Con una puntualidad exacta, partía de la Plaza del Mercado la procesión de Viernes Santo de este 2015, donde la Hermandad cumplía su 75º aniversario. Todo salió perfecto. Una cuidada organización por parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad, junto con las 11 cofradías logroñesas, hizo de la procesión una auténtica catequesis viviente. Misión principal de las cofradías.
Los momentos de la pasión de Jesús que vimos ayer por nuestras calles, estuvieron inmortalizados en los pasos de “la Oración en el Huerto”, “la Flagelación”, “el Encuentro”, “el Nazareno”, “María Magdalena”, “Cristo yacente en su última palabra”, “Cristo de las Ánimas”, “el Descendimiento”, “la Piedad”, “el Sepulcro” y “la Soledad”.
A lo largo del recorrido se vivieron momentos intensos, se oyeron saetas y jotas cantados con justo y calidad. Pero sin duda, el protagonista real de nuestra procesión de Viernes Santo lo tenemos en el Cristo yacente del sepulcro. Alrededor de él gira nuestra procesión logroñesa, con una Virgen de la Soledad, que pasea su hermosura como “Alcaldesa de la ciudad” todos los Viernes Santo, con el permiso de la Virgen de la Esperanza.
En resumen, un Viernes Santo caluroso en lo religioso, pero más frío en lo metereológico. Colofón final excelente a un 75º aniversario, marcado por la madurez de nuestra Semana Santa, que cada año busca ser referente en el norte de España, y que poco a poco, se va consiguiendo. Han sido muchas las juntas de gobierno que han trabajado a lo largo de estos años, y gracias a todas y cada una de ellas tenemos la Semana Santa actual.
Nos queda mucho camino por recorrer, pero con el trabajo y el esfuerzo de las once cofradías logroñesas, se está consiguiendo un caldo de cultivo perfecto, para que nuestra Semana Santa sea grande.
Pero ayer, no sólo se celebraba el 75º de la Hermandad. Muy pocos sabían que el paso del “Encuentro” de propiedad municipal y cedido a la Cofradía de la Santa Cruz de los Hermanos Maristas a través de la Hermandad, cumplía 70 años por nuestras calles.
A comienzos de la década de los años cuarenta, a instancias del concejal señor Estefanía comenzaron los trámites a través de los cuales el Ayuntamiento logroñés encargó este paso al afamado escultor vizcaíno D. Quintín de Torre. Desde un principio, el Ayuntamiento, que encargó el paso sin concurso previo, quiso que el paso fuera una verdadera obra de arte, para así no sólo enriquecer las procesiones de la localidad, sino también el patrimonio artístico local.
En el acuerdo establecido en 1941 se decía que el conjunto debía ser entregado para la Semana Santa de 1944; pero por motivos de salud el imaginero se fue demorando y el proyecto se fue reduciendo hasta llegar al actual compuesto de tres figuras. Por fin, en la tarde del 29 de marzo de 1945, Viernes Santo, se bendijo el nuevo paso antes del comienzo de la Procesión del Santo Entierro.
Durante dos años se guardó en la Parroquia de Santa Teresita, siendo portado en 1966 por la Cofradía del Santo Encuentro (antecesora de la de la Flagelación). En 1987 la Cofradía de Jesús Nazareno fue la encargada de sacar a la calle este paso. Hasta que a finales de 1990 el Ayuntamiento cede por 99 años el paso a la Hermandad, para su custodia y mantenimiento, y esta a su vez lo cede a una emergente Cofradía de la Santa Cruz, que el 21 de marzo de 1991 hacía su primera salida procesional con el paso del “Encuentro”.
El paso del Encuentro representa a Jesús, con la cruz a cuestas, se encuentra con su Madre, la Virgen, y una de las Santas Mujeres. El paso está sin completar ya que faltan otras dos figuras: otra de las santas mujeres y un soldado romano, que aparecían en el proyecto inicial y no se realizaron por falta de presupuesto.
La anatomía del Cristo está muy cuidada, presentando un rostro muy similar al de un judío, apreciándose sobre todo en la nariz aguileña. Agobiado bajo el peso del madero, carga la cruz sobre su espalda, asiéndola con el brazo derecho, mientras con el izquierdo hace mención de mantener el equilibrio. Los miembros son de grandes proporciones, algo lógico en el caso de un hombre trabajador. La mirada de Jesús se dirige hacia las otras dos imágenes, que se sitúan en un plano visual superior.
Y así hemos llegado un año más, al final de nuestra Semana de Pasión. Ya sólo nos quedan tres días para celebrar la razón de nuestra fe, y poder decir “¡¡¡aleluya ha resucitado!!!”, pero esto se lo contaremos el Domingo.