Se acabó la pesadilla para los vecinos de Tesoro 28. El narcopiso ubicado en su antigua portería, que llevaba un año generando inseguridad en todo el entorno, ha sido desalojado hoy por la Policía Nacional, según ha podido comprobar in situ Somos Malasaña. La comunidad de vecinos había denunciado la ocupación del piso hace meses y esperaba la resolución judicial que permitiera a los agentes actuar contra las personas que vendían y consumían droga en este lugar, que además se había convertido en almacén de numerosos objetos robados en la zona.
Los agentes de la Policía procedieron al desalojo gracias a una orden judicial de entrada y registro. Allí encontraron a ocho personas y cantidades de droga indeterminadas, informa ABC. Detuvieron a dos por un delito contra la salud pública y echaron al resto. Los albañiles hicieron el resto para evitar que volviera a ser ocupado. La operación policial tiene lugar tres días después de una reunión entre el concejal de Centro, Jorge García Castaño, el concejal socialista Chema Davila y la Delegación de Gobierno para “reforzar la coordinación de seguridad en el distrito Centro”.
El tapiado del inmueble evitará que se repita el largo historial de delitos que ha acumulado: robos con violencia, incendios provocados, peleas con arma blanca, supuestas violaciones… muchos de los vecinos del bloque y de otros contiguos que compartían patio acabaron marchándose a vivir a otra zona para evitar las continuas amenazas y los intentos de robo. Los afectados empezaron a denunciarlo a finales de 2017 a través de este periódico, Somos Malasaña.
Los habitantes del inmueble relataban que el patio de este piso, que comunica con otros tres edificios de la zona, servía para acumular restos de objetos robados y también era un foco de alaridos a cualquier hora: “Pueden empezar a gritar a las 4 o 5 de la mañana, todos los días”, narraba una vecina. Las peleas, constantes, solían ir acompañadas de roturas de objetos y amenazas de muerte. Policía y Samur han sido visitantes diarios desde hace meses del número 28 de esta empinada calle de Malasaña hasta hoy.
El origen del narcopiso estaba en la ocupación de la antigua portería por parte de una mujer que antiguamente se encargaba de labores de portería relacionadas con el mantenimiento de la caldera, y también de la limpieza. Con el desmantelamiento del antiguo sistema de calefacción, la comunidad decidió prescindir de sus servicios, pero ella se resistió a marcharse. Fue entonces cuando comenzó la actividad del narcopiso, inmueble que se encuentra pendiente de un desahucio atascado desde principios de año en los tribunales.
El desalojo tiene lugar un mes después de que muriera frente al narcopiso uno de sus visitantes habituales, víctima aparentemente de una sobredosis. Fue la gota que colmó el vaso para muchos vecinos, que unidos por este detonante formaron la plataforma SOS Malasaña días después para denunciar la situación de degradación del barrio y exigir soluciones. De momento, han conseguido un refuerzo policial para frenar el botellón, este desalojo y esperan más respuestas a su lista de demandas.