado el ataque. “Estos cobardes ataques no pueden debilitar la moral de las agencias de seguridad y la determinación de la nación para erradicar el terrorismo”, manifestó en un comunicado.
Este último atentado supone un nuevo desafío al Ejército paquistaní, que recientemente había subrayado su avance frente a la insurgencia talibán. La mayoría de los ataques de los últimos meses han ido dirigidos a grupos religiosos.
El pasado miércoles el país vivía una nueva ola de violencia con cuatro explosiones de baja intensidad registradas en dependencias de las agencias de orden público en distintos puntos de Gujranwala, ciudad del noreste de la provincia paquistaní de Punjab. Por el momento no hay constancia de que a consecuencia de los ataques haya habido víctimas mortales o heridos.
Dos de las explosiones tuvieron lugar en una comisaría de Policía situada en la Colonia Popular de Gujranwala. Con motivo del ataque, el muro exterior del edificio se vino abajo.
El otro ataque fue dirigido contra la Facción Especial de las Líneas Civiles, un cuerpo de seguridad. La cuarta explosión ocurrió cerca de la intersección de Muner.
Después de estos ataques la Policía lanzó de inmediato una operación de búsqueda que se ha saldado con la detención de diez sospechosos, según informa el diario paquistaní Dawn.