Houdini: el más mágico de los 'antimagufos' de su tiempo

A pesar de ser el mago más famoso de la historia, Houdini fue un gran desenmascarador de la superchería. Desde temprano el mago y Bess –su pareja- abandonaron los trucos que tenían que ver con muertos, al ver el gran impacto que tenían entre su audiencia. Aunque nunca pareció creer en espíritus, tras la muerte de su madre, llegó a acudir a una sesión de espiritismo organizada por su amigo Arthur Conan Doyle. La experiencia no debió hacerle cambiar de opinión, ya que en 1926 publicó Un mago entre los espíritus, dedicada a criticar el espiritismo. Parte de su actividad se dedicó desde entonces a desmontar públicamente los trucos de los espiritistas y hasta participó en un subcomité del Congreso para defender un proyecto de ley contra el espiritismo.

En 1936, diez años después de haber muerto Harry Houdini, Bess terminó de corroborar el resultado de aquella investigación vital acerca de la convivencia con los muertos. La señal que había acordado la pareja no había llegado y declaró que “diez años son suficientes para esperar por cualquier hombre”.

Este mago antimagufo protagoniza Houdini. Las leyes del asombro, la última gran exposición del Espacio Fundación Telefónica. En la línea de proyectos anteriores (como los que abordaron la figura de Tesla o Julio Verne) la muestra es antes una experiencia narrativa transmedia que una exposición al uso.

Dos largas galerías rectas, articuladas por la gran jaula central de Houdini, algún recoveco con pequeñas maravillas por descubrir, semioscuridad y música ambiental, construyen un espacio hecho para los pellizcar suavemente los sentidos. Sin sobresaltos, pese a la temática de la muestra, con sencillez expositiva al servicio de la narración y sus contextos.

El fascinante argumento de dicha narración (la hipnótica figura de Houdini) sirve en el fondo para hablarnos de los mundos que se entrelazan en el tránsito del XIX al XX. Es, en cierto sentido, la continuación de la exposición sobre Julio Verne y su tiempo que se hiciera en la Fundación Telefónica en 2015. Un tiempo donde la ciencia, la razón y la magia no estaban tan severamente separadas como hoy.

Los contextos surgen oportunamente de la vida del popular escapista para, en un viaje de vuelta, explicar también su propia figura. Me refiero a la batalla abierta entre lo mágico y la razón a la que aludía al principio, pero también al naciente culto al cuerpo; los artefactos científicos a cobijo de las barracas de feria (que albergaron el cinematógrafo o la electricidad antes que los salones de los teatros y las casas); el aventurismo de las clases altas; la influencia social de los mass media o la mercantilización del ocio con la explosión de la sociedad de masas. De todo ello participó el mago y desde él se puede explicar muy bien.

Resultan muy interesantes las inserciones de la realidad española en la exposición, como la imagen de Houdini desenmascarando a Argamasilla, el español que decía tener rayos x en los ojos. Tras unas espalderas se pueden contemplar aparatos de gimnasia antiguos que pertenecen a la colección del Museo del INEF. Bien podrían parecer aparatos de tortura bajo la tenue ambientación de la exposición ¿Sucederá lo mismo con nuestros modernos aparatos de gimnasia con la debida distancia? En la muestra también hay préstamos de los vecinos museos Cerralbo y del Romanticismo ¡A ver si los identifican!

Desde dentro de la gran jaula central, donde uno puede contemplar una camisa de fuerza con la que no osaría sumergirse en ninguna cámara con agua, se accede a la proyección de su número estrella recreado, donde Bess y Harry Houdini protagonizan una historia que va más allá del espectáculo. Recomendamos ver la película al final, después de haberles conocido a través de la exposición.

* Programa de talleres asociado a la exposición

Dónde: cuarta planta de Espacio Fundación Telefónica

Cuándo: desde el 10 de febrero hasta el 28 de mayo

Cuánto: entrada libre