La donación de vivo en España es inferior a la de países de su entorno con características similares, habiéndose realizado un total de 102 trasplantes renales de donante vivo en el 2006 (menos un 5% de las totales).
Este dato contrasta con los niveles de trasplante renal de cadáver en nuestro país en este mismo año (2.157), que a pesar de ser los más altos a nivel mundial, no consiguen disminuir la lista de espera del Estado, provocando una media de 2 años de espera (datos ONT). “España se halla por desgracia en el furgón de cola de las tasas europeas en esta especialidad. Posiblemente ello se deba a que al tener el programa de donación de cadáver más importante del mundo, se considere que no es necesaria la donación de vivo. Ello, en muchos casos, no es así y la donación de vivo debería sumarse a la de cadáver para contribuir a disminuir las listas de espera”, apunta el Dr. Lluis Guirado, del Servicio de Nefrología de la Fundación Puigvert de Barcelona.
Los Servicios de Nefrología y Urología del Hospital Clínic de Barcelona y de la Fundación Puigvert, y con la colaboración de Novartis, han organizado el III Curso Técnico-Práctico dirigido a especialistas, con el fin de reflejar la realidad del trasplante con donante vivo en España. La experiencia en estos dos centros constituye una base donde los diferentes grupos de trabajo pueden dar respuesta a dudas en el inicio de los programas de trasplante renal para donante vivo.
VENTAJAS
El donante vivo es una persona sana que se expone a una complicación y que además, se quedará con un solo riñón. Por tanto, según el Dr. Guirado, “hemos de intentar que como consecuencia de la donación se exponga al mínimo riesgo posible, tanto en el momento de la cirugía, como en el postoperatorio y a lo largo de los años. Asimismo, la donación de vivo debe tener para su realización, grandes posibilidades de éxito en el receptor”.
El donante vivo tiene numerosas ventajas sobre el de cadáver, entre las que cabe destacar que presenta pocos riesgos para el donante, tanto en mortalidad como en morbilidad perioperatorias; suele tener menos patología asociada; su tiempo de isquemia fría (conservación en frío del riñón) es menor; presenta mejor compatibilidad de antígenos leucocitarios humanos (HLA) así como inmunosupresión anticipada (fármacos antirrechazo iniciados 48-72 horas antes del trasplante) al receptor y posibilidad de trasplante anticipado (trasplante sin pasar por diálisis).
El trasplante renal es la mejor alternativa terapéutica para el tratamiento de la insuficiencia renal crónica. Los parámetros de calidad de vida mejoran claramente respecto a la diálisis, desde todos los puntos de vista: la percepción del estado de salud que manifiesta el paciente es mucho más favorable; se observan mejoras en el rendimiento intelectual, en la resistencia física y en múltiples pequeños síntomas que en ocasiones hacen la vida imposible a los pacientes en diálisis: cefalea, calambres musculares, prurito, etc.; desaparecen las limitaciones en la ingesta hídrica (el paciente no debe controlar la cantidad de agua que bebe), en la alimentación, etc.; se recupera la libertad para realizar desplazamientos, viajar, etc.; el rendimiento laboral o escolar también mejora; y por último también la capacidad sexual.
“Con respecto al trasplante renal de donante vivo, es necesario mejorar para un futuro el marco económico del hospital con respecto al Servicio de Salud correspondiente, la información de pacientes y profesionales sanitarios, y la concienciación ciudadana”, concluye el Dr. Oppenheimer.