Cerca de 4,6 millones de hondureños están convocados este domingo a las urnas para participar en unos comicios que han dividido a la población y a la comunidad internacional que se debate entre reconocer la legalidad de los mismos o rechazar los resultados por tratarse de un proceso convocado por un Gobierno 'de facto' que no ha sido respaldado por la mayoría de los países de la región.
En las calles de las principales ciudades de Honduras se pueden ver carteles y pancartas haciendo un llamamiento a votar este domingo o a quedarse en sus casas apoyando al derrocado mandatario Manuel Zelaya en un intento por debilitar las elecciones, las primeras que contaran con una escasa presencia de observadores internacionales.
El Tribunal Supremo Electoral [TSE] ha dicho que espera una participación del 60 por ciento de los electores inscritos en el padrón, considerando que al menos un millón de hondureños viven fuera del país y no pueden votar. Sin embargo, el presidente del organismo, Saúl Escobar, ha dejado claro que el “principal reto” es lograr que la abstención no se la protagonista de estos comicios cruciales tras una de las peores crisis políticas de los últimos 20 años tras el golpe de Estado del pasado 28 de junio.
Los hondureños elegirán un total de 2.897 cargos entre los que se incluyen el presidente, vicepresidente, diputados al Parlamento Centroamericano y 128 legisladores al Congreso Nacional. Además de 298 representantes de gobiernos municipales.
El presidente derrocado, Manuel Zelaya, ha llamado a desconocer los resultados de unos comicios que se celebran con un “Gobierno golpista”, tras aclarar que para que las elecciones tengan legitimidad tendría que regresar al poder y entregar el mandato el próximo 27 de enero a quien, según él, debería ser su sucesor y no el de Micheletti.
Son cuatro los candidatos que se enfrentan en esta contienda, aunque en realidad sólo los aspirantes provenientes de los dos únicos partidos, que han gobernado Honduras desde que se restauró la democracia en 1982, tienen posibilidades de ganar.
Se trata de Porfirio Lobo, del opositor Partido Nacional, que se perfila como el posible ganador de la contienda del domingo con el 37 por ciento de los votos, según las últimas encuestas divulgadas días antes de que comenzara esta semana el llamado período de reflexión.
Esta es la segunda vez que Lobo se presenta como aspirante a la presidencia. La primera vez fue en 2005 cuando perdió ante Zelaya. Su principal bandera durante la campaña ha sido promover la seguridad y acabar con la delincuencia, que deja cientos de muertes cada año en ese país, mediante el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad y el sistema de justicia.
Por parte del gobernante Partido Liberal [al que pertenecen Zelaya y Micheletti] está Elvin Santos, quien renunció en 2008 a la vicepresidencia para lanzarse al ruedo electoral. En todo momento ha expresado su confianza en la posibilidad del triunfo pese a haber sido compañero de fórmula en 2005 del presidente derrocado.
Estas elecciones contarán con el respaldo internacional de Estados Unidos, Panamá y Perú, los únicos países en declarar abiertamente su apoyo a estas elecciones, en contra de la postura adoptada por Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Cuba, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana al confirmar que no reconocerán al Gobierno resultante de las mismas. México, por su parte, ha dicho que no se pronunciará hasta después de los comicios.
Los países latinoamericanos que se niegan a reconocer los comicios argumentan que se trata de un proceso “ilegítimo” que no cuenta con las condiciones necesarias para garantizar la transparencia de las votaciones y la libertad de expresión de ciudadanos y partidos políticos.