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Alternativas a las bebidas azucaradas o un robot guía de museos: la ciencia hace realidad las ideas de la juventud riojana

Casi como si defendieran una tesis doctoral, una investigación científica o un nuevo invento, pero siendo muy jóvenes, varios grupos de estudiantes han presentado proyectos científicos muy completos delante de un jurado profesional. Es el objetivo del programa Divulgaciencia de Fundación Caja Rioja, que la ciencia salga del libro de texto y se ponga en práctica e incluso que salga de las propias aulas, como ocurrió este sábado en la presentación de los proyectos.

Las ideas, divididas en tres bloques según el nivel educativo: Educación Primaria, Bachillerato y Ciclos Formativos, son muy variadas. Hay un trabajo de Miguel Servet con una recreación de su investigación sobre la circulación sanguínea popular, una análisis del azúcar en los refrescos con una búsqueda de alternativas, un instrumento para limpiar persianas o un robot para guiar visitas en exposiciones montado en un patinete hoverboard, entre otras propuestas.

Un robot guía de museos montado en un patinete

La idea del robot autónomo salió en una de las lluvias de ideas del grado de Telecomunicaciones de Salesianos. Después, pensaron, precisamente por la intención de presentarlo a Divulgaciencia, en programar el robot como un guía de museos y exposicones. “Siempre les decimos que digan todas las barbaridades que se les ocurran, luego ya veremos si es posible o no”, apunta uno de los profesores, Andrés Muñoz. Así, esta idea parecía de las imposibles porque no habían visto nada parecido, pero la ciencia lo hizo realidad.

Los estudiantes Mario Pedriel y Juan Esteban Herrera se pusieron manos a la obra a finales de curso e incluso han acudido en verano al centro para seguir trabajando en su proyecto. “Ha sido largo, mucha prueba error, muchas horas pero ha merecido la pena. Hemos aprendido muchas cosas que de otra manera quizás hubiésemos estudiado de forma más superficial”, celebran.

Don ROSco, como le han llamado, es un robot capaz de moverse en rutas prefijadas, seguir a una persona o líneas dibujadas en el suelo o incluso, en futuras inmplementaciones, tendrá el mapeo de habitaciones para saber en qué punto está y a dónde se dirige. Cuando se le muestra una tarjeta, guía al cuadro o panel correspondiente mientras aporta un breve resumen de explicación y después, puede reproducir un vídeo sobre él. También es capaz de reconocer caras y van a añadirle inteligencia artificial para que los visitantes resolver sus dudas.

Curiosamente, el robot va montado en un patinete de tipo hoverboard y aunque pueda parecer por ser un aparato propio de la edad de los estudiantes o para abaratar costes, lo cierto es que fue la solución a un obstáculo importante que encontraron: “el motor de continuo era el que mejor se adaptaba a nuestra idea pero necesitábamos sensores de orietación para resolver el único inconveniente que tenían y estos patinetes los tenían”. Así, este sábado Dos ROSco funcionó y se movió tal y como habían planeado y todos los nervios se fueron. El robot ya es una realidad pero van a serguir ampliando sus utilidades.

¿Cuánta azúcar contiene realmente el refresco que tomas?

Por su parte, las alumnas de 1º de Bachillerato de La Laboral Claudia Escudero y Lucía Murga han analizado el azúcar que contienen los refrescos y las bebidas energizantes. “Hicimos un trabajo sobre refrescos en Técnicas de Laboratorio sobre los refrescos y nos pareció interesante y, como nuestros amigos consumen bastente estas bebidas, pensamos que les podíamos ayuda a que dejasen de tomar tantas”, explican.

Después de una encuesta sobre el consumo de bebidas para conocer las más consumidas y qué gusta de ellas, se pusieron a analizar el azúcar que contenían. “Los resultados se parecía más o menos a lo que decía el fabricante en su etiqueta pero sí que salía algo alterados, quizás por otros componentes que afecten al dato”, explica Lucía Murga. Pero no por conocidos, los datos son menos alarmantes: “Una de las bebidas enegizantes posee en 500 ml 72 gramos de azucar, mientras que las recomendaciones diarias son de 25 gramos y el límite maximo de consumo en adultos es de 50-60 gramos”.

Por ello, no quisieron quedarse en un análisis con sus conclusiones y completaron el trabajo con una búsqueda de alternativas, como las aguas saborizantes o la Kombucha. “Últimamente está de moda, supimos que incluso en Lardero hay una fábrica, que contiene poca azúcar y que se puede hacer en casa”, explican, así que no se lo pensaron y se pusieron manos a la obra a fabricar su propia bebida de té fermentada, que es ácida, tiene sabores y la sensación carbonatada, que eran los factores que a sus amigos les gustaban de los refrescos. También, conscientes de la contaminación de los envases de estos productos, crearon bioplásticos como posible alternativa a las botellas y latas. “Casualmente, descubrimos cómo hacerlos caseros y vimos que lo podíamos intentar y, sí salían, podía ser una buena alternativa para dejar de usar tanto plástico”, apuntan. Para ello, trituraron restos de cáscara de naranja y plátano, lo menzaclaron con agua, almidón, vinagre y glicerina, lo dejaron sacar y este sábado presentaron sus bioplásticos caseros en Divulgaciencia.

A estas estudiantes de Bachillerato, la ciencia ya les interesaba mucho pero este programa ha sido un impulso. “Nos gusta el laboratorio más que la teoría así que apuntarnos fue una buena oportunidad, y lo hemos confirmado: hemos utilizado instrumentos nuevos y hemos comprobado que la ciencia puede resolver nuestras preguntas y conseguir alternativas”.