En la tarde de ayer la plaza madrileña de Chueca, abarrotada de gente, sonaba a cacerolas y pitidos. Centenares de vecinos, citados para la “cacerolada” a través de la red social Facebook, se han reunido en el corazón del barrio para protestar contra la decisión del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardon, de prohibir algunas de las actividades musicales previstas para el “Orgullo Gay 2011”.
Las autoridades de Madrid habían anunciado el pasado jueves la prohibición de los conciertos en la plaza de Chueca en los días de la celebración, entre el 29 de junio y 3 de julio. Además, la medida del Ayuntamiento impone los 90 decibelios como nivel límite de ruido a partir de las 23 horas.
Protesta de los vecinos
En la misma protesta no hay consenso entre los vecinos de Chueca. La Asociación de Vecinos del barrio ha informado su rechazo a “cómo los responsables del MADO (Madrid Orgullo) organizan algunas de las actividades del evento”. Según este colectivo, que aporta un manifiesto de informes técnicos, el impacto medioambiental y la situación de “enorme inseguridad” que viven los vecinos en los días del orgullo son razones suficientes para que haya “una urgente reorganización de la celebración”.
Sin embargo, la asociación, que toma parte en varias actividades previstas para la celebración (“y hubieran sido más si el Ayuntamiento nos hubiera dado permisos”), no refleja la opinión de todos los residentes del barrio. Tras protagonizar la cacerolada, dos centenares de ellos se han manifestado por las calle centrales de Madrid en contra de Gallardón, que ha sido abucheado en la puerta de su casa. Según nos han comentado algunos de ellos, la prohibición del ayuntamiento es “una decisión dictada por la homofobía”.
Su enfado se dirige sobre todo hacia la consejera de medioambiental de Madrid, Ana Botella, que en enero de este año había sancionado a los organizadores “por superar de manera alarmante los niveles acústicos, con grave deterioro del medio ambiente”, dando comienzo así a las protestas.
En los foros de debate del Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid (COGAM) varios usuarios dejan clara su perplejidad ante las decisiones del Ayuntamiento: “No se puede consentir que el Ayuntamiento se beneficie de la celebración y luego sancione a la organización para obtener un beneficio extra”, comentaba un internauta en la página web del colectivo.
Además, varias asociaciones como el Bloque Orgullo Crítico (una plataforma formada por varios colectivos alternativos) han denunciado en varias ocasiones el carácter elitista de una fiesta donde se olvidan las razones de las reivindicaciones, que acaban siendo “un mero espacio de consumismo, donde sólo cuentan los varones, blancos, con papeles y una estupenda profesión liberal” .