La pérdida de creatividad del alumnado baja el rendimiento académico: “La sociedad tiene que valorarla en los niños para que continúe en su vida adulta”

La creatividad está directamente relacionada con el rendimiento académico, de forma que los alumnos y alumnas con mayor creatividad tienen mejores expedientes. Así lo ha constatado un estudio con 300 participantes de Primaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) con el grupo de investigación ‘Creatividad, Motivación y Autorregulación en el ámbito educativo' (EDUCREAMA). Además, han apreciado un descenso significativo de la creatividad según avanza la etapa de Educación Primaria. Los test realizados en 3º y 4º tenían un nivel medio-alto, mientras que en 5º y 6º de Primaria bajaba a nivel medio-bajo y este descenso se refleja entre un punto y un punto y medio de la nota global obtenida.

Los cambios más significativos se dan Lengua y Matemáticas, materias además con gran peso competencial. Y es que, la creatividad es un factor fundamental no solo en los ámbitos artísticos. Tal y como explica la profesora de UNIR e investigadora de este estudio María José Cuetos, “existe un cierto desconocimiento y se tiende a reducir la creatividad a la expresión plástica y nos referimos a un pensamiento creativo a todos los niveles, como las ideas alternativas para llevar a cabo una innovaciones o resoluciones de problemas”. Por ello, se ha tenido muy en cuenta cómo afecta a las Matemáticas y a las ciencias: “El método científico formula hipótesis, comprueba teorías y hay una parte muy importante de creatividad en la resolución de problemas”. 

“La creatividad influye en el rendimiento académico porque favorece que el alumnado tenga un pensamiento divergente, una posibilidad de adaptarse a las nuevas situaciones, de buscar soluciones alternativas...”, explica Cuetos. Sobre los motivos que provocan este descenso detectado por la investigación de UNIR, hay varias hipótesis: una de ellas, es el uso de las nuevas tecnologías, ya que el momento que se observa ese descenso de creatividad coincide con el momento del primer móvil y de un uso más libre de los dispositivos. “Otra hipótesis es que se trata de un momento de cambio madurativo y cognitivo del niño o niña que pasa a ser preadolescente u adolescente y se encuentra con una creatividad real frente a la actitud creativa anterior, cuando el juego y la imaginación tenían un papel importante”, añade María José Cuetos.

La tercera hipótesis que podría estar detrás es el propio sistema educativo: “A esa edad, el alumnado lleva años escolarizado y se ha acostumbrado a este sistema que premia la respuesta única, la respuesta del pensamiento convergente frente al divergente”. Por ello, la docente de UNIR considera que “tenemos que seguir investigando y analizar el sistema educativo para ver si lo estamos haciendo bien. Lo que esta claro es que a medida que el niño va madurando el sistema educa cada vez se formaliza más y se pierden las actividades alternativas que permiten la espontaneidad del niño y que fomentan su creatividad. Vamos a un sistema más cerrado que piensa en buenas calificaciones y pasar de curso”. Además, añade: “Creemos que supone un estrés para el niño o niña que podría estar relacionada en la creatividad y por tanto en el rendimiento académico”. Cuetos liga la creatividad con la motivación para continuar con el estudio: “Se aburren y eso empuja al fracaso escolar”.

Ante esta situación, defiende que todas las partes de la sociedad tienen un papel importante. En cuanto a los docentes, considera que el proceso creativo debe comenzar desde su formación universitaria como maestros y las administraciones también tienen mucho que aportar: “Ante los malos resultados de PISA, la respuesta es refuerzo educativo y no se potencia la creatividad ni de alumnos ni de docentes”. Además, subraya que las familias deben insistir en esta cuestión en los hogares.

En definitiva, esta investigadora advierte de la falta de conciencia de la importancia que juega la creatividad y advierte de una dicotomía importante: “La parte creativa está muy bien valorada a nivel profesional, en la búsqueda de empleo, cuando se tiene en cuenta la resolución de problemas o la búsqueda de alternativas, pero no se potencia esa habilidad en la infancia. La sociedad tiene que valorar esa innovación y esa originalidad en los niños para que continue en su vida adulta”.