Masiva protesta de los taxistas de Madrid contra la desregulación de Ayuso: “No vamos a permitir que salga adelante”

Víctor Honorato

12 de enero de 2023 16:27 h

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En torno a 5.000 taxis, prácticamente un tercio de la flota total de Madrid, estaban convocados este jueves, a las 12.00 horas, en la calle Orense de la capital para protestar por el inminente reglamento del taxi del gobierno regional, que pretende elevar de tres a 50 el número máximo de licencias por persona, desregular absolutamente los horarios laborales y liberalizar tarifas. Durante dos horas, los coches han ocupado los dos kilómetros de la calle, paralela a la Castellana, entre bocinazos constantes. “No vamos a permitir que un texto como este salga adelante”, ha dicho al inicio de la protesta Julio Sanz, presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid FPTM), la mayoritaria en el sector.

El texto del reglamento está en periodo de alegaciones hasta el 19 de enero, y para Sanz no hay “mejor alegación” que un acto como el de hoy, que “debería suponer un punto de inflexión y hacer recapacitar a los responsables del PP”. Aunque la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, señaló a finales de diciembre que estaba dispuesta a llegar al “consenso” desde el “disenso”, la FPTM sigue esperando a que la convoquen a una reunión para acercar posturas. A la marcha se sumaron las portavoces de Más Madrid y Podemos en la Asamblea Regional, Mónica García y Alejandra Jacinto, respectivamente, y la portavoz municipal de Más Madrid, Rita Maestre. Los taxistas eligieron la calle Orense porque en ella está una sede de la Consejería de Transportes. 

De fondo está el estatus de los vehículos de transporte con conductor (VTC), en el que operan la mayoría de plataformas digitales de taxis privados –como Uber o Cabify– y que la Comunidad de Madrid pretende aproximar al del taxi por la vía de recortar derechos al servicio público tradicional. La norma que regula los VTC en Madrid, aprobada el año pasado, es la más permisiva de todas las comunidades autónomas. Ese afán liberalizador llevó a muchos asistentes de la marcha de hoy a comparar la situación del taxi con la de la atención sanitaria. “Ayuso se lo quiere cargar [al taxi], igual que la sanidad pública”, opinaba Alberto, conductor desde hace 13 años.

Una lucha que viene de largo

Los taxistas madrileños llevan años enfrentándose a los gobiernos de la Comunidad de Madrid por la regulación de los VTC, hasta el punto de ir a la huelga durante 16 días en 2019. Aquella movilización resultó infructuosa, como recordaba este jueves Gabriel Recalvo, con 19 años de experiencia en el sector. Recalvo opina que en la sociedad actual es “imposible” que una huelga tenga éxito, pero que hay que seguir manifestándose pese a las derrotas. Junto a varios compañeros de su cuadrilla, que comparten parada en el norte de Madrid desde hace varios lustros, señalaba que conquistas como el descanso semanal se lograron en los años 80 con mucho trabajo.

“No luchamos por nosotros, sino por el bienestar de los VTC, para que tengan un par de días libres”, ironizaba Francisco Mateo, del mismo grupo. En un debate improvisado en la calle, los colegas señalaban que desregular horarios supondrá que cada día haya 3.000 coches más en la calle, con el consiguiente aumento de emisiones, hará perder rentabilidad al negocio –por la mayor competencia– y dificultará la conciliación familiar. Todos se mostraban de acuerdo en que autorizar 50 licencias por persona (física o jurídica, según el borrador de la Consejería de Transportes), conllevará, a la larga, que los ‘floteros’, como se denomina a la minoría que tiene más de un permiso, manipulen el sector fijando tarifas. “Nuestra protesta es atípica porque no es para mejorar; el taxista no pide más que poder seguir trabajando como desde hace muchas décadas”, explicaba minutos antes Julio Sanz.

Aunque el sector del taxi ha estado históricamente asociado en el imaginario colectivo a una ideología particularmente de derechas, los trabajadores vienen despegándose del cliché en los últimos años. “El taxista de COPE ya no es tan genérico”, señalaba Recalvo, que apuntaba que “lo cortés no quita lo valiente”. Francisco Mateo resumía la situación sociológica adaptando al contexto madrileño un eslogan del Partido Demócrata de EE.UU. de hace tres décadas: “No somos gilipollas, votamos economía”.