La Guardia Civil en La Rioja, ha desarrollado la denominada operación “Amperius”, que ha culminado con la desarticulación de un grupo criminal especializado en la estafa del “corte de luz”. Sus cuatro integrantes, varones, con edades comprendidas entre los 20 y 23 años, con amplio historial delictivo y residentes en Pamplona -Navarra-, se hacían pasar por empleados del departamento de cobros e impagos de empresas del sector eléctrico, exigiendo mediante llamada telefónica a empresarios de la hostelería el abono de las últimas facturas de la luz, supuestamente impagadas, bajo la amenaza de cortarles el suministro en ese mismo momento.
A fecha de hoy, a este grupo criminal se le atribuye la presunta autoría de siete estafas ejecutadas contra empresarios del sector hostelero en esta comunidad autónoma, con unos beneficios, obtenidos ilícitamente, que superan los 22.000 euros.
Las actuaciones comenzaron en diciembre del pasado año, cuando agentes del servicio de seguridad ciudadana del puesto de Fuenmayor finalizaron el análisis a una serie de denuncias que, por su similitud en el modus operandi empleado, les hicieron sospechar de la existencia de un grupo criminal itinerante especializado en la estafa del “corte de luz”, poniendo los hechos en conocimiento de agentes del EDITE y del Equipo@ de la Unidad Orgánica de policía Judicial de la Guardia Civil de La Rioja, para la localización y detención de los autores.
Durante la primera fase de la operación, los agentes analizaron un total de siete denuncias presentadas por hosteleros riojanos ante diferentes cuerpos policiales, lo que permitió determinar el modus operandi que utilizaba el grupo criminal para llevar a cabo su actividad delictiva.
Sus integrantes se hacían pasar por trabajadores de diferentes compañías de suministro eléctrico y exigían por teléfono a los hosteleros el pago de facturas de luz impagadas o devueltas, que oscilaban entre 1.000 y 3.000 euros, bajo amenaza de cortarles el suministro eléctrico de manera inmediata si el abono no se llevaba a efecto en dos horas, facilitándoles para ello un número de cuenta.
Las víctimas, fruto de la confusión, al realizarse estas llamadas generalmente en horas de máxima afluencia, accedían al pago para evitar el corte de luz, la pérdida del género almacenado en las cámaras frigoríficas y las cancelaciones de los clientes que iban a hacer uso de sus servicios. A los pocos días de haber llevado a efecto el pago descubrían que habían sido estafados.
Una vez recopilada y analizada toda la información, agentes del EDITE y del Equipo@ encargados del caso constataron que los cuatro estafadores se ocultaban en Pamplona -Navarra-. El dispositivo operativo desplegado en esta ciudad permitió la localización, detección e investigación de cada uno de estos individuos según su grado de participación en los hechos.