En la Plaza de Isabel II, frente al imponente Teatro Real, hay una fuente de agua escondida entre árboles, quioscos y camiones de obra. Jaime vende cupones unos metros más allá y piensa que la mayoría de la gente ni repara en su presencia mientras él disecciona durante su jornada laboral qué ocurre con ella. Ha vuelto a funcionar hace unos días, cuenta, tras más de un año sin expulsar ni una gota de agua. Cortar el suministro de las fuentes públicas ha sido una de las medidas contra el coronavirus que más tiempo se han prolongado: un año y dos meses, salvo unas semanas de prueba en la desescalada. Entre tanto han abierto los bares, en interior y en exterior; y se ha dado vía libre a las reuniones en domicilios.
El Ayuntamiento de Madrid ordenó restaurar los grifos la semana pasada aunque hasta julio no estarán abiertas las casi 2.000 fuentes que existen en la capital. A un ciudadano medio que funcionen o no los caños públicos puede pasarle inadvertido, pero tener agua gratuita y accesible es un bien de primera necesidad para las personas sin hogar que no tienen una casa para beber o dinero para comprar una botella. “De aquí se han marchado las personas sin techo, entre que no hay agua y las obras...”, advierte Jaime al otro lado de su quiosco. La asociación Bokatas, de acompañamiento al sinhogarismo, ha puesto varias reclamaciones para trasladar a las administraciones madrileñas la urgencia que sufren las personas que viven en la calle.
El Gobierno municipal, liderado por PP y Ciudadanos, justificó en la comisión de Movilidad y Medio Ambiente que la normativa sanitaria dictada por la Comunidad de Madrid le impedía abrirlas hasta ahora, en respuesta a una pregunta de Más Madrid que instaba a la Corporación a no demorar más la recuperación de las fuentes para el consumo.
Los servicios municipales están dando prioridad a las fuentes de los parques —son el 84%— y a las ubicadas en zonas céntricas, como en la Plaza de Ópera. Madrid Río y El Retiro tienen agua disponible desde hace días. En barrios periféricos, tardará algunas semanas más en llegar. El área dirigida por Borja Carabante señala que las instalaciones deben purgarse e inspeccionarse antes de reabrirse. Luego, los técnicos colocan unas pegatinas que advierten de que no se beba directamente del caño.
Los epidemiólogos y expertos en salud pública coinciden en que no tiene sentido haber mantenido tanto tiempo cerrados estos servicios, una vez superado, además, el paradigma del contagio por fómites, explican desde la Asociación Madrileña de Salud Pública. “No había ninguna razón de peso. Inicialmente no sabíamos cuánto pesaba la transmisión por fómites, pero enseguida se vio que era muy irrelevante y por lo tanto con una higiene de manos adecuada sobraba y bastaba. Son este tipo de cosas que se hicieron y se siguen haciendo, más en unas comunidades que en otras, y que no responden a ningún tipo de evidencia ni razonamiento científico”, añaden.
Una cuenta de Twitter (@FuentesdeMadrid) lleva días escaneando los caños que continúan inoperativos en la ciudad: el agua no sale aún en el barrio de las letras ni en Orcasitas. “El grifo de la fuente pública contagia COVID-19. El de los baños de bares y discotecas, no”, dice el usuario en su biografía.
Solo un 16% de las fuentes están en la vía pública
Fernando y Ángel, dos taxistas curtidos en el oficio que esperan apostados en sus coches a la clientela, son testigos vivos de cómo las fuentes públicas se han ido borrando del callejero de Madrid con el paso de los años. “Nosotros las seguimos usando para rellenar la botella o mojar la bayeta”, dice el primero. “Pero antes era mucho más frecuente. Donde había una fuente, había un taxista”, replica el segundo. Ambos almacenan en su cabeza un mapa de las fuentes de Madrid e incluso han hecho una selección de aquellas en las que el agua sale “más fresquita”.
Hay 1.950 repartidas por la capital. El Gobierno de Manuela Carmena abrió nuevos caños —el mandato empezó con 800— y se comprometió a aumentar el número hasta las 1.996, pero la legislatura se terminó hace dos años sin llegar a esa cifra. El distrito que más fuentes concentra es Moncloa-Aravaca, con 209 (10,8%). A la cola está Chamberí, con solo 29 (1,5%).