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El desborde de los servicios sociales en Madrid deja una parte de las ayudas para comer pendiendo de donaciones

El banco de alimentos montado en el Teatro del Barrio de Madrid. / Ricardo Rubio / Europa Press

Sofía Pérez Mendoza / Marta Borraz

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La crisis del coronavirus ha inundado los servicios sociales en Madrid de nuevos usuarios. En solo un mes han pedido ayuda para comer más personas que en todo el año pasado, según últimos datos del Ayuntamiento. 38.000 entre el 19 de marzo y el 19 de abril frente a 34.000 en 2019. Los distritos han ideado diferentes fórmulas para atender a sus vecinos de la forma más rápida, lo que genera desigualdades en función de donde vivas. En algunos barrios, tener dos platos de comida al día depende de las donaciones y de los voluntarios por la altísima demanda.

“Al principio nos organizamos para hacer los recados a quien lo necesitara pero pronto tuvimos que cambiar. Lo que damos es una atención social de emergencia. La gente no nos dice, por favor, bájame a comprar esto, sino que no tienen dinero para asumir esa compra”, explica Antonio Granero, de la asociación de vecinos 4 Caminos-Tetuán. Aquí los voluntarios detectan casos de necesidad y se los hacen llegar a la Junta de Distrito, que atiende a otros cientos. La sinergia es permanente. “Colapsaron los primeros días. Hay listas de espera. Mientras tanto lo asumimos a través de acuerdos con fundaciones (Dual o Madrina) que hacen donaciones. Nos estamos autogestionando para dar unas 60 comidas diarias”.

19 distritos han firmado contratos de emergencia para hacer frente a la avalancha de peticiones de ayuda. Los dos restantes, San Blas y Chamberí, no tienen porque, asegura el Ayuntamiento, ya disponían de reparto de comidas para personas en exclusión. El Consistorio, dirigido por José Luis Martínez-Almeida, explica que todavía no tiene una estructura de respuesta estable. En distritos como el de Tetuán, el reparto de las comidas proporcionadas por el Ayuntamiento lo hacen los voluntarios.

“Estamos trabajando en un paraguas más amplio que nos permita no depender de las donaciones. Queremos dar a las ayudas un alcance estable”, señalan fuentes del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, que subrayan la importancia de la colaboración con el tejido asociativo. “No actúan en nuestro lugar sino que estamos trabajando con ellos. Siempre ha sido así”, puntualizan.

El Consistorio ha ampliado el presupuesto para ayuda social en 4,1 millones de euros, el dinero movilizado para las fiestas populares que no se van a celebrar este verano, y ha creado una ayuda exprés para reducir al mínimo los trámites.



La crisis no ha golpeado a todos los barrios por igual. Solo cinco distritos concentran más del 50% de las solicitudes de ayudas alimentarias: Carabanchel (13,45%), Puente de Vallecas (13,28%), Latina (9,84%), Tetuán (9,59%) y Villaverde (8,48%). Retiro, Salamanca y Barajas son las zonas con menos demanda. Apenas llega al 1% del total.

En Vallecas, varias asociaciones de vecinos han montado una despensa solidaria. Al principio hacían la compra individualmente, pero la demanda se ha llevado por delante la organización y les ha obligado a buscar un plan B para que nadie se quede sin comer. “Era imposible que los voluntarios estuviéramos dos horas para hacer cada compra. No llegábamos. Ahora hacemos pedidos grandes y hemos abierto un número de cuenta para donaciones”, cuenta Almudena Jiménez, de la asociación Palomeras Bajas. Los bancos de alimentos improvisados se han multiplicado por toda la ciudad. El emblemático Teatro del Barrio es ahora un espacio de reparto de recogida de alimentos para los vecinos de Lavapiés.

“Nunca había visto algo así. Es una bofetada”

Las redes vecinales advierten de que esta ola de pobreza se ha cobrado como primeras víctimas a los que vivían al día. Pero también ha dejado en una situación comprometida a las personas que estaban “relativamente bien”. Por ejemplo, personas afectadas con un ERTE que aún no han cobrado. “Nunca había visto algo así”. La frase la repiten varias personas que llevan décadas en el movimiento vecinal. No hay precedentes de una coyuntura tan dramática y tan repentina. “La crisis de 2008 fue larga y penosa. Está está siendo una bofetada”, compara Granero.

Los vecinos y vecinas de Villaverde Alto organizaron una red de apoyo para atender las necesidades que fueran surgiendo. La idea, como en muchas otras zonas, era suplir el tiempo de cuidado en familias que no pudieran teletrabajar o hacer tareas como bajar la basura o hacer la compra, pero al final ha acabado gestionando y distribuyendo más de 400 comidas diarias. Son, sobre todo, familias que se sostenían con trabajos de cuidados, limpieza o venta ambulante y ahora están a cero. “Nos llega gente que pasa hambre y no puede pagarse el alquiler”, cuenta Mónica, miembro de la iniciativa.

La mayoría “intentan ponerse en contacto” con Servicios Sociales o el 010, pero “se encuentran con que o no hay respuesta o, en caso de que la haya, tarda en llegar una ayuda real”, lamenta la red de cuidados en una nota de prensa. Algunas familias, incluso, les cuentan que les han dado su teléfono allí ante el desborde que están atravesando. “Yo creo que son trabajadoras que tienen sentido de lo común y ven que no tienen capacidad”, dice Mónica. El Ayuntamiento asegura que la tasa de rechazos de llamada es solo de un 0,4% y que han “multiplicado esfuerzos y personal” para atender a todas las personas que llaman.

Hoy, el objetivo inicial de la red se ha desdibujado. El primer paso en la metamorfosis fue crear varias 'huchas vecinales' que llenaban con donaciones de organizaciones y personas a título individual. Pero esto no fue suficiente. Al final, han conseguido que la ONG World Central Kitchen, fundada por el famoso chef José Andrés, ofrezca diariamente comidas preparadas que después reparte la red. “Nos hemos organizado con ellos para que un camión venga cada día a un punto del barrio que les dijimos y allí iniciamos el reparto”, dice Mónica. Entre esto y las compras en los supermercados que siguen haciendo gracias a la colaboración ciudadana, dan 430 comidas al día y han hecho 40 compras en el supermercado. Tienen, además, a más de 30 personas en lista de espera.

Una nueva ayuda “exprés”

En todos los distritos, sin excepción, se reparte comida a personas que nunca habían necesitado este recurso. El Ayuntamiento ha anunciado este lunes la puesta en marcha de una “ayuda exprés” para agilizar la respuesta. “Hay personas que llevan 10 días en una lista de espera y que no pueden esperar”, advierte Granero. En condiciones normales, acceder a una ayuda de emergencia “puede prolongarse hasta tres meses”, señala el concejal de Más Madrid, Nacho Murgui, cuya formación solicitó al Consistorio eliminar trabas burocráticas en situación de emergencia.

Su grupo municipal se ha quejado a través de una carta dirigida al Consistorio de la “falta de coordinación entre distritos” a la hora de dar una respuesta a la emergencia sanitaria. “Las condiciones de acceso a recursos municipales dependen del barrio en el que se viva”, dice la misiva enviada este lunes. Más Madrid reclama que se dicten “instrucciones” que sean de aplicación a todos los distritos. También, que se busque la fórmula más adecuada, priorizando fomentar la “autonomía” de las personas, con el reparto de alimentos no cocinados o tarjetas para ir al supermercado.

La crisis está agujereando todo. Incluso la propia red de voluntarios. “Hay algún voluntario que nos ha dicho que también está en una situación comprometida, que no podía comprar comida”, cuentan desde la asociación vecinal 4 Caminos-Tetuán. La entidad se ha mostrado molesta en los últimos días con el Ayuntamiento de Madrid por haber colocado en las bolsas de comida que reparten el logo del Consistorio. “Si estos alimentos llegan es por la acción conjunta de todo el distrito”, reivindica Granero.

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