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El fanzine Jo, tía! vuelve a Malasaña con un Japón desconocido

Madrid, finales de los noventa o primeros dos mil, el indie campaba aún a sus anchas, aunque grupos pop más chispeantes crecían como champiñones en las esquinas de Malasaña y los fanzines, pequeñas revistillas caseras, pasaban de mano en mano contando -con la mordacidad que habían heredado de Mondo Brutto (el decano de todos ellos)-

aquella escena local.

Entre aquel grupo de fanzines que se vendieron en Madrid Cómics y en el resto de tiendas de tebeos del barrio habitó Jo, Tía! El primer fanzine de Teenage Explotation, mordaz parodia de las revistas adolescentes.

Tras unos años de exilio voluntario en Japón los responsables de la publicación vuelven a lo grande: dos volúmenes de más de 300 páginas, cuidada edición, muchas fotos, humor y presentación por todo lo alto en El Site.

Martin Tupper y La Chica Explosiva han tenido la deferencia de contestarnos al alimón unas preguntas.

S.M. Seguro que la parte de nuestros lectores más asidua a Madrid Cómics ya conoce Jo, Tía! ¿Cómo se lo presentaríais al resto de vecinos que aún no se han asomado a vuestro fanzine?Jo, Tía!

Jo, tía!, cuyo nombre y estética surgieron como parodia de las revistas para adolescentes, es la (o una) publicación que a nosotros nos gustaría encontrar en cualquier kiosco pero que, al no existir, nos decidimos a hacer nosotros mismos. En ella tratamos de las cosas que nos gustan e interesan (una cosa variadita). Como no somos únicos ni especiales, esas cosas gustan también a otra gente que debe ser nuestro público. Ese es un poco el proceso.

Antes lo hacíamos en fotocopias y ahora lo hemos hecho en imprenta, mucho más bonito y bastante extenso. Para que a la gente le guste más y porque hay que hacer las cosas cada vez mejor. Este nuevo número, bajo la misma línea editorial que los anteriores (al fin y al cabo lo hacemos los mismos), que se resumiría en “nuestra particular forma de ver el mundo”, se dedica en un 80% a Japón porque vivimos una temporada allí y descubrimos muchas cosas interesantes y distintas que nos apetecía compartir con la gente. Cosas que, insistimos, no veíamos que tratara nadie. Un Japón retro, underground, cotidiano, intentando huir de los topicazos... Cosas un tanto inaccesibles, que a nosotros nos costó mucho tiempo ir descubriendo, para que la gente no tenga que perder todo ese tiempo, más aún cuando el visitante normal ni siquiera lo tiene.

Por supuesto, hasta donde hemos podido llegar, que hay muchísimo más.

S.M. Algo que nos ha llamado la atención del número doble del fanzine es la cuidada edición -se podría decir que profesional –el papel, el pegado, el color...- ¿Empieza a ser la autoedición una vía real?

Se trataba de un proyecto bastante ambicioso en cuanto a contenidos y por tanto debía serlo también en su presentación, no había otra forma. Además, como nos gusta mucho la edición y demás, nos apetecía que quedara llamativo y molón... lo que a nosotros nos gustaría encontrarnos en una tienda, insistimos.

Pero el hecho de poder alcanzar unos resultados tan aparentes (porque la tecnología a nivel usuario lo permite), dista mucho de cualquier idea de profesionalidad y queremos desmarcarnos de ello (por resultados y por la propia realidad del proyecto)

En cuanto a lo de si la autoedición es una solución...

Digamos que siempre lo ha sido pero, ¿solución exactamente o última/única salida? Nosotros, que debemos ser un poco pesimistas, lo hemos visto un poco más como lo segundo. Aunque al mismo tiempo hay que entender dos cosas: si haces algo más o menos minoritario y personal, sobre lo que se quiere mantener todo el control, tampoco se puede esperar que otra persona, ajena a ti, arriesgue o se involucre de ninguna manera en ese proyecto. Quieres hacer una cosa tú, pues búscate la vida y hazla... Y por otro lado es que en determinados ámbitos o “productos” (al fin y al cabo todo tiene algo de esto) la autoedición, en tanto que involucra a menos personas, es más “rentable”...

Lo único sobre lo que cabría la reflexión es sobre qué cosas son minoritarias y qué otras cosas son productos super ventas... y por qué. E, independientemente de esa situación y motivo, por qué parece que solo las superventas son válidas cuando otras cosas también serían perfectamente viables...

S.M. Nos han gustado mucho los dos discos que incluís en el nuevo Jo, Tía!...Jo, Tía!

¡Qué bien, gracias!

La idea de los discos surgió por ofrecer algo más al cliente que se animara a comprar el fanzine.

Para nosotros hacer el fanzine ha supuesto muchísimo trabajo pero entendemos que la persona que tiene que pagar 12 euros por ello (que tampoco pensamos que sea un disparate) no tiene por qué ser consciente ni importarle lo más mínimo. Los CDs no nos costaban gran cosa hacerlos e incluirlos y quizá la gente los agradecería. Pero además son el complemento perfecto al fanzine porque también sirven para ampliar los contenidos de la parte escrita. Son cosas que pensamos que molan mucho y que son (casi) imposibles de encontrar...

Por un lado tenemos el CD de música antigua, que ilustraría de alguna manera el Japón retro (años 20-50) del que hablamos y por otro lado el CD de música “moderna”, que acompañaría el asunto underground del fanzine.

S.M. Este es un periódico de barrio, vamos a cubrir el expediente: Creo que el fanzine nació de alguna manera involucrado en cierta escena que tenía Malasaña como centro habitual, hemos visto que la mayoría de tiendas en las en que se vende ahora están también en el barrio, también la presentación... ¿Algo que decir al respecto?

Madrid (con los madrileños) es una ciudad que no da para más y todo ha de concentrarse mucho para poder salir adelante a duras penas.

Montas una tienda de tebeos o de alguna cosa semejante en Bravo Murillo, con la cantidad de gente que pasa por allí, y seguro que tienes que cerrar en dos meses... Eso puede que ilustre un poco de qué hablamos.

Es una ciudad muerta, de la que, o mucho nos equivocamos, o mucho cambian las cosas, o no puede salir nada. Lo más a lo que cabe aspirar es a copiar las cosas... y ya sabemos que también se hace muy mal.

S.M ¿En qué se parecen Malasaña y Japón? ¿Dónde hay más modernos por metro cuadrado?

Pues así de primeras diríamos que no se parecen en nada... De hecho, de manera natural, nunca hubiéramos caído en semejante comparación (por eso mola la pregunta). Más allá, haciendo todo tipo de concesiones, podrían encontrarse ciertos barrios o zonas equivalentes pero vamos, echándole imaginación. Cada lugar con sus cosas buenas y malas, no decimos que una u otra cosa haya de ser mejor y que la otra no tenga cosas interesantes...

Por supuesto, hay muchos más modernos en Tokio, pero es que allí puede haber modernos... En Madrid, que cada día se parece más a una capital de provincia, no puede haber más que paletos. Pero vamos, es un tema que nos es absolutamente indiferente, vivan los modernos, vivan los paletos y que cada uno haga lo que quiera...

S.M Pensamos preguntarte acerca de la agria polémica de Fernando Sánchez Dragó. Ha sido un placer.

Mejor; y el placer ha sido nuestro.