La Fiscalía de Barcelona solicita un total de 40 años de cárcel para cinco mossos d'Esquadra que presuntamente torturaron a un detenido por error en julio de 2006. El detenido, hemofílico, sufrió policontusiones y varios hematomas tras ser detenido y cuando era trasladado a la comisaría de Les Corts.
En las conclusiones provisionales de la Fiscalía, avanzadas hoy por 'El Periódico de Catalunya' y a las que ha tenido acceso Europa Press, el fiscal considera que los agentes detuvieron por error a Lucian P., de origen rumano, el 27 de julio de 2006, pensando que era un supuesto ladrón. Durante el arresto y el traslado a la comisaría de Les Corts los agentes pudieron haber insultado y amenazado de muerte al detenido, de origen rumano.
Para el fiscal, tres de los agentes, J.P.B., M.F.M y J.S.P., son responsables de los delitos de lesiones, torturas y atentado grave contra la integridad moral, por lo que pide diez años de prisión para cada uno. Otro de los acusados, F.C.L., se enfrenta a una pena de siete años de cárcel por lesiones y atentado contra la integridad moral, mientras que el último mosso, A.A.A., está acusado de atentado contra la integridad y le piden tres años de prisión.
Además, la Fiscalía solicita que los acusados indemnicen a la víctima y a su novia, también retenida, con 9.970 euros por las lesiones y los daños morales. También pide la imposición de multas que ascienden a 30.770 euros en total.
Según el relato del Ministerio Fiscal, los cinco policías, “con el propósito de menoscabar la integridad física” de Lucian P., “se le abalanzaron por la espalda, le zancadillearon y lo arrojaron de cara al suelo” y le esposaron con las manos atrás, “imposibilitando cualquier reacción defensiva, tanto por el uso del factor sorpresa como por la desproporción física y numérica”.
Además, le propinaron “todos ellos indistintamente reiterados golpes y puñetazos por todo el cuerpo, pisándole la cabeza contra el asfalto y agarrándole por el cuello para impedir que gritase”. Al mismo tiempo le insultaron y le dijeron: “Te vamos a matar”.
Toda la detención se hizo sin identificarse como policías, algo que sólo hizo uno de ellos cuando la “brutal actuación” fue recriminada por los peatones.
En el coche policial J.P.B., M.F.M. y J.S.P. intentaron conseguir la confesión del detenido y le introdujeron una pistola en la boca amenazándole con tirarlo por “un barranco” y con que si la juez le soltaba lo podían “matar, que no sería el primero”. Al mismo tiempo, los tres agentes que iban dentro del coche golpearon e insultaron “repetida e indistintamente” al detenido. El conductor del coche lo hacía aprovechando cuando se paraba en los semáforos en rojo.
Al llegar a la comisaría, le pusieron unas esposas más apretadas y le siguieron golpeando, insultando y amenazando de muerte. En un momento determinado, lo introdujeron en un cuarto, donde Lucian P. les señaló que era hemofílico y que podía morir si le continuaban golpeando. Los acusados le respondieron que “más le valía”.
No fue hasta el día siguiente que Lucian P. quedó en libertad, después de que la víctima del robo no le reconociera en una serie de fotografías.
Lucian P. sufrió contusiones y hematomas en los brazos, lo que requirió tratamiento intravenoso debido a su hemofilia.
EL FISCAL EXCULPA AL SARGENTO
La juez de Instrucción número 10 de Barcelona ya dictó a finales de junio un auto que suponía el cierre de la instrucción de la causa y en el que acordó mantener la imputación contra un sargento, dos cabos y tres agentes. Sin embargo, ahora la Fiscalía considera que no queda acreditado que el sargento I.A.M.M. participara en las supuestas agresiones ni las ordenara.
La juez instructora pidió, además, que se libre oficio al Institut Català de la Salut (ICS) para que tome medidas, si lo considera necesario, contra el doctor del dispensario de la comisaría de Les Corts por “cumplimiento inadecuado” de su obligación de “denunciar inmediatamente” cualquier indicio de delito.
REGISTRARON SU CASA SIN ORDEN
Pese a que los Mossos se percataron de que la detención se había producido por error, decidieron registrar la vivienda de Lucian P. presuntamente en busca de algo que pudiera incriminarle, pese a que no tenían orden judicial. Así lo manifestó la compañera de piso de los denunciantes, que estuvo presente durante el registro y declaró ante la juez el pasado diciembre.
Los agentes aseguraron durante su declaración que no registraron la vivienda y que simplemente acudieron allí para acompañar a la mujer del denunciante. Según su versión, “estaba nerviosa” y no entiende bien el castellano, por lo que aprovecharon que su compañera de piso es española para explicarle lo ocurrido.
La compañera sentimental de Lucian P., embarazada de entre dos y tres meses, también denunció a los agentes por detención ilegal y aseguró que los mossos imputados la agarraron del pelo y la arrastraron para introducirla en el coche policial. La mujer, según la acusación pública, permaneció, “obligada por los acusados”, dos horas en comisaría, pese a que no le dijeron que estaba detenida.
Los agentes, por su parte, aseguraron que la mujer, a la que los mossos dejaron en libertad pocas horas después, insistió en acompañar a su marido a comisaría.