El Gobierno australiano acaba de anunciar un proyecto medioambiental que tratará de convertir la energía geotérmica en electricidad, un plan al que han asignado un presupuesto de 43 millones de dólares australianos (algo más de 25 millones de euros).
El ministro de Medio Ambiente, Martin Ferguson, ha dicho al presentar el nuevo plan que la energía geotérmica “tiene un enorme potencial en Australia, tanto como solución al cambio climático como en términos de seguridad para la energía nacional”. Australia es el mayor exportador mundial de carbón, que se usa para generar cerca del 77 por ciento de la electricidad que se consume en el país, pero su objetivo para el año 2020 es que el 20 por ciento de la energía se obtenga de fuentes renovables.
A diferencia de otras fuentes de energía renovables que dependen directamente o indirectamente de la influencia del sol, la energía geotérmica proviene del subsuelo. El término geotermia se refiere a la energía térmica producida en el interior de la Tierra. No emite ningún tipo de gases y funciona con temperaturas interiores de 110 a 160ºC.
Las aplicaciones de uso directo son las que la utilizan como calefacción y producción de agua caliente para usos industriales, agrícolas o residenciales. En Islandia es la segunda fuente de energía y llega a calentar el 85% de los edificios.
Para obtener energía geotérmica, se filtra agua al subsuelo, donde se calienta y produce energía. La agencia Geoscience Australia, una organización dependiente del Gobierno, ya ha elaborado un mapa de las fuentes geotérmicas que hay en suelo nacional.