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El PP no se opone a proteger la fábrica Clesa que Isabel Díaz Ayuso quiere destruir

La antigua fábrica de Clesa en Madrid.

Peio H. Riaño

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El PP no se opone a proteger la antigua Fábrica Clesa que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso quiere destruir. En la última Comisión de Cultura de la Asamblea de la Comunidad de Madrid todos los partidos aprobaron una Proposición No de Ley (PNL) presentada por Vox, a solicitud de la Plataforma Liebre por Gato-Salvar CLESA para la Ciudadanía, en la que insta al gobierno regional a otorgarle la máxima protección al edificio. Con los votos favorables de PSOE, Más Madrid, Unidas Podemos y Vox se fraguó un órdago surrealista: el PP no fue capaz de votar en contra de la reclamación de Bien de Interés Cultural (BIC) a la obra diseñada por Alejandro de la Sota, y construida entre 1957 y 1961. Con este movimiento podría estar a salvo una de las “catedrales” del patrimonio industrial español.

El partido de la propia Ayuso se abstuvo en la votación, a pesar de que unos días antes la Consejería de Cultura, cuya responsable es Marta Rivera de la Cruz, había negado la máxima protección patrimonial al edificio. Se lo reclamaban el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). Pero desde la Dirección de Patrimonio de la Consejería dieron tres razones para negar la destrucción del edificio: que el edificio ha perdido los valores arquitectónicos, que tiene amianto en la cubierta y que ya no hay maquinaria de la fábrica original. Tres razones calificadas como “estúpidas” por el presidente de FRAVM, Vicente Pérez. Ni las asociaciones de vecinos, ni de protección del patrimonio, ni de los arquitectos creen que el edificio haya perdido sus valores esenciales. De hecho creen que se conservan intactos. Por otro lado, las cubiertas de amianto no han impedido la declaración BIC de ningún edificio. Basta con desmontarlos, como por otro lado sucederá.

Este periódico ha tenido acceso al informe de 23 páginas en el que se rechaza la declaración BIC para la Fábrica de CLESA, firmado por la arquitecta Rocío Recoder Monasterio, técnico de apoyo de la Dirección General de Patrimonio. En él llama la atención que la arquitecta considere adecuada la protección vigente para garantizar la conservación de los valores esenciales del edificio, a pesar de que, por otro lado, asegure que no se conservan. En estos momentos el edificio tiene una protección de categoría tres, que permite hacer con él lo que se necesite sin respetar los valores esenciales conservados. Por otro lado, esta protección no parece haber garantizado la conservación de estos valores. “Su estado de conservación general es malo”, se contradice unas líneas más arriba.

El informe de la arquitecta Recoder Monasterio reconoce a la fábrica Clesa “una relevancia en la historia de la arquitectura industrial española, en la evolución de la prefabricación en España y como ejemplo de colaboración entre arquitectos e ingenieros, así como por su permanencia en la memoria de una gran cantidad de madrileños que han visitado la fábrica”. A pesar de ello, la arquitecta explica que al no conservarse ningún elemento de la maquinaria original de la fábrica, se ha perdido “valor añadido como muestra de la actividad industrial de la fábrica”. De conservarse esta maquinaria el edificio no sería un “mero contenedor”. Y concluye: “Se considera por este técnico que el edificio ha perdido gran parte de sus valores” y por tanto “no es susceptible de ser declarado Bien de Interés Cultural”.

Juan Miguel Hernández León, Catedrático Emérito de la Universidad Politécnica de Madrid desde 2015, donde inició su docencia como profesor de Estética, califica el informe de “dislate”. “Este informe lo que demuestra es que cuando la potestas está desprovista de la autoritas, se incurre en la discrecionalidad pura. Cuando el poder se impone porque sí, se revela como es el caso contra la opinión de los historiadores del siglo XX”, sostiene Hernández León, también presidente del Círculo de Bellas Artes.

Desprotección insostenible

La PNL aprobada no es vinculante. “Pero si los representantes de la ciudadanía lo piden y sin un voto en contra, va a ser muy difícil refugiarse en un informe sin ninguna autoridad. Además de la política, el mundo académico también lo pide, lo mismo que la ciudadanía”, indica Hernández León. A estas alturas no se opone ni el arquitecto que tiene permiso para destruir la fábrica y montar un nuevo edificio sobre ella. En declaraciones a El Mundo, Carlos Rubio Carvajal, ganador del concurso internacional para darle una nueva vida a la creación de Alejandro de la Sota, ha asegurado que “el edificio merece ser BIC y lo ha merecido siempre”.

Es el último eslabón de una inexplicable cadena que trata de hacer desaparecer un edificio sin el que no se puede entender la historia de la arquitectura industrial española. Es una fábrica para que los ciudadanos puedan visitarla sin interferir en la cadena de producción, porque fue concebida para ser transparente y mostrar el proceso de fabricación, sin interrumpir la producción. De esta manera, la valoración del edificio se lo dieron los ciudadanos. Además, entre otras cuestiones, es un ejemplo de hormigón pretensado en un momento en que había carencia de acero.

Patrimonio Vs Constructoras

La inmobiliaria holandesa Kadans logró un alquiler del lugar para los próximos 75 años del edificio, que a su vez dedicarán a alquilar, aseguran desde la empresa, a pymes dedicadas a la investigación científica. La propietaria del suelo es Metrovacesa, que cedió la fábrica al Ayuntamiento a cambio de beneficiarse de una modificación de su uso, para promover en él la construcción de dos torres de 25 plantas. El proyecto ganador fue “Val-Verde”, diseñado por Carlos Rubio Carvajal, con quien este periódico ha intentado hablar pero no ha sido posible y que ahora se declara partidario de la máxima protección de Clesa. Si se declara BIC, Carlos Rubio no podría ejecutar su propuesta original.

“Clesa es valioso por la propia construcción y por el valor que le otorga la ciudadanía. Si no se puede explicar la arquitectura industrial sin este edificio, no puede no ser protegido. No sé qué tipo de presiones o de intereses puede amparar este informe porque el interés patrimonial está claro”, indica Juan Miguel Hernández León. Recuerda que los historiadores de la arquitectura William Curtis y Kenneth Frampton también han mostrado su apoyo a la protección de la fábrica.strado su apoyo a la protección de la fábrica.

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