La Rioja, la quinta comunidad con la población activa más envejecida

Una persona trabajando

Europa Press

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El envejecimiento de la población en España continúa su tendencia alcista y la representación de las personas sénior en el total de la población activa es cada vez mayor. Actualmente, en La Rioja, se contabilizan 147 personas mayores de 64 por cada 100 menores de 16, un índice del 147 por ciento que crece a un ritmo desbocado y que supera el nacional (137 por ciento), teniendo en cuenta que los indicadores de esperanza de vida y tasa de natalidad avanzan sin tregua hacia un invierno demográfico.

Entre las personas que tienen edad para trabajar tiene un peso creciente, hoy del 23 por ciento en La Rioja. Este porcentaje sitúa a la región riojana en el quinto puesto del ranking de envejecimiento de la población activa, siendo la media nacional del 20,8 por ciento.

En 2024, las personas activas mayores de 55 años alcanzan en las 37.000 en La Rioja, un 57 por ciento más que hace una década y un 182 por ciento por encima de hace veinte años. Con ello, las personas mayores de 55 años han ganado un gran peso en el mercado laboral riojano (hace una década representaban el 14,9 por ciento y hace 20 años eran el 9,7 por ciento).

A pesar de este envejecimiento creciente, los sénior (más 55) afrontan grandes prejuicios y estereotipos en el mercado laboral que pueden conducirles a la inactividad, al desempleo de larga duración, a jubilaciones forzosas y anticipadas o a un mayor riesgo de exclusión y/o pobreza. Todo un contrasentido, teniendo en cuenta que la edad de jubilación tiende al alza, siendo la contribución sénior clave para la competitividad del país.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “El proceso de envejecimiento ha cogido velocidad de crucero y tiene un gran impacto en el mercado de trabajo. En primer lugar, la fuerza laboral es cada vez más sénior y urge desterrar los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas, a las que se asocia con obsolescencia o menor flexibilidad.

Por otra parte, el envejecimiento trunca las perspectivas de reemplazo generacional, siendo urgente apostar por la cualificación de la ciudadanía como política tractora del país, permitiendo aportar su talento a personas tradicionalmente inactivas como aquellas con discapacidad o mujeres que han dedicado su vida a la familia y ahora desean incorporarse al mercado laboral“.

“No en vano, existe un problema de sincronización entre la formación de los trabajadores y los requisitos de las empresas, que dispara la tasa de desempleo, cuando, al mismo tiempo, las empresas no logran cubrir sus vacantes. Es urgente actuar, mediante políticas activas de empleo, para corregir este desajuste estructural. Además, habrá que abordar con diligencia el reto de la diversidad cultural, teniendo en cuenta el potencial de la fuerza laboral extranjera para llenar el vacío de una población activa nativa decreciente”, ha concluido.

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