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Medir los tiempos en política
Siempre se ha considerado un valor en un político eso que se ha dado en llamar “saber medir los tiempos”. Aunque el término está un tanto sobrevalorado, porque generalmente es a posteriori cuando se reconoce si un determinado político ha medido bien los tiempos o no, en función de los resultados obtenidos.
Un ejemplo de ello es que José Luis Rodríguez Zapatero obtuvo ese reconocimiento tras ganar las elecciones de 2004. Muchos analistas le atribuyeron entonces la cualidad de haber sido un político que había sabido bien medir los tiempos en la oposición y eso le llevó a la victoria electoral. Pero posteriormente se demostró que no era precisamente un dechado de virtudes en estrategia política.
Entre los cuatro posibles candidatos a las primarias del PSOE de cara a las elecciones generales –Eduardo Madina, Carme Chacón, Patxi López y Pedro Sánchez–, es objeto de preocupación y de debate interno en sus respectivos equipos cuándo dar el paso, cómo medir los tiempos. Si salir inmediatamente después de las elecciones europeas del 25 de mayo o reservarse para la recta final.
En el entorno de Chacón se apunta a que está prácticamente decidido que será antes de agosto. En principio, afirman que si ella decide dar finalmente el paso no le condicionará ni lo que haga Alfredo Pérez Rubalcaba ni el resto de los posibles aspirantes.
La exministra de Defensa volverá a España, ya definitivamente, la última semana de la campaña electoral y, desde ese momento, piensa dedicarse de lleno a medir sus apoyos, preparar la campaña y empezar a trabajar internamente en el partido. Todo apunta a que a finales de junio o en julio anunciará su decisión.
Tal vez el secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina, podría dar el paso antes. En teoría, el compromiso con Ferraz es dejar las primarias en un segundo plano hasta las elecciones europeas, por lo que el día 26 de mayo hay ya vía libre. La duda que tienen sus colaboradores es si no sería mejor esperar a que concluyan las primarias de las autonómicas, previstas para septiembre, para no contaminarlas con la pugna para las generales. No está tomada una decisión definitiva.
Quien parece más tranquilo y con menos prisas es el exlehendakari Patxi López. Aunque ahora se le ve más desdibujado y hay más dudas sobre si dará el paso, lo que parece seguro es que no se moverá hasta octubre. López prefiere esperar, ver cómo se mueven sus posibles rivales y posteriormente anunciar si entra en la pugna electoral o sigue su vida política en el País Vasco.
Finalmente, Pedro Sánchez tiene completamente decidido que, si da el paso, lo anunciará antes del verano. Es el menos conocido de los cuatro y sus colaboradores le aconsejan hacer una campaña lo más larga posible, que lo acerque a la militancia y a la ciudadanía.
Luego está lo que hará y cuándo lo hará el actual secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, un político a quien también se ha elogiado por saber medir los tiempos. Muchos vinculan su decisión al resultado de las europeas y, en cuanto a la fecha de cuándo puede anunciarlo, todo indica que esperará hasta el último momento. El líder socialista cuenta con la ventaja de que no tiene que trabajarse a las federaciones, su nivel de conocimiento es muy alto y su trayectoria política, suficientemente sabida.
Por todo ello, los cuatro o cinco posibles aspirantes están como los participantes en una carrera de ciclismo en pista. Mirándose de reojo unos a otros a ver quién acelera primero, quién se pega a la rueda y quién comete menos equivocaciones. No será definitiva esta decisión del juego de fechas para ganar las primarias pero, posiblemente, sí para perderlas.
Siempre se ha considerado un valor en un político eso que se ha dado en llamar “saber medir los tiempos”. Aunque el término está un tanto sobrevalorado, porque generalmente es a posteriori cuando se reconoce si un determinado político ha medido bien los tiempos o no, en función de los resultados obtenidos.
Un ejemplo de ello es que José Luis Rodríguez Zapatero obtuvo ese reconocimiento tras ganar las elecciones de 2004. Muchos analistas le atribuyeron entonces la cualidad de haber sido un político que había sabido bien medir los tiempos en la oposición y eso le llevó a la victoria electoral. Pero posteriormente se demostró que no era precisamente un dechado de virtudes en estrategia política.