El PP quiere hacer de Madrid el polo más duro de oposición a la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. La pérdida de los principales bastiones de poder en los últimos años no dejan tampoco muchas más opciones al partido, que ha prometido ser desde Madrid “el muro de contención” a las políticas socialistas. “Nos van a tener enfrente”, advertía este lunes la portavoz del partido en la región, Isabel Díaz-Ayuso.
Los populares madrileños avisan de que dirigirán, o eso pretenden al menos, la mano dura contra Sánchez y su equipo. En realidad, la Comunidad de Madrid es la institución más grande y con más presupuesto que gestiona a día de hoy el PP en España. Y ante la descomposición evidente y el forzado cambio de ciclo, el partido intenta hacer de la circunstancia virtud y alzarse desde la centralidad de Madrid como una organización renovada “garantía de la puesta en marcha de las políticas del centro derecha”.
Esa oposición, que aspira a reeditar el látigo de Esperanza Aguirre con Rodríguez Zapatero, se ha escenificado por primera vez este lunes en la rueda de prensa posterior al Comité de Dirección del PP regional. El partido quiere marcar la agenda, ocupar aperturas, hacerse notar tras la caída. Por eso convocará a la prensa cada semana en Génova. Las reuniones de la cúpula de dirección serán semanales y, tras ellas, Díaz-Ayuso atenderá a los medios de comunicación.
Este lunes ha sido el estreno. “Los servicios sociales, los impuestos, ayudar a quien peor lo pasa... son los verdaderos problemas y el Gobierno socialista está más enfocado a la apertura de embajadas para dar gusto a los socialistas catalanes, en remover heridas del pasado y subir impuestos”. Una buena parte del discurso de Díaz Ayuso se ha concentrado en criticar la gestión de las dos primeras semanas de Gobierno y también la mayor parte de sus respuestas a los periodistas.
La portavoz se ha terminado enredando intentando explicar por qué sacar a Francisco Franco del Valle de los Caídos, como propone Sánchez, es “remover el pasado”. Y, acto seguido, ha decidido no dar más opción cualquier otro speech sobre otras medidas, como la vuelta de la sanidad universal y cómo afectará eso a las cuentas madrileñas. “No manejo esa información”, ha dicho la portavoz, que tampoco se ha querido pronunciar sobre las concertinas en la frontera sur.
Díaz-Ayuso sí se ha explayado con la posibilidad de la subida de impuestos. “Cuando habla un socialista habla de armonizar impuestos se nos erizan los pelos. Es subirle los impuestos a quienes pagan menos. Esos anuncios van a tener a enfrente al Gobierno de la Comunidad de Madrid y a este partido”, ha espetado la portavoz, que ha puesto a Madrid como el mejor modelo de baja fiscalidad.
Así que Gobierno regional, grupo parlamentario, Ayuntamiento y partido se dan por enterados de que ahora lo que toca es eso: marcar la marcha a 2019 con una férrea oposición a los socialistas. Una misión encomendada, al menos en buena parte, a un presidente regional con hasta ahora poco peso político. Aunque son cada vez más las voces que aúpan a Ángel Garrido como candidato en estas circunstancias adversas que le han dado una visibilidad forzada. En la Puerta del Sol son “conscientes” de que les están “mirando” y el equipo de comunicación ha sido renovado por completo.
Ángel Garrido deberá conjugar en los próximos meses la gestión regional mientras mantiene el pulso a Pedro Sánchez y libra la batalla electoral con Ciudadanos a nivel regional, unos socios que le han dado los votos para la investidura pero que prometen desgastar al PP para –en palabras del portavoz Ignacio Aguado– “salir a ganar” en 2019.
En la plaza nacional, los populares están convencidos de que, más allá de su papel como oposición, conseguirán mucha atención mediática con este inédito proceso de primarias.