Alquilar un trastero en el Casco Antiguo de Logroño cuesta 50 euros al mes: unos 20 euros por una terraza de 10 mesas y 40 sillas

El vecindario del Casco Antiguo continúa en pie de guerra. En este caso, censuran el trato discriminatorio que dicen tener con respecto a los profesionales de la hostelería porque “tener una terraza de 10 mesas y 40 sillas en el Casco Antiguo cuesta menos que alquilar un trastero en esta zona de Logroño”. Y es que las tasas por una terraza de 30 metros en la calle Bretón de los Herreros, categoría 1, cuesta algo más de 53 euros; unos 22 la misma terraza en la Plaza del Parlamento, categoría 5. Por todo ello continúan denunciando el incumplimiento reiterado de la ordenanza de terrazas y exige “la inmediata revisión de las ordenanzas municipales con una drástica reducción de espacios y de horarios”.

De esta forma, esta Plataforma recuerda que las “redadas de inspección que se han realizado de oficio sobre las terrazas de la calle Bretón de los Herreros han puesto de manifiesto el habitual incumplimiento por parte de la hostelería de las ordenanzas”. Incumplimientos que añaden son “una muestra más del espíritu de impunidad y depredación con el que algunos establecimientos atienden al orden público en el conjunto del centro histórico”.

Además, la Plataforma Demanda el Casco Antiguo valora la campaña de “convivencia y cumplimiento de la normativa vigente anunciada por la hostería” y denuncian “incumplimientos flagrantes e impunes de la actual ordenanza sin que la Policía Local y los inspectores actúen frente a la ocupación y uso indebido del mobiliario público, excesos de mesas y sillas sobre los generosos límites, mobiliario incorrecto y ruidos, consumo indebido fuera de las terrazas, puertas abiertas con música, mobiliario sin recoger durante días... ”. Motivos por los que denuncian “la ocupación indiscriminada y casi gratuita de la vía pública” algo de lo que responsabiliza a las distintas corporaciones que han permitido que “se hurte el espacio público a los ciudadanos con unos horarios extraordinariamente generosos”. Y es que tal y como señalan “la tasa de basuras que pagan las viviendas, comercios y hosteleros ha subido el 21% desde 2019, pero las tasas de las terrazas sólo han subido un 2% a quién se está beneficiando”.

Pero además, y según las ordenanzas fiscales que están en vigor, la Plataforma asegura que “una terraza de 30 metros cuadrados, con 10 mesas y 40 sillas, en la Plaza del Parlamento tiene un coste irrisorio de 22 euros al mes; 27,5 en las plazas San Agustín, del Mercdo o San Bartolomé. En la calle portales se pagan unos 30 euros al mes, mientras que en la calle Bretón de los Herreros, y otras zonas de categoría 1 de Logroño, cuesta unos 53,7 euros al mes”. Cantidades que han comparado y que superan a lo que cuesta arrendar un trastero en esta misma zona. “La realidad es que es más caro para un vecino de Logroño alquilar un trastero (50 euros al mes) que diez mesas para un hostelero, una colonización del espacio público tan barata que, tras agotar el casco antiguo, se está extendiendo a otras zonas de la ciudad”.

Mesas altas que “proliferan como champiñones”

Asimismo también denuncian la instalación de mesas altas y barricas que dicen “proliferan como champiñoles en las zonas de chiquiteo del Casco Antiguo”. El coste unitario es de 27,9 euros anuales. “Y pese a la estrechez de dichas calles, el descontrol de las mesas altas es desmesurado impidiendo incluso el acceso a los portales de los vecinos e incluso incumpliendo la actual normativa que limita su uso exclusivamente a las fachadas de los establecimientos.

Por todo ello esta plataforma vecinal reclama la revisión “inmediata” de la ordenanza municipal de terrazas. Revisión en la que exigen una “drástica reducción de los espacios robados a los logroñeses y de los generosos horarios consentidos por todas las corporaciones municipales y gobiernos de la Comunidad Autónoma”. Y es que consideran que “las administraciones deben devolver el espacio entregado casi gratuitamente a la hostelería y, junto con la Policía Local, garantizar el descanso de su ciudadanos como derecho fundamental en lugar de escaquearse de su responsabilidad de controlar el ruido y el alarmante y creciente incivismo”.