Se celebró la segunda de feria con toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados pero se quedaron en eso, flojos y sin clase, el segundo tuvo movilidad y el sexto manso. En la despedida de “EL Juli” ovacionado cariñosamente, Urdiales dos orejas y ovación y Ginés Marín ovacionado y dos orejas.
Julián se topó a la postre con el lote más deslucido de la tarde y este primero fue muy flojo y sin fuerza con el que El Juli no pudo estar más que voluntarioso. Lo intentó por ambos pitones pero en ningún momento lo pudo obligar por bajo porque el toro se caía. Silencio y pitos para el toro al arrastre.
En su segundo se estiró a la verónica en su saludo capotero. Tras cuidarlo en varas realizó un quite por lopecinas rematadas con una media. Su último toro lo brindó al público. Comenzó la faena de largo dándole distancia al toro cuidando para que le durara lo máximo posible. Consiguió las primeras tandas pero el toro terminó por parase a mitad de faena sin poder hacer nada. Pinchó y estocada. Ovación y saludos desde el tercio.
Urdiales tuvo un buen recibo capotero a la verónica sacándoselo a los medios, rematando con una media de cartel. Llevó al caballo al burel con chicuelinas al paso de una estampa muy bella. Brindó a El Juli. La faena fue de menos a más condicionada por la fuerza del animal, que Urdiales en todo momento le dio sus tiempos y lo mimó para exprimirlo al máximo. Recetó muy buenas tandas por el derecho de estampa clásica. El público estaba con el torero riojano y tras un estoconazo se le concedieron las dos orejas.
En el quinto de la tarde volvió a expresarse con el capote en unas extraordinarias verónicas de recibo. Tras pedir que picaran poco al toro quitó por chicuelinas ajustadas y templadas. Enrazados toro y torero desde el comienzo de faena, citó de largo con tandas por derechazos ligados, templados y acompasados. El culmen vino en dos tandas por la izquierda rematando con una trincherillas tan característica en el arnedano. Le sobró la última tanda que le dio que terminó por enfriar al público y de que el toro se encogiera como que había perdido la batalla. Pinchazo y estocada. Silencio.
Llegó Ginés Marín por la puerta de la sustitución y salió con el nombre escrito en letras de oro con la gran dimensión de toreo que nos ha dejado en La Ribera.
En su primero bis, el titular fue devuelto por la poca fuerza que sacó desde el principio. Pronto en el cite de las manos de Ginés, regaló embestidas por ambos pitones parsimoniosas y acompasadas. Lo entendió Ginés desde el primer momento y sin someterlo demasiado para ir suavemente metiéndolo, como se suele decir, en el canasto. Toreo ligado y templado destacando por el pitón derecho. Remató la faena con unas bernardinas muy muy ajustadas propiciándole una pequeña cornada entre los dedos de la mano derecha. Falló a espadas y se quedó sin trofeos mayores. Pasó a la enfermería a hacerse una primera cura saliendo a torear al sexto.
Buen saludo capotero a pies juntos y por verónicas. El toro ya manseó desde el primer tercio y lo fue acuciando hasta querer rajarse en la faena de muleta. En el centro del ruedo le realizó la faena ante algunos intentos de marcharse e ir detrás de él. Se enrabietó y le pegó tres tandas tres excelsas con poderío, exprimiendo al toro con un temple y mano baja de quitar el hipo. La Ribera cayó rendida a los pases del extremeño. Media estoca en todo lo alta y muy efectiva tiró al toro rodado y consiguió las dos orejas.
Puerta Grande para Urdiales y Marín en el día de despedida del maestro El Juli.