Israel González, presidente de los comerciantes de Barceló | Foto: Somos Malasaña
Todo llega y los comerciantes de Barceló por fin tienen fecha para mudarse de las instalaciones provisionales que ocupan desde hace más de cuatro años sobre los Jardines del Arquitecto Ribera a su nueva casa. El próximo día 30 de septiembre, martes, abrirá sus puertas el nuevo mercado Barceló, situado en el gigantesco edificio municipal que se ha levantado en los terrenos que ocupaba el antiguo mercado. El presidente de la asociación de comerciantes de Barceló, Israel González, así lo confirmaba a este periódico ayer, al término de la reunión con su junta directiva en la que se aprobaba la fecha definitiva de traslado y estreno.
Los comerciantes recepcionaron el mercado el pasado día 19 de septiembre, con más de dos años de retraso sobre las primeras estimaciones municipales aún en la era Gallardón como alcalde. González cuenta que, desde entonces, y en un cortísimo período de tiempo, cada comerciante está procediendo a adecuar de la mejor manera posible el puesto que les ha correspondido, de cara a poder abrir cuanto antes.
Polémicas aparte sobre el sobrecoste del edificio en el que se alojarán, un 77% maÅ sobre el presupuesto previsto -según denuncian los partidos de la oposición-, lo cual eleva el monto total de las obras a más de 60 millones de euros, los comerciantes de Barceló están centrados en dar el mejor servicio posible a los ciudadanos desde su nueva ubicación. Acaba para ellos un largo período de destierro en el que han tenido que subsistir en unas intalaciones que no reunían los requisitos necesarios para trabajar de óptima manera y que, según han manifestado en numerosas ocasiones, ha hecho que sus ventas a lo largo de todos estos años hayan descendido de manera alarmante, dejando a muchos de ellos al borde de la quiebra.
El lunes 29, el mercado sólo dará servicio por la mañana, mientras que por la tarde todos los comerciantes procederán a realizar el traslado a su nueva casa. El martes las viejas instalaciones ya estarán cerradas y el futuro comercial de Barceló, abierto.
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