La Comunidad de Madrid se juega un cambio de modelo forjado a golpe de mayorías del PP durante 24 años
Esperanza Aguirre reapareció en las fiestas regionales del Dos de Mayo con un dato preparado: el porcentaje de voto que su candidatura acumuló en 2007 es el mismo que sacaron entre PP, Ciudadanos y Vox en las elecciones generales de 2019. La comparación no exenta de ego de la expresidenta, sin embargo, retrata bien cómo ha evolucionado el reparto de poder en Madrid.
Este 26M al PP le toca jugar la partida más difícil. Los conservadores asumen que, salvo remontada de última hora, seguirán perdiendo diputados en la Asamblea de Madrid y muchos en la organización empiezan a preparar las maletas con la certeza de que no habrá hueco para todos. Ya en 2015 el partido tuvo que decir adiós a la mayoría absoluta tras perder 24 escaños y la Asamblea de Madrid pudo investir a Cristina Cifuentes por solo uno de diferencia.
Pero el desastre también es un grado, y en esta cita el PP se enfrenta por primera vez a una amenaza augurada por el CIS de ser desalojado de su feudo más importante desde 1995. El macrobarómetro, publicado este jueves pero realizado antes del 28A, pronostica el peor escenario para los conservadores: perderían el liderazgo quedando relegados a segunda fuerza, pero además no podrían alcanzar una mayoría suficiente con Ciudadanos y Vox. Las tres fuerzas se quedan a las puertas de sumar pese a la mejora del resultado de los primeros, que crecería entre cuatro y siete escaños, y la irrupción en la institución de los segundos con seis diputados.
El partido de Albert Rivera, según el CIS, tampoco alcanzarían el soñado 'sorpasso' al PP que sí se produjo en la Comunidad de Madrid en las elecciones generales. Es otro de los grandes miedos que acechan a los conservadores: tener que investir con sus escaños a un presidente de Ciudadanos.
Perder la región no es solo un gran golpe psicólogico para los conservadores, que ya no podrían alzar su seña como un “muro infranqueable” contra las políticas de Pedro Sánchez, sino que abre la puerta a un cambio de modelo económico y social consolidado a fuerza de mayorías absolutas y muchas legislaturas consecutivas de poder. Elegir el colegio o el hospital que quieras sin importar la zona, la privatización sanitaria interrumpida por la acción de la justicia, el respaldo prioritario a la escuela concertada, la fiscalidad baja con múltiples bonificaciones... La lista de medidas de cariz liberal es tan larga como la cantidad de años que el PP ha ostentado el poder en una comunidad autónoma con 20.000 millones de presupuesto anual.
Las políticas de Ciudadanos no se distancian demasiado de este modelo, y todo apunta a que podría preservarse en gran medida si la derecha continúan gobernando en Madrid. Sea quien sea el líder del bloque. Pero un cambio de signo político sí sometería a una región acostumbrada a votar lo mismo a un revolcón desconocido de modelo que nunca ha podido explorarse. ¿Qué pasaría con los hospitales privatizados, atados a una concesión por 30 años? ¿Se revocaría la libre elección de centro educativo? ¿Cambiaría la política de impuestos? ¿Seguirían abriéndose aulas concertadas como hasta ahora, con aumentos anules del presupuesto destinado a este modelo?
Por el momento, el equipo madrileño con el que el líder del PP, Pablo Casado, espera redimirse del batacazo del 28A reivindica todas esas políticas como el ADN del partido y la garantía de “contrapeso” a un Gobierno socialista en La Moncloa. Los “12 hospitales que construyó Esperanza Aguirre” o “los 200 kilómetros de Metro” o el “soterramiento de la M30”. “Todo esto lo hicimos solos”, ha reivindicado en varias ocasiones la candidata a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Esta forma de gobernar se acompañó de un modelo faraónico de infraestructuras, iniciado en los años de opulencia económica, que disparó la deuda regional de 11.380 millones a 33.000 millones en una década y que una comisión de investigación en la Asamblea ha intentado indagar buceando en facturas y otros papeles.
Muchos asuntos de aquella época, como el Canal de Isabel II o la Ciudad de la Justicia, se están escrutando en los tribunales, donde están abiertos dos grandes casos que han constatado la corrupción del PP en la Comunidad de Madrid, Gürtel y Púnica. Escándalos, detenciones y sumarios judiciales pusieron fin a los mejores años del PP cuyos fantasmas siguen apareciéndose en la Puerta del Sol. Nunca en persona: Ignacio González no ha vuelto a ser invitado a pasar por la sede donde una vez fue la máxima autoridad.
En la Asamblea de Madrid algunos diputados de la oposición comentan que el PP tenía tantos escaños que a veces en el propio grupo parlamentario no sabían cómo se llaman “esas señoras de la última fila”. El 26M medirá el volumen de daños y la transformación, por segundas elecciones consecutivas de esas realidad. También cuántos de esos asientos salen al reparto del resto de partidos y la credibilidad de Pablo Casado y sus apuestas de “regeneración” para Madrid.
Segunda oportunidad para Carmena
En el Ayuntamiento de Madrid, la euforia de la derecha tras los resultados en las generales del 28A, que dejaban en la capital la posible suma del bloque conservador, se ve ahora empañada por la macroencuesta preelectoral que da una victoria clara la alcaldesa Manuela Carmena con posibilidades de gobernar con el PSOE: Más Madrid lograría ser primera fuerza mejorando los resultados de 2015 (pasaría de 20 concejales a entre 21 y 23) y quedaría muy por encima del segundo partido que sería el PP que obtendría entre 13 y 15 ediles, entre seis y ocho menos que hace cuatro años.
Según el CIS, un gobierno de Más Madrid y el PSOE frenarían a uno de PP y Ciudadanos apoyado por la extrema derecha. Pepu Hernández mejoraría los resultados del PSOE en 2015 y escalaría a la tercera posición, con el 14,2% de los sufragios y entre diez y doce ediles. Carmena necesitaría a los concejales socialistas para gobernar si se repite el pronóstico del CIS el próximo 26 de mayo, lo que supondría que los socialistas entrarían en un gobierno de coalición después de más dos décadas sin tener el poder en la capital. Durante este mandato Ahora Madrid ha gobernado en solitario, pero Carmena vería con buenos ojos un ejecutivo bicolor, algo que ella misma ofreció a los socialistas al inicio de su primer mandato.
Los resultados del CIS arrojan además que Carmena tendría las manos libres a su izquierda. Los concejales críticos de su Gobierno que se presentan a las elecciones municipales por separado en la candidatura de Madrid en Pie Municipalista no tendrían representación en el Consistorio al no alcanzar la barrera del 5%. Según el CIS, se quedarían apenas con el 2,2% de los votos. La penalización de parte del Ejecutivo a su gestión, por tanto, no se habría trasladado a la sociedad. Carmena ha manifestado estas últimas semanas que está dispuesta a pactar con los ediles críticos si de ellos depende su reelección, pero eso supondría nuevos enfrentamientos como los que se han producido durante estos cuatro años.
Una de las consecuencias inmediatas de que Carmena no necesite a sus ediles más críticos puede ser la aprobación definitiva de la Operación Chamartín sin ningún tipo de oposición en el Pleno municipal en el próximo mandato. El concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo, ha reconocido este jueves por primera vez que el desarrollo no se aprobará esta legislatura y ha responsabilizado de ello a la Comunidad de Madrid. Revalidar la Alcaldía es fundamental para que Carmena pueda sellar uno de los proyectos en los que más empeño ha puesto durante sus primeros cuatro años al frente.
Para Carmena el escenario podría ser aún mejor si como pronostica el CIS en la Comunidad de Madrid se produce el cambio de gobierno. Durante estos cuatro años, la alcaldesa se ha encontrado con la oposición frontal de la Comunidad de Madrid en temas como la movilidad o el medio ambiente. Que Gabilondo llegue a la Presidencia autonómica podría significar que el Ayuntamiento entre de nuevo en el accionariado de Metro con el propósito de mejorar el servicio y poder ampliar medidas como la de Madrid Central a otras zonas de la ciudad.
A Ahora Madrid le ha quedado una asignatura pendiente: volcarse más en los distritos más desfavorecidos y ya promete, de revalidar el mandato, hacer los deberes en la próxima legislatura. Muchas de las dotaciones prometidas (escuelas infantiles, polideportivos,...) están en marcha y Carmena las podrá inaugurar si el pronóstico del CIS se cumple.
Una victoria del bloque progresista, según las predicciones de la macroencuesta preelectoral, se contraponen a los resultados de la derecha en la capital. La candidatura de José Luis Martínez Almeida cosecharía los peores resultados del PP en la capital. Esperanza Aguirre perdió la mayoría absoluta del PP en 2015 pero logró mantenerse como primera fuerza con 21 ediles y el 34% de los votos. El CIS pronostica ahora la pérdida de cuatro puntos porcentuales de los sufragios (23,8%) y entre 13 y 15 ediles.
Son unos pronósticos drámaticos para el PP en la capital, una derrota que se inició en 2015 con la pérdida de la mayoría absoluta. Sin embargo, el partido lograría mantenerse como primera fuerza de la derecha. De repetirse la predicción del CIS, Ciudadanos se quedaría lejos de dar el sorpasso al PP y caería hasta la cuarta posición: obtendría el 14,2% de los votos con una estimación de concejales de entre ocho y nueve; actualmente tiene siete. Mientras, la extrema derecha representada por Vox entraría por primera vez en el Ayuntamiento de Madrid, pero por la mínima. La candidatura de Javier Ortega Smith lograría el 5,8%, que se traducirían en dos o tres concejales.
El CIS da un balón de oxígeno en el inicio de campaña a la candidatura de Más Madrid después de una semana previa turbulenta con las decisiones de la Junta Electoral de dejarlos fuera de los espacios en las televisiones públicas.
La encuesta del CIS es la primera que otorga una mayoría al bloque progresista, de ahí que sus resultados se tomen con cautela. El pronóstico en la ciudad de Madrid refleja un escenario muy diferente al que arrojaron las generales. El 28 de abril, la suma de PP, Ciudadanos y Vox logró el 53,58% de los votos en la capital frente al 45,23% que obtuvo la izquierda (PSOE y Unidas Podemos). En el sondeo del CIS, estos porcentajes casi se invierten, aunque es cierto que ni los partidos ni los candidatos son los mismos. Con un porcentaje de indecisos del 19,4% en la ciudad de Madrid nada está asegurado en unas elecciones donde todos dan por segura la irrupción de la extrema derecha y en la que cualquier resultado será histórico.