Las rampas de los autobuses a revisión

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Todos los autobuses del transporte público de viajeros de la ciudad de Logroño cuentan con rampas de acceso para personas con movilidad reducida, generalmente sillas de ruedas. Estas instalaciones añaden comodidad a todos los usuarios y reducen la discriminación social. Pero el problema radica en que la mayoría de las veces las rampas no funcionan, y entonces la comodidad de viajar en autobús urbano se convierte en una auténtica pesadilla.

Entre estos usuarios de movilidad reducida encontramos a José, este vecino del barrio de Lobete circula en silla de ruedas y utiliza el transporte público para acudir a su puesto de trabajo. Aunque la empresa le permite llegar hasta 30 minutos tarde, cree que en un 'favoritismo' innecesario. Comprobamos durante el reportaje fotográfico de este artículo la molestia, que se traduce en peligro, que supone para José acceder al autobús, ya que la rampa de este servicio perteneciente a la Línea 4 está descolgada hasta 5 centímetros del vehículo y José casi se viene abajo, la ayuda del conductor se brinda imprescindible para que pueda finalmente acceder al autobús.

El caso de José no es una historia aislada, desde el colectivo del CERMI Rioja, su secretario general, Juan Javier Muñoz asegura que “el problemas de las rampas lo padecen bastantes usuarios, pero sólo con una persona afectada es suficiente para que se pongan los medios y funcione con normalidad”. Este problema, que se enmarca en el III Plan Municipal de Integración de Personas con Discapacidad, debería ser una prioridad municipal, según este colectivo. Para el CERMI la situación ideal pasa por una inspección diaria, “igual que se hace con la comprobación de frenos, de alumbrado, de niveles de aceite, gasóleo...” apunta.

Por su parte, el concejal de Movilidad Urbana en el Ayuntamiento de Logroño, Domingo Dorado, asegura que es una prioridad municipal solucionar este problema y los trabajos con la empresa Aulosa así lo demuestran. El edil ha valorado durante meses la experiencia de diferentes personas con movilidad reducida y asegura que, “las rampas fallan menos veces de lo que aparenta el colectivo, pero más veces de lo que deseáramos”. A fecha de hoy el consistorio no dispone del porcentaje exacto de averías, cuenta con un informe de la empresa del pasado mes de octubre, y prevé conocer las incidencia exactas con el nuevo sistema de explotación SAE. Pero Dorado asegura que no le “importa” tanto el porcentaje de indicencias, como encontrar una solución final.

Mientras tanto han conseguido algún que otro logro. Tras la insistencia municipal durante los últimos tres años, para encontrar una solución real a este problema de movilidad en la ciudad, han obtenido que la empresa concesionaria del transporte público de viajeros destine en exclusiva a un trabajador, un mecánico, que desde hace dos semanas se encarga de inspeccionar el estado de las rampas. Pero por el momento estos mecanismos instalados en el exterior del vehículo se siguen bloqueando, Dorado asegura que tiene que ver por el desuso y por los pasos de peatones elevados. Según apunta el edil, este problema no es exclusivo de Logroño sino de todas las ciudades que tienen este mecanismo en España.

A parte del inspector, el Ayuntamiento sigue trabajando para erradicar el problema, por ejemplo, los nuevos autobuses que ha adquirido la empresa, tanto los ecológicos como los que compraron en 2008, tienen rampas reforzadas. Además, siguen trabajando junto con la empresa concesionaria en otras dos direcciones. Una tiene que ver con instalar un doble servicio de activación de la rampa, uno automático y otro manual, como en Barcelona; y la segunda opción se centra en el Reglamento de Transporte de Logroño que obliga a la empresa a ofrecer al usuario un taxi adaptado si la rampa falla en dos ocasiones, si es en un viaje largo, como a El Cortijo, con el primer fallo vale.