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Los sanitarios alertan de las medidas “tibias” de Madrid con los contagios disparados y las UCI al 90%: “Esto empieza a parecerse a la primera ola”

Un paciente convaleciente por COVID-19 es trasladado dentro del hospital de la Princesa.

Fátima Caballero

15 de enero de 2021 22:22 h

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La Comunidad de Madrid vuelve a ser un territorio crítico en la expansión del coronavirus. Los contagios están disparados en la región que ya fue epicentro en la primera y la segunda ola. Esta expansión acelerada del virus ha puesto de nuevo en alerta roja al sistema sanitario y los ingresos en planta y en críticos empiezan a estar al borde del abismo. El Gobierno regional que preside Isabel Díaz Ayuso modificaba este viernes su estrategia que abogaba por no enfrentar “salud y economía” –según las propias palabras de la presidenta madrileña– y tras cuatro semanas de aumento de los casos metía mano de forma tímida a la hostelería, adelantando dos horas su cierre (22 horas) y una el toque de queda (23). Expertos y sanitarios califican estas medidas, sin embargo, de “tibias” y alertan de que esta nueva ola se parece más a la primera que a la segunda por el número acelerado de contagios e ingresos y el estado de los hospitales.

La región tocó suelo el pasado 8 de diciembre, tras el impacto de la segunda ola que se inició en Madrid en agosto. Ese día, la incidencia acumulada en el territorio se situó en 181 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días. Desde entonces, la curva se invirtió y volvió a escalar poco a poco, aunque en las últimas dos semanas el aumento ha sido exponencial pasando de una incidencia 390 casos a los 640 actuales. En ese impás de tiempo, sucedieron las navidades que para los expertos han jugado un papel determinante en la nueva expansión acelerada del virus, aunque también consideran otros factores como la cepa británica que a su juicio está teniendo más impacto que el registrado.

Los epidemiólogos consultados recuerdan que el aumento “leve” de la incidencia acumulada los últimos días hay que tomarla “con cautela” debido al efecto que ha provocado en el sistema sanitario el paso de la borrasca Filomena cuyas fuertes nevadas mantienen colapsada la ciudad. “En los centros de salud no se han procesado muchas PCR y probablemente sean muchos más casos”, advierte Fernando García, coportavoz de la Asociación de Salud Pública de Madrid. Un extremo que confirma María Justicia, vicepresidenta de Atención Primaria de AMYTS, el sindicato mayoritario de médicos, que asegura que hasta este viernes los ambulatorios no han realizado PCR ante la dificultad para moverse por la ciudad y se han limitado a hacer tests de antígenos.

La Comunidad de Madrid notificó este viernes 5.522 nuevos casos, de los que 4.615 corresponden a las últimas 24 horas, y 28 fallecidos más en hospitales –que no incluyen los fallecidos en domicilios y residencias–. En el acumulado, la Comunidad de Madrid ha registrado 460.729 positivos, un total de 81.345 casos han requerido hospitalización, 7.559 han necesitado UCI y 72.154 han recibido el alta hospitalaria, mientras que 606.300 han recibido atención domiciliaria por Atención Primaria.

La COVID-19 avanza ahora de nuevo en la región y los sanitarios admiten ya el temor ante lo que puede estar por venir. En algunos hospitales como el Gregorio Marañón, La Paz o el de Fuenlabrada, se están abriendo nuevas camas en planta y en críticos al encontrarse ya “especialmente tensionados”, definen sindicatos y expertos. Las UCI ya están al 90% de su capacidad y aún “puede llegar lo peor” teniendo en cuenta cómo se comporta en virus, reconocen los sanitarios consultados.

El viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero, anunciaba este viernes las medidas que limitarán a partir del lunes el movimiento en la región de las 23 a las 6 horas, además de adelantar el cierre de la hostelería a las 22 horas, cuyo sector ya ha emitido un comunicado alertando de las pérdidas para sus negocios. El Gobierno regional, además, seguirá con su estrategia de cerrar perimetralmente zonas de salud y cerrará otras seis áreas sanitarias y cinco nuevas localidades que hacen un número total de 47 áreas sanitarias y 19 municipios [Consulta tu calle en este mapa]. Hasta ahora, el umbral utilizado para decretar el confinamientos de estos núcleos de población se había fijado en una incidencia acumulada 400 casos a 14 días, una barrera que la mayoría de distritos de la capital y municipios habían superado hace días (cinco de ellas por encima de los 2.000).

La directora general de Salud Pública confirmaba que la tendencia de la incidencia en la región sigue siendo al alza y que al cierre de la semana se confirmaron 24.794 casos en la primera semana epidemiológica de 2021 --del 4 al 10 de enero--. “Si comparamos la situación epidemiológica de la semana primera del año 2021 respecto a la última, el incremento es prácticamente de un 51% de nuevos casos”, aseguró Andradas. 

Pese a las cifras críticas, el Gobierno regional decidía este viernes inventarse un nuevo criterio para no tener que confinar a trozos a la mayoría de la región. La directora general de Salud Pública, Elena Andradas, explicaba que el nuevo límite sería ahora la incidencia media de la región (618 casos). La directora general de Salud Pública defendió que se van a ir adaptando los criterios de restricciones en base a la evolución de la pandemia.

Las UCI al 90%

Los hospitales cuentan ya con 3.188 pacientes con Covid-19 ingresados, 2.733 en planta y 455 en UCI y el temor de los sanitarios va en ascenso. “Los ingresos han crecido de golpe los últimos días”, asegura una intensivista del hospital de Fuenlabrada que prefiere mantener el anonimato. “Estamos viendo cifras muy preocupantes en urgencias que acabarán repercutiendo en muchos ingresos en las UCI, que ya están al borde de su capacidad”, relata. En este hospital que cuenta con 24 camas UCI tras la primera ola –antes tenía 12– ya buscan espacios para habilitar nuevas unidades de críticos. “La semana pasada tuvimos por ejemplo 70 ingresos por Covid, veinte más que la anterior, pero es que solo ayer ingresamos a 22 pacientes y 12 se quedaron en las urgencias pendientes de ingresar aquí o en el Zendal”, relata.

Otro médico también intensivista del Hospital 12 de Octubre coincide también en describir un panorama más parecido al de marzo que al de septiembre por “el ritmo tan rápido de aumento de casos que estamos viendo”. “Las cifras se asemejan más a la primera ola”, aunque reconoce que ahora hay más capacidad de reacción y más conciencia de la sociedad para “autoconfinarse”. “Los datos, desde luego, son para preocuparse mucho: o nos confinan o nos autoconfinamos”, considera. “En dos o tres semanas ha habido que quitar plantas normales reconvertirlas en Covid”, señala el vicepresidente de la Asociación madrileña de Enfermería (AME).

Todos los médicos consultados recuerdan el comportamiento del virus y cómo este acabará notándose en las UCI en una o dos semanas. Además, recuerdan, los hospitales tienen que afrontar estos días numerosas operaciones de trauma por las caídas en la nieve por el temporal, con decenas de pacientes esperando intervenciones quirúrgicas que se retrasaron por la falta severa de sangre en los hospitales.

El viceconsejero de Salud Pública anunciaba este viernes la apertura de un nuevo módulo en el hospital de emergencias Enfermera Isabel Zendal, el centro que más pacientes Covid atiende, aunque no críticos ya que solo cuenta con 12 unidades. De forma progresiva se habilitarán las 350 camas, con una apertura inicial de 90 camas. Esto provocará que sanitarios de la toda la red hospitalaria vuelvan a tener que destinar sanitarios al nuevo hospital que ya cuenta con más de 816 profesionales –153 de ellos de servicio–.

Una Atención Primaria que sigue colapsada

Las fuertes nevadas causadas por la borrasca Filomena han tenido una repercusión también salvaje en la Atención Primaria. Los centros de salud en Madrid llevan desbordados el verano pasado. Los profesionales doblan turnos para hacer PCR, identifican contactos, les hacen seguimiento telefónica y atienden a su vez, a algún paciente que llega por cualquier otra dolencia. Esas no han cesado. “Esta semana nos hemos dedicado a sobrevivir con Filomena que ha puesto de manifiesto todos los déficits de infraestructuras que tienen los centros de salud”, asegura la vicepresidenta de Atención Primaria de AMYTS.

“Hemos estado en crisis prácticamente hasta hoy y ha sido un vendaval que nos ha acabado de hundir física y psicológocamente”, relata María Justicia que pone de nuevo sobre la mesa los déficits de los centros de salud. Esta sanitaria explica además que no hay interacción con los rastreadores contratados por la Comunidad de Madrid y en muchas ocasiones se duplica el trabajo. “Esto empieza a parecerse a marzo aunque confiamos en que tenemos una experiencia previa, pero también es verdad que llevamos casi un año diezmados, cansados, hundidos, hay muchos momentos que nos faltan las fuerzas”, lamenta. “La borrasca ha sido bestial, nieva sobre nevado, por hacer la metáfora”, explica. 

AMYTS presentó esta semana un recurso ante el contencioso-administrativo después de que el Gobierno de Ayuso no haya cumplido con ninguna de las medidas a las que se comprometió en septiembre para librarse de la huelga indefinida en la Atención Primaria. Ni ha contratado a los más de 300 sanitarios que prometió ni ha abordado la reestructuración para librar a estos sanitarios de la pesada burocracia ni tampoco ha equiparado sus salarios a los del resto de profesionales hospitalarios. Este recurso es el paso previo a la demanda, explica María Justicia.

Las consecuencias de la Navidad

“Estamos pagando la navidad, hemos estado trampeando con medidas más o menos restrictivas y además entra en juego la variante inglesa, que puede estar jugando un papel más importante del que pensamos”, explica Fernando García, de la Asociación madrileña de Salud Pública. “Las propias medidas durante la navidad que se consensuaron entre las comunidades autónomas eran demasiado tibias y se envió un mensaje de que uno se podía reunir”, señala.

García considera que las medidas en la región durante las fiestas fueron laxas teniendo en cuenta que la autonomía siempre tuvo una incidencia acumulada alta que no llegó a bajar de los 200 casos por cada 100.000 habitantes. Eso suponía, explica, que había “una alta circulación del virus”. “No es como en julio cuando empezó la escalada de la segunda ola, entonces estábamos en 9 casos, gracias al confinamiento tan largo de los meses previos”, añade.

Un análisis con el que coincide el epidemiólogo Pedro Gullón que al igual que el coportavoz de la Asociación madrileña de Salud Pública considera que hay que tomar “medidas mucho más serias”. “En Madrid hay que empezar a plantearse un cierre de la hostelería o incluso cortar por un periodo corto de tiempo la actividad económica no esencial”, opina Gullón. “Desde luego, estamos en ese momento”, añade. “Estamos con una incidencia muy alta y desde luego el cierre de la hostelería o al menos su interior, de centros comerciales, de lugares como gimnasios, incluso pensar en actividad económica no esencial durante un periodo corto de tiempo es algo que debería estar sobre la mesa”, considera García. Ese periodo de tiempo oscilaría entre las cuatro y las seis semanas y no incluiría los colegios.

Los sanitarios también reclaman esas medidas más restrictivas alertados por el aumento de los contagios y su propio cansancio físico y mental. Rechazan las implementadas por el Gobierno madrileño este viernes que, consideran, son laxas. “Si no se toman ya lo podemos acabar lamentando”, apunta el vicepresidente de AME. Otras autonomías, algunas con peores datos y otras con cifras parecidas, están pidiendo a la población que se autoconfine. Castilla y León y Galicia plantean toques de queda más temprano a lo previsto por el decreto de estado de alarma. La primera junto a Murcia ya reclama hasta el confinamiento domiciliario.

De momento, el Gobierno regional pone su próximo objetivo en las reuniones sociales en los domicilios donde, insiste, se están produciendo el grueso de los contagios. Zapatero pedía que se limiten a solo los convivientes y adelantaba que ya ha pedido un informe jurídico a la Consejería que determine si además de recomendarlo, las puede prohibir.

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