Los hosteleros de Madrid se agarran a las terrazas para sobrevivir: piden que se amplíen y estirar la hora de cierre
Madrid no está acostumbrada a la imagen vacía de sus terrazas en primavera. El confinamiento golpea de lleno a bares y restaurantes, de los que en torno al 20% no volverá a abrir, según los cálculos del sector. La asociación Hostelería de Madrid ha pedido al Ayuntamiento un plan de emergencia para paliar la caída de la facturación y pérdida de empleo en este sector clave mediante la flexibilización de la normativa para la esperada reapertura: más terrazas, más grandes y abiertas por más tiempo.
“Pedimos a la ciudadanía y al Ayuntamiento solidaridad con los puestos de trabajo, que amplíen y permitan tener terraza a los que no tengan, porque si no va a ser muy complicado pasar el verano”, declara a eldiario.es Juanjo Blardony, director general de la Asociación de Hostelería de Madrid. La organización calcula que, de dilatarse el cierre de la restauración hasta finales de mayo, una época del año cargada de celebraciones, las pérdidas ascenderán hasta los 850 millones de euros. Más de 30.000 puestos de trabajo.
Para aliviar esta caída millonaria la asociación ha presentado un plan de choque que consiste en la ampliación del espacio de las terrazas para respetar la distancia sanitaria de seguridad entre mesas, permitir que todos los locales puedan incorporar una y extender los horarios de apertura. Este miércoles el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha anunciado que el Ayuntamiento también trabaja la desescalada en la hostelería. Entre las propuestas esbozadas se contempla la ampliación de las terrazas, la reducción del aforo y contar con protección como las mamparas. La vicealcaldesa, Begoña Villacís, ha insistido este jueves en que el Ayuntamiento ya trabaja en esas medidas, un “un plan B frente al plan A de Sánchez de dejar cerrada la hostelería hasta diciembre”.
Gonzalo Colomer, dueño de nueve restaurantes que emplean a 70 personas, apuesta por acciones en una dirección similar. “Si tienes cuatro mesas y te hacen quitar dos por el distanciamiento social, que nos dejen poner otras dos aunque nos pasemos de la zona permitida por el Ayuntamiento”, explica Colomer, fundador de Salvemos la Hostelería, un proyecto que surgió hace apenas dos semanas, motivado por la debacle que trajo consigo el confinamiento, y asesora a propietarios que están sufriendo las consecuencias de la paralización económica.
La normativa actual obliga a que los peatones cuenten con 2,5 metros de acera para caminar, y la sugerencia de Hostelería de Madrid es reducirlos a 1,5 metros. Esto facilitaría ensanchar las terrazas, aprovechando cualquier espacio e incluso las plazas de aparcamiento cercanas como, según asegura Blardony, que añade que “se hace en otros países europeos”. Agrandando el espacio se puede conceder una autorización a aquellos establecimientos que no cuenten con terrazas de veladores, que serían unos 13.800, para que puedan sacar algunas mesas y sillas para sus clientes, algo que la Asociación de Hostelería de Madrid considera prioritario.
Y lo mismo en los locales que sí tienen permisos: para mantener el mismo número de mesas pero teniendo en cuenta los protocolos sanitarios de distanciamiento, es necesario aumentar los metros que pueden ocupar las terrazas en las aceras. Garantizando, hace hincapié la organización “el tránsito de personas” y haciendo un llamamiento “a la comprensión de los ciudadanos de Madrid para poder prestarles el mejor servicio”.
La terraza es esencial en el negocio de Edilberto Collazos, dueño de tres locales, dos de ellos con terraza. Aunque considera positiva la medida anunciada por la Asociación de Hostelería de Madrid se muestra cauto, “no nos asegura nada”, y traslada a un repunte del consumo la garantía de una recuperación. Pone como ejemplo uno de sus restaurantes, que tiene prácticamente la misma capacidad de comensales en el interior y en la terraza, unos 50, y donde, sin embargo, el espacio exterior le supone un 85% de su facturación anual.
Protección contra el coronavirus
Las medidas de distanciamiento entre mesas e incluso entre comensales, que serán las que determinen la capacidad con la que podrán operar los bares, deberán ser concretadas por el Ministerio de Sanidad. “Nosotros nos adaptaremos, tenemos que garantizar a nuestros clientes la total seguridad”, apunta Blardony, quien señala que desde la Asociación de Hostelería de Madrid están elaborando una guía para todos los locales de la ciudad. “Es un tema global del funcionamiento del establecimiento, no es una cuestión de mamparas”, apunta.
La organización pone énfasis en la preparación del servicio, con una higiene y desinfección estrictas, y recuerda que superficies como las mamparas, propuesta que ha sugerido esta mañana el alcalde, pueden convertirse en focos de contagio. “Una vez que Sanidad acuerde un protocolo, nosotros tenemos que implementarlo en los propios sistemas de autoprotección de cada local”, continúa Blardony, y entra en detalles como la recogida de los cubiertos, la colocación de las mesas o dispensar geles antisépticos en ciertas zonas del restaurante.
Cálculos en una situación de mucha incertidumbre
Estas propuestas extraordinarias, que Hostelería de Madrid ha entregado al Ayuntamiento, deberían tener efecto hasta finales de año, y se contemplaría una posible ampliación al que viene. En el conjunto de 2020, todo según las estimaciones de la organización, se estiman unas pérdidas del 43% en la facturación, un agujero de 2.645 millones de euros. La puesta en marcha de estas medidas permitiría recuperar hasta el 11%, es decir, 289 millones de euros.
Todavía es complicado hacer estimaciones ya que, a día de hoy, todavía se desconoce “la fecha de apertura, las condiciones o si puede haber un rebrote de la enfermedad” que vuelva a ahondar en esta crisis. Desagregando los datos, disponer de terrazas con estos requisitos excepcionales supondría una facturación extra de entre 2.000 y 5.000 euros mensuales a pymes y bares pequeños, expone Blardony.
Otro de los aspectos que la asociación de hosteleros referente en Madrid ha pedido al Ayuntamiento es la ampliación de los horarios. La normativa general permite mantener las terrazas abiertas hasta la una y media de la madrugada, sin embargo, la Ley de Contaminación Acústica limitó zonas del centro de la ciudad hasta las once de la noche. “En una situación dramática como la que tendremos este verano y este otoño por la pérdida de facturación, no podemos estar levantando a los clientes sin poder dar cenas”, continúa Blardony.
“Estamos en un momento excepcional, sobre todo en el distrito centro, donde ya se empezó a notar una disminución de la contaminación acústica con Madrid Central”, argumenta. Esta ampliación de horarios también contemplaría la apertura desde las ocho de mañana y no desde las nueve o las diez en muchos locales del casco histórico.
Hacer frente a los gastos
Más allá de estas propuestas para las terrazas, Salvemos la Hostería considera prioritario la condonación de los pagos acumulados por los permisos durante las semanas que no han sido utilizadas. Esta medida también forma parte del paquete que ha solicitado la Asociación de Hosteleros, que exige al Ayuntamiento no cobrar estas tasas durante lo que queda de año. La reducción de este y otros gastos serían esenciales para un sector que con el confinamiento ha visto como apenas el 2% de sus locales permanecían abiertos, solo los que podían entregar comida a domicilio, todo según los datos de la Asociación de Hosteleros de Madrid.
La bajada de la facturación por la ralentización del consumo no es la única preocupación de los hosteleros. “Estamos un poco angustiados, no te puedes hacer a la idea de las pérdidas, por diferentes vías: hemos priorizado el pago a proveedores pequeños, con algunos hemos conseguido llegar a acuerdos de aplazamiento”, cuenta Roberto Lerma, propietario de tres establecimientos en el centro de Madrid, dos de ellos con terraza. “Empieza a sumar cosas, a meterlas en la coctelera… los alquileres, el miedo de la gente, la hay que ni siquiera pide a domicilio”, continúa Colomer, quien considera que también se deberían tener en cuenta los pagos del alquiler de los locales.
Collazos, dueño de tres establecimientos, vuelve a poner cifras. Por la terraza, que le proporciona el grueso de su facturación anual, paga menos de 300 euros. El local, sin embargo, le cuesta casi 10.000 euros. Por eso no considera tan relevante que se perdonen estas cuotas del Ayuntamiento como que el Gobierno central ponga en marcha una moratoria del pago de los alquileres comerciales, un aspecto que en un principió dejó a la negociación particular entre arrendadores y arrendatarios. “En uno de mis locales no tengo que pagar hasta que esto termine, quien me lo alquila fue comprensivo. En otro negocié y pago la mitad, y en otro me dijeron que tenía que pagar todo y me amenazaron con un desahucio si no lo hacía”, recopila.
El martes el Gobierno aprobó en Consejo de Ministros una moratoria para el pago de los alquileres comerciales. A falta de su publicación en el BOE para conocer los detalles de la implementación, esta medida beneficiará a 222.000 locales alquilados de uso comercial, ocio, hostelería y turismo. El mecanismo tendrá dos vías en función de si el dueño del local es un gran tenedor, con más de 10 establecimientos, o no. “El tema del alquiler estaba ya desbordado y hay también muchos fondos buitre”, apunta Collazos, “existe menos conciencia cuando con los que negocias son grandes empresas, te ves minimizados contra ellos”.
“El mayor problema que tenemos son los trabajadores, que aún no les han pagado y muchos dicen que es el suyo es el único sueldo que entra en su casa”, continúa Lerma, que también regenta varios restaurantes. Tiene empleados a un total de 34 personas, a las que ha tenido que someter a un ERTE. Sin embargo, cuenta que ha adelantando pagas a algunos de sus trabajadores en peor situación. Además, cuando termine el confinamiento los restaurantes tendrán que volver a asumir los gastos de personal pese a que la recuperación de la facturación no va a ser inmediata. Son muchos los detalles que aún quedan por concretar, y los hosteleros esperan que tanto los ayuntamientos como el Gobierno tengan muy presentes la importancia de su sector para la recuperación.
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