Los rodajes de cine o televisión son, a día de hoy, parte del paisaje instalado de Malasaña. Ya hemos hablado antes aquí de directores de cine que han utilizado las calles coloridas y castizas del barrio como plató.
Por aquí han rodado Jim Jarmusch (Los límites del control), Julio Médem (Lucía y el Sexo o Caótica Ana), Achero Mañas (partes de El Bola o Noviembre), Eloy de la Iglesia (La estanquera de Vallecas en la plaza de San Ildefonso), Almodóvar (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón en casa de las Costus; La Piel que Habito, en la calle Barco), Fernando León de Aranoa (Princesas, en Pez y Carlos Cambronero)...
También son muchos los anuncios o vídeos musicales rodados en nuestras calles: Me llaman calle, de Manu Chao, en El Palentino, por ejemplo.
Hoy queremos recordar especialmente una escena rodada en nuestras calles, concretamente en los aledaños del cuartel del Conde Duque, que ha pasado a la historia del cine, no ya español sino mundial.
Se trata de la famosa escena de La ley del deseo, de Pedro Almodóvar, en la que Carmen Maura pasea por la calle con Eusebio Poncela y una niña de noche, y al ver a un barrendero con una manguera se pone frente a los muros del cuartel – se aprecian las vallas y el proceso de rehabilitación de los ochenta– y le dice repetidamente ¡Riégueme!, ¡Riegueme! Y vaya si éste lo hace, dejando empapado a Maura su embutido vestido naranja. Literalemente: una de las escenas más húmedas del director manchego.
La niña de la escena era Manuela Velasco, que debutaba entonces en el cine, con doce añitos. El personaje que interpretaba Carmen Maura era Tina, una actriz traumatizada con los hombres, una hija y un cambio de sexo. El personaje de Poncela es director de cine y hermano de Tina.
¿Quién al pasar cerca de una manguera en funcionamiento no ha sentido alguna noche de verano la tentación de hacer un ¡Riégueme!?