El FC Barcelona puso fin a su mala racha en el Vicente Calderón y saldó con victoria (1-2) su envite ante el Atlético de Madrid, correspondiente a la tercera jornada de la Liga BBVA y en el que el argentino Leo Messi volvió a ser juez y parte del ataque blaugrana.
El '10' abrió el marcador tras aprovechar un buen pase en profundidad de Pedro y sacó el córner que sirvió a Piqué para poner el segundo y decantar la balanza hacia el cuadro visitante. Antes, Raúl García maquilló su más que discreta actuación con un tanto de cabeza que hizo creer a la parroquia colchonera en los tres puntos.
“Messi es como un niño en el recreo, cuando dice que se acaba el partido, se acaba”, afirmó el zaragozista Ander Herrera tras sufrir una exhibición del rosarino. Y es que el actual 'Balón de Oro' decide cómo y cuándo. Jugando en la banda es una leve brisa, casi agradable para los rivales, en las inmediaciones del área se convierte en un ciclón que arrastra cuanto se encuentra.
Y así fue en la Ribera del Manzanares. Primero asistió a Villa, pero el asturiano se encontró con el palo. Ahí estaba él, para aprovechar un buen pase de Pedro y batir con sutileza a De Gea. Por entonces, el Atleti se acercaba más a su versión de Salónica que a la esperanzadora que enseñó ante Sporting y Athletic de Bilbao y que le permitieron llegar como líder a esta cita.
La diferencia de calidad en el centro del campo, el del Barça poblado por campeones del mundo, marcó el desarrollo de la primera parte. Y es que cuando el conjunto de Guardiola se pone por delante, los rivales sólo pueden correr detrás del balón, superados en todo momento por el juego preciso y combinativo que proponen.
A pesar del claro dominio blaugrana, los locales se encontraron un gol a los 24 de juego. Un buen centro puesto por Simao fue rematado a la red por Raúl García, que se resarcía de los errores cometido en los compases iniciales del choque. Un gol que despertó a los de Quique Sánchez Flores y a su afición, que se desgañitó -como siempre-- para elevar a los suyos.
Para acabar con el actual campeón hace falta mucho más que encajarle un gol -se demostró ante el Panathinaikos-, la respuesta suele ser letal. Pasada la media hora de partido, Messi intentó una jugada individual por el flanco izquierdo que no fructificó. El argentino, enrabietado, no dejó a Xavi que se acercara a botar el saque de esquina, él lo hizo.
Con su zurda, puso el balón al segundo palo, donde el 'delantero' Piqué estaba estaba esperando. Un control con el pecho ganando a su par precedió a un buen remate que batió al portero canterano y mandó a los suyos al vestuario con una ventaja que se habían ganado por juego.
DE GEA SALVA UNA GOLEADA
Con ventaja en el marcador y tras apaciguar el ímpetu local, el Barça salió a por el tercero. Iniesta, tras una buena jugada por la derecha, sirvió para Xavi, que hizo lucirse al meta madrileño. Acto seguido, Pedro repitió desde la misma zona, pero la respuesta fue la misma, una parada magistral del portero rojiblanco.
Agüero, que llegó renqueante por una lesión muscular, abandonó el campo al poco de la segunda parte. Con la mente puesta en su tobillo, el 'Kun' no participó en ningún momento del juego de los suyos y dejó su lugar a Diego Costa, pero éste tampoco pudo hacer gran cosa.
Sin embargo, el Barça siguió combinando y combinando. Con movilidad y al primer toque el fútbol se ve mucho más fácil. La marca de 'La Masía', la marca de la selección española. Así, Villa y Messi -que abandonó el terreno de juego en camilla por una dura entrada de Ujfalusi-- pudieron marcar el de la tranquilidad, pero De Gea volvió a estar magistral y tapó el hueco en ambas ocasiones.
Al final, tres puntos para un Barcelona que se recupera del accidente ante el Hércules y permite a su entrenador, Pep Guardiola, ganar por primera vez en Liga el Calderón y romper una racha negativa de los blaugrana en este feudo.