Los tres meses posteriores a mayo de 2019 fueron largos para Isabel Díaz Ayuso y el Partido Popular. Los populares perdieron las elecciones en uno de sus feudos más importantes, la Comunidad de Madrid, gobernada de forma ininterrumpida por el PP durante 24 años, pero aunque habían quedado por detrás del PSOE, los de Pablo Casado respiraron aliviados porque la izquierda madrileña de nuevo no sumaba para desbancarles del poder. La noche electoral fue muy celebrada en Génova 13, pero después las negociaciones con Ciudadanos –finalmente socios de coalición– y Vox fueron más largas de lo esperado: el entonces partido Albert Rivera trataba de hacer malabares para que no se les relacionase con la extrema derecha pese a que dependían de sus votos para entrar por primera vez en el Gobierno de Madrid, después de cerrar la posibilidad de cualquier acuerdo con los socialistas. Las negociaciones fueron largas pero finalmente Ayuso logró la Presidencia.
Ciudadanos seguía diciendo entonces que el apoyo de Vox al primer Gobierno de coalición sin mayoría era anecdótico. Año y medio después, PP y Ciudadanos han presentado este lunes sus primeros presupuestos, que todavía tienen que lograr el voto de los 13 diputados de la formación ultraconservadora y han planteado como socio prioritario al partido de Santiago Abascal que ya avisa de que estudiará “medida por medida” y que no tiene prisa.
El anuncio de unas nuevas cuentas venía acompañado del reconocimiento por parte del vicepresidente regional, Ignacio Aguado, de que la Comunidad de Madrid depende de Vox, al igual que el Ayuntamiento de la capital o Andalucía y Murcia donde los de Inés Arrimadas también gobiernan con el PP y el apoyo externo de la formación de Santiago Abascal. En todos esos lugares, la negociación presupuestaria ha supuesto cesiones por parte de los ejecutivos en temas como el feminismo, la educación, la memoria histórica o los derechos LGTBi.
Este lunes, Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado anunciaban su esperado acuerdo –que se ha hecho esperar– y reconocían que su preferencia para aprobar las cuentas era la formación de extrema derecha. “Vox tendrá mucho que decir”, admitió el vicepresidente regional y dirigente de Ciudadanos.
Las negociaciones con la formación que en Madrid lidera Rocío Monasterio comenzaron este mismo lunes por la tarde, según anunció Ayuso. Del acuerdo entre PP y Ciudadanos poco ha transcendido porque la presidenta madrileña señaló que no se iba a dar ningún detalle para que Vox fueran los primeros en conocerlos “como partido que facilitó la investidura”. Por tanto, aunque prometieron más inversión en “sanidad, educación y en la economía” en general, no se han dado ningún tipo de cifras de gastos o de ingresos.
La presidenta madrileña añadió además que se va a negociar con los de Abascal “desde cero” y abría la puerta a una rebaja de impuestos –básicamente los que decayeron en marzo en la Asamblea de Madrid por el voto en contra de los 13 diputados de Monasterio– y hasta a una reducción de consejerías “y aquellos organismos que se demuestren innecesarios”.
PP y Ciudadanos se sientan con Vox tras un acuerdo interno entre ambas formaciones que se ha hecho esperar. El Gobierno regional cerraba el año sin cuentas, prorrogando las de 2019 –las últimas de Ángel Garrido como presidente, ahora consejero de Ciudadanos– con posiciones entre los socios de coalición completamente enfrentadas: el PP se inclinaba por unos presupuestos austeros mientras los de Aguado pedían más expansión del gasto que atendiera a la crisis sanitaria y económica.
Hace junto una semana, Aguado rompía la baraja y presionaba en público a Ayuso presentando un “plan de rescate” para la economía que iba a suponer una inversión de 1.000 millones –de un presupuesto anual de más de 20.000–. El vicepresidente regional anunciaba su plan en una entrevista a espaldas de la presidenta, para cabreo de ella y su consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty. Finalmente la sangre no llegó al río. El Gobierno regional se reunió el pasado viernes de emergencia en la casa que el Canal Isabel II tiene en Manzanares el Real y el encuentro fue más fructífero de lo esperado. Aguado aseguraba este lunes que su proyecto se ha incluido finalmente en las cuentas tras varios meses de rechazo de la presidenta y Lasquetty, según pudo saber este periódico.
Ahora, tras un acuerdo entre los socios de coalición todavía falta sumar a la ecuación a Vox, que de entrada ya exigió antes de verano un gesto de austeridad con el recorte de varias consejerías después de que pasaran de nueve a trece. Hace unas semanas los de Monasterio aseguraban que en el Gobierno regional nadie se había puesto en contacto con ellos desde mayo. Entonces, la formación de extrema derecha advertía de que la prórroga presupuestaria supondría que encarecerían su apoyo: “Si ellos no le han querido dar prioridad a sacar unas cuentas tampoco seremos nosotros los que luego nos tengamos que meter prisa cuando ellos lo consideren; entonces lo estudiaremos con más calma y nos tendrán que convencer”, aseguraba un dirigente de la formación. Advertía además del “calado ideológico” de unos presupuestos regionales en comparación al apoyo que Vox dio a PP y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid.
De momento, las últimas propuestas sobre la mesa por parte del partido de Santiago Abascal tienen más que ver con una reducción de gasto recortando consejerías y asesores, además de algún gesto con los impuestos. Sobre eliminar algunas carteras, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se manifestó en contra el pasado mes de septiembre durante el debate del estado de la región, pero este lunes se abría a estudiarlo –y ejecutarlo–. Los de Ayuso se plantean eliminar la Consejería de Presidencia que dirige actualmente María Eugenia Carballedo. Sus funciones las asumiría el consejero de Justicia, Interior y Víctimas, Enrique López, que cada vez tiene más poder dentro del Ejecutivo regional, además de en el PP –es el hombre que ha estado negociando con Moncloa la renovación del Poder Judicial–.
Por el lado de Ciudadanos, la candidata a dejar el Gobierno es la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, cuya relación con el vicepresidente regional es “muy mala”, aseguran numerosas fuentes, además de haber perdido también el apoyo de Inés Arrimadas. Sus funciones serían asumidas por el propio Ignacio Aguado. Ambos movimientos, de producirse, dejarían a un gobierno solo con dos mujeres incluyendo a la presidenta madrileña.
La otra petición de Vox –la rebaja impositiva– se subsanaría rescatando el proyecto de ley presentado en marzo por el Gobierno regional en la Asamblea de Madrid que planteaba tres deducciones del IRPF del tramo autonómico y que fue rechazado por la formación de extrema derecha, que pedía recortes en otras áreas para ajustar los ingresos que se dejarían de percibir. Con la reducción de las consejerías, “se matarían dos pájaros de un tiro”, aseguran fuentes del Gobierno regional. La rebaja del IRPF en 0,5 puntos prometida durante la campaña electoral quedará por tanto de nuevo en un cajón, ya que como ha conformado Lasquetty y la propia Ayuso se plantea para más adelante, probablemente en año electoral como suele ser costumbre en los gobiernos del PP.
Los socialistas ya han criticado la preferencia de los de Aguado por Vox. El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid subrayaba el cambio de criterio de Ciudadanos, que “ya no encuentra problemas en sentarse en la misma mesa que Vox”, lamentaba Ángel Gabilondo. “Van a negociar directamente las exigencias de este grupo, cuando, supuestamente, tienen diferencias insalvables en sus propuestas, vamos a ver en qué queda esto”, insistía. También el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà, se preguntaba qué concesiones hará el Gobierno regional para lograr ese apoyo de la extrema derecha. En Unidas Podemos-IU recordaban el acuerdo en el Ayuntamiento: “Teniendo en cuenta los presupuestos que Vox ha firmado con Almeida, lo que sí que podemos anticipar es que nos tememos que no van a ser una buena noticia para las familias trabajadoras de la Comunidad de Madrid”, aseguraba la coportavoz Sol Sánchez.
Tanto en el PP como en Ciudadanos esperan que el escenario actual con una crisis sanitaria y económica sin precedentes persuada a Vox de complicar las negociaciones. Aguado instaba este lunes a “no obcecarse en líneas rojas” y pedía no hacer de los presupuestos “política e ideología”. La formación de extrema derecha de momento no se ha pronunciado. “Falta el remate, que es aprobarlo en la Asamblea. Hay que ser optimista, pero falta la etapa de negociación. Espero que seamos capaces de sacarlos cuanto antes”, decía el vicepresidente.