La moda rápida llena nuestros armarios de prendas de las que se fabrican miles de unidades en grandes fábricas a cientos de kilómetros de nuestras casas. Un proceso que deja una importante huella ambiental para producir ropa con poca durabilidad, que se estropeará pronto o de la que nos cansaremos.
Cuando Miren Gómez se formaba en diseño de moda en la ESDIR, su cabeza estaba en otro lado: “yo quería crear algo pequeño, sostenible, que se fabricara lo que se iba a consumir”. En definitiva, una marca más personal que ya es una realidad con nombre: Be Made.
El año 2021, marcado por una pandemia sanitaria, no era el momento más fácil para emprender con una idea de negocio: “era arriesgado, tuve muchas dudas e inseguridad pero la idea la tenía pensada desde hacía tiempo y me lancé”.
Desde entonces, el trabajo de esta joven diseñadora se centra en la investigación y la búsqueda de materiales y maneras de producción que conviertan a Be Made en una marca sostenible, de kilómetro 0 y de productos duraderos.
“Empecé con mascarillas, y después de investigar sobre los tejidos menos contaminantes, aposté por algodones orgánicos, sin pesticidas ni tintes agresivos”. Con la llegada del invierno, necesitaba tejidos más resistentes para Be Made, centrada en los complementos, y Miren Gómez volvió a investigar.
“Vi muchos tipos de tejidos hasta descubrí que el tejido de hoja de piña, el Piñatex, se producía en una empresa española”. Con el factor de cercanía conseguido, el tejido superó las expectativas de Miren Gómez: “es fácil de trabajar, es diferente al tiempo que imita muy bien a la bien, la gente no se cree que venga de hojas de piña”.
Pero sí, el Piñatex se hace de forma verde a partir de los deshechos de hoja de piña que se recogen en plantaciones de Filipitas, desde donde viajan a España “y de ahí, a mi casa”, apunta la diseñadora entre risas. Es ahí, es casa, donde Miren explota su creatividad para convertir los tejidos en bolsos, mascarillas y sombreros, que no se confeccionan muy lejos.
Sus patrones se cosen en un taller pequeño, de toda la vida de Logroño y los estampados se realizan con tintas ecológicas en un taller de impresión de camisetas también en la capital riojana. “Todavía cuesta que se valoren esos detalles de que el producto que compras se haga aquí, sea vegana, contamine lo mínimo posible, pero llama la atención y está teniendo buena aceptación”, celebra la diseñadora.
Y es por eso por lo que Be Made “esta siendo una experiencia preciosa” para esta diseñadora que no se pone objetivos fáciles: “es frustrante y muy complicado porque trabajo con medios reducidos”. Pero compensa porque el mensaje está llegando y Miren Gómez no para de investigar para que la moda sea mucho más que lo que llevamos puesto.