Las personas que recurren al bronceado artificial podrían reunir los criterios de adicción y ser más propensos a síntomas de ansiedad y abuso de sustancias, según un estudio del Centro del Cáncer Memorial Sloan-Ketterin y la Universidad de Albany en Nueva York (Estados Unidos) que se publica en la revista Archives of Dermatology.
Los autores explican que a pesar de los esfuerzos existentes para educar al público sobre los riesgos para la salud asociados con la radiación UVA natural y no solar, el bronceado recreacional continúa en aumento entre los adultos jóvenes. Además del deseo de una mejora en el aspecto, las motivaciones para buscar el bronceado artificial incluyen la relajación, la mejora del estado de ánimo y la socialización. Dados estos refuerzos, la repetida exposición a la luz ultravioleta podría dar lugar a patrones de conducta similares a los observados con los trastornos asociados a las sustancias.
Los científicos, dirigidos por Catherine E. Mosher del Centro del Cáncer Memorial Sloan-Kettering y Sharon Danoff-Burg, de la Universidad de Albany, reclutaron a 241 estudiantes universitarios en 2006. Los autores emplearon dos cuestionarios escritos utilizados para la detección de trastornos asociados al abuso del alcohol y de sustancias y que fueron modificados para evaluar a los estudiantes sobre la adicción al bronceado artificial. Los participantes fueron también evaluados mediante medidas estándar de ansiedad, depresión y consumo de sustancias.
Entre los 229 participantes que habían utilizado instalaciones de bronceado artificial, el número medio de visitas durante el año anterior había sido de 23. Un 39,3 por ciento de ellos reunía los criterios de adicción al bronceado en una medida y un 30,6 por ciento en más de una. Los estudiantes que reunían estos criterios eran más propensos a informar sobre síntomas de ansiedad y consumo de alcohol, marihuana y otras sustancias que quienes no reunían estos criterios.
Según los autores, si se replican en otros estudios las asociaciones entre los factores afectivos y el bronceado artificial, estos resultados sugieren que el tratamiento de un trastorno del estado de ánimo subyacente podría ser un paso necesario para reducir el riesgo de cáncer de piel entre quienes se broncean de forma frecuente de forma artificial.
Los investigadores plantean que quienes se broncean de forma artificial a lo largo del año podrían requerir un mayor seguimiento en contraste con quienes sólo lo hacen en ocasiones especiales o en respuesta a cambios de ánimo.