La pubertad y la adolescencia se están adelantando y también la edad de menores con trastornos de la conducta alimentaria. De hecho, la edad de incio de estos trastornos en La Rioja ronda los 12 años, la incidencia aumenta en la edad pediátrica y la edad de inicio cada vez es más precoz. Ana Díaz de Cerio es la psiquiatra responsable de la Unidad Infanto Juvenil de la Conducta Alimentaria del Hospital San Pedro. Y, aunque es complicado hablar de un perfil, sí que asegura a Rioja2 que la mayoría de los menores con trastornos de la conducta alimetaria son muy exigentes y perfeccionistas.
Una situación de bullying puede incrementar la preocupación por la imagen, cambios vitales como la separación de los progenitores, la pérdida de un familiar.. la adolescnecia y pubertad son momentos complicados en la vida de una persona y hay que extremar los cuidados, estar más pendientes de los hijos e hijas, supervisar los contenidos de redes sociales, acompañarles y recuperar esos espacios familiares en los que se propiciaba la comunicación, son algunas de las recomendaciones de esta experta.
La incidencia aumenta en la edad pediátrica y la edad de inicio es cada vez más precoz en La Rioja y en resto del país. La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) sitúa la prevalencia de estos trastornos en España entre un 4,1 por ciento y un 6,4 por ciento de las mujeres de entre 12 y 21 años y en un 0,3 por ciento de los hombres y la edad media está en los 12 años. En un protocolo de la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil, fechado en 2008, la edad media entonces rondaba los 17 años.
Los desencadenates pueden ser varios, pero no hay que obviar que “la pubertad y la adolescencia son momentos vitales de vulnerabilidad importante por lo que hay que cuidarlos mucho ya que son más vulnerables física, pero tambén psicológicamente”. Así, y tal y como relata Díaz de Cerio, hay aspectos predisponentes que son aquellos que forman parte de la genética, biológica, familiar y otros desencadenantes como la pandemia y las redes sociales“.
¿Qué papel ha jugado la pandemia y el acceso, cada vez más temprano, de los menores a la redes sociales?
La pandemia ha sido un factor desencadenante y ha influido, sobre todo, en los adolescentes más vulnerables a nivel psicológico y con una autoestima más baja, con más anasiedad, con más insatisfacción con la imagen personal y a esto hay que sumar el acceso durante la pandemia a las redes sociales. Unas redes sociales en las que se ha colgado material con un buen objetivo como era pasar el tiempo e intentar fomentar hábitos saludables. Pero estos hábitos han conectado con menores vulnerables y los han convertirdo en hábitos más rígidos... y este ha sido el origen de muchos trastornos de la conducta alimentaria.
La adolescencia es un momento en el que los chavales se relacionan con los amigos, en el colegio, en el parque... es parte de su salud y la pandemia cortó todo ese mundo adolescente de repente. Los chalves ya no podían compartir tiempo con los amigos, salir, y el aislamiento no ha ayudado mucho, al igual que las redes sociales y muchos de los mensajes que se difunden a través de ellas.
Asegura que la incidencia aumenta en la edad pediátrica y la edad de inicio cada vez es más precoz, ¿ha variado el perfil en los últimos años?
Los pacientes con trastornos de conducta alimentaria suelen ser adolescentes muy exigentes. Por lo general, estos trastornos son más frecuentes entre las chicas, pero también están aumentando los casos entre los chicos. Las redes sociales están transmitiendo un modelo de salud que identifica la delgadez con la salud. Y es quesocialmente se considra el atractivo físico como un valor personal y se identifica delgadez y salud, pero en muchos casos esos modelos de delgadez no son saludables. Y además, también se han producido cambios en las familias. El modo de vida y el ritmo actual están acabando con los espacios que antes dedicábamos a elaborar la comida en familia, a comer todos juntos... espacios en los que no sólo comíamos juntos sino que se propiciaban conversaciones sobre cómo había ido el día, las preocupaciones de cada uno... Todo esto está desapariciendo y también influye.
¿Algunas señales de alarma a tener en cuenta?
Cuando comienzan con comidas muy selectivas, cuando comienzan a seleccionar los alimentos, cuando dejan de comer de forma brusca y empiezan a verbalizar insatisfacciones con su físico... La pubertad y la adolescencia son etapas complicadas y hay que estar atentos tanto la familia como los profesionales; hasta los 14 años los profesionales de pediatría y después los de atención primaria.
¿Cuáles son los recursos para atender a estos menores en La Rioja?
El centro de salud Espartero cuenta con una consulta específca, pero los casos más graves y que requieren una mayor atencion son derivados a la Unidad Infanto Juvenil de la Conducta Alimentaria del Hospital San Pedro. Insisto en que la incidencia aumenta cada año y hasta aquí, hasta la Unidad del San Pedro, llegan los casos más graves, cuando hay complicaciones a nivel orgánico, cuando la restricción alimentaria es muy intensa, cuando la enfermedad impide llevar el ritmo de vida habitual. Y es que el trastorno de la conducta alimentaria es eso, una restricción alimentaria o una comida compulsiva, y todo esto provoca una desnutrición y la desnutrición unas complicaciones orgánicas.
Y una vez que llegan a la Unidad Infanto Juvenil de la Conducta Alimentaria del San Pedro...
Los menores atendidos en esta Unidad participan en programas intensivos y en el comedor terapéutico. En este comedor los pacientes realizan una comida con una enfermera, apreden a identificar la comida como un hábito sano de forma que vienen a comer, hacen el reposo después y luego las terapias individuales. Pero además de los beneficios para los pacientes, este comedor terapéutico también supone un alivio para los progenitores porque la comida se convierte en un momento tenso que genera discusiones de forma que, este comedor se convierte en un momento de respiro para las familias.
Ya hemos comentado que los adolescentes con trastornos de conducta alimentaria son pesonas con altas dosis de exigencia, muy perfeccionistas y que suelen funcionar bien en el colegio y esta Unidad permite compaginar parte de su vida normal, el colegio, instituto, los amigos, estar en casa, y luego venir aquí a comer todos juntos. Ahora mismo tenemos a entre dos y tres pacientes. Pensamos que lo más saludable para ellos es que puedan permanecer el máximo tiempo posible en su entorno. Y es que, según los estudios, esta enfermedad puede durar entre cuatro o cinco años.
En cuanto a las cifras, las últimas facilitadas por el departamento de Salud del Gobierno de La Rioja son de 2021, año cerrado. Así en el Centro de Salud Espartero, en Salu Mental Infanto Juvenil se registraron 782 consultas primeras y 7.695 consultas sucesivas. Estas responden al total de atenciones sin especificar cuántas corresponden a trastornos de la conducta alimentaria. En el caso del Hospital de Día de Salud Mental Infanto Juvenil, en 2021 se atendieron a 29 pacientes y se realizaron 1.586 sesiones. También en este caso las cifras son globales sin especificar los atendidos por trastronos de la conducta alimetaria.