El trabajo tiene la culpa

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Este concepto incluye la definición de bienestar como “buena salud física y mental, especialmente cuando ésta se mantiene con una dieta adecuada, ejercicio y un ambiente libre de tabaco”. Los delegados de la WHF recuerdan que “las enfermedades crónicas tienen un potente impacto en las personas durante sus años activos en el ámbito laboral, reduciendo la productividad e incrementando los costes”.

Para ellos, las compañías multinacionales tienen la oportunidad de usar el lugar de trabajo como foro para la promoción de cambios de conducta a largo plazo que redundarán “en beneficio de los empresarios, los trabajadores y las comunidades en las que viven”. Más o menos lo que tanto tiempo costó a los políticos aceptar, que la prevención cardiovascular es rentable.

Centrándose en los aspectos laborales y su relación con el estado de salud, la WHF señala el lugar de trabajo como el foco principal de la adopción de hábitos nocivos, marcados por “estrés, depresión, problemas crónicos de espalda, consumo de alimentos poco saludables por falta de tiempo y escasas oportunidades de encontrar tiempo para realizar actividad física debido a la naturaleza del trabajo”, entre otras cuestiones. Por el contrario, un entorno laboral saludable debería facilitar las buenas costumbres y respetar y promocionar las oportunidades de aprender y poner en práctica hábitos que mejoren la salud.

Según los primeros análisis de la organización, está comprobado que los programas de bienestar laboral mejoran la salud de los empleados, reducen el estrés y la carga laboral, el absentismo y los conflictos, crean una cultura organizativa saludable e incluso mejoran la moral y la lealtad del cuerpo de trabajo respecto a las empresas.