La controversia de los cantones de limpieza es desde hace meses un dolor de muelas para el Ayuntamiento de Madrid. La amenaza de distintas molestias en forma de ruidos, residuos o afectaciones a la seguridad ha puesto en pie de guerra vecinos de toda la ciudad: de Montecarmelo a Vicálvaro, desde Carabanchel hasta La Paz, en La Elipa o Latina.
Ante las críticas, uno de los argumentos esgrimidos por el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha sido que estas instalaciones son necesarias por su labor asistencial al personal de limpieza. En algunos casos, de hecho, ha limitado su impacto con el pretexto de que se destinarán únicamente como vestuarios para estos empleados. Ocurrió así, por ejemplo, en el pleno municipal del pasado 25 de abril. Carabante leyó un tuit del sindicalista Juan Carlos del Río donde afirmaba que “un cantón de limpieza no es un vertedero, es un vestuario de los trabajadores y trabajadoras del servicio porque en algún lugar nos tendremos que cambiar y asear”.
En el caso de Vicálvaro, sin embargo, los vecinos han comprobado de primera mano que hay mucho más. El proyecto de este cantón incluye tres compactadoras de residuos de cartón y papel, un punto limpio para basuras de diversa índole, tres plazas de aparcamiento de nueve a once metros de largo para camiones y un silo de varios metros de altura. Todo ello en una ubicación, entre las calles Abad Juan Catalán y Villablanca de este distrito en el sureste de Madrid, que hasta la intervención servía de entrada al Parque Forestal de Vicálvaro.
Cinco miembros de la Plataforma No Al Cantón Vicálvaro accedieron el pasado jueves a este documento de la empresa Urbaser S.A. (adjudicataria de distintos servicios municipales de limpieza), después de recibir el visto bueno de la Dirección General de Servicios de Limpieza y Residuos. Fue precisamente en la sede de dicho organismo municipal, en el número 16 de la calle Bustamante, donde pudieron consultar el escrito. Apuntan, no obstante, que las autoridades municipales no les permitieron hacer copias ni tomar fotos, debido a que el contenido es “propiedad confidencial de Urbaser”.
La asociación critica asimismo que “el Ayuntamiento sigue sin facilitar la documentación pedida ya en cinco ocasiones”, la cual dicen solicitar “para demostrar que es posible reubicar cantones en Madrid”. Integrantes de la plataforma inciden en la posibilidad de recolocar este en polígono industrial con un terreno municipal a menos de un kilómetro, lejos de las viviendas o de centros escolares. Solicitan igualmente un listado de las ubicaciones de las parcelas disponibles en polígonos de todo el distrito de Vicálvaro, incluyendo El Cañaveral. Desde el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad trasladan a este medio que en la petición vecinal previa para conocer dicha información “los archivos estaban dañados y no se podían abrir, por lo cual se solicitó un reenvío que se ha recibido este martes”.
Pero Miguel, miembro de la plataforma, cree que Borja Carabante “no ha cumplido su palabra”. En declaraciones a Somos Madrid, recuerda que en la campaña electoral previa a las municipales el edil se comprometió a consensuar las localizaciones definitivas con los vecinos, de forma que se diera con la solución más adecuada para los trabajadores sin por ello perjudicar a los residentes, pero finalmente “esto no ha sido así”.
¿De qué sirve que se reúnan con nosotros para no escuchar nuestras propuestas y decirnos que no se puede tocar nada, que es lo que hay y punto?
En la última conversación del concejal con los ciudadanos movilizados, que tuvo lugar el pasado lunes, Carabante y su equipo descartaron cualquier modificación al proyecto de Urbaser. Llegaron incluso a negar, según la agrupación vecinal, que esta les haya trasladado ninguna petición para conocer la lista de parcelas disponibles en el distrito. “¿De qué sirve que se reúnan con nosotros para no escuchar nuestras propuestas y decirnos que no se puede tocar nada, que es lo que hay y punto?”, se pregunta este afectado.
“El horario será de 7.00 a 21.00 y la entrada al recinto será por la misma acera que usan los vecinos con sus hijos para ir a los colegios todos los días”, lamentan desde esta agrupación vecinal que ya ha convocado una marcha de protesta y estudia una segunda concentración. “Los vecinos temen por la seguridad de sus hijos”, asegura Miguel. La contaminación por acumulación de basuras, la acústica y los riesgos para la seguridad vial en un área “ya sobrecargada de vehículos” son sus principales preocupaciones, además de la merma de una importante zona verde para el barrio.
Critican que el Gobierno de Cibeles haya recurrido al amparo de los sindicatos (UGT y CCOO han mostrado su apoyo a la activación de los cantones lo antes posible) para “justificar la atrocidad que están cometiendo”. Miguel tacha de “bajeza política” la actitud del Ejecutivo municipal, que “ni siquiera está tratando con un adversario político sino con los ciudadanos para los que gobierna”.
Fuentes de la delegación que dirige Carabante mantienen por contra que “los vecinos de Vicálvaro no plantearon ninguna queja sobre el cantón antes de las elecciones, ni tampoco solicitaron ninguna reunión ya que su inquietud por el proyecto comenzó en septiembre”. Sostienen que las tres plazas de aparcamiento se destinarán a la recarga de vehículos eléctricos y que el resto de infraestructuras son una boca de carga de gas, en una apuesta por “tecnologías limpias”, así como un silo de sal “que se está valorando eliminar, pero que solamente se utilizaría en épocas de hielo o nevada para salado de calles y reparto de sal a los vecinos”.
Proyecto de la gran adjudicataria de limpieza municipal
Durante el primer mandado de José Luis Martínez-Almeida, Urbaser se convirtió en la empresa que más dinero recibe por las tareas de limpieza en Madrid. Tiene en vigor con el Ayuntamiento el contrato de actuaciones urgentes, por el que percibirá 162,08 millones de euros a cambio de ocuparse de estas acciones de extrema necesidad entre 2022 y 2030. Además, cuenta con otros dos contratos de limpieza del servicio ordinario, que consiguió en 2021 al resultar elegida para los lotes 3 y 5 de la ciudad. Por el lote 3 (Fuencarral-El Pardo, Moncloa-Aravaca y Latina) ingresará 269,8 millones de euros, mientras que el del lote 5 (Puente de Vallecas, Moratalaz, Villa de Vallecas y Vicálvaro) supone un pago de 233,5 millones.
Ante semejantes cantidades, algunos vecinos de la Plataforma No Al Cantón Vicálvaro consideran que es Urbaser quien debería ocuparse de atajar las mejoras que reclama el personal de limpieza. “Son ellos como empresa privada quienes deberían compensar a los trabajadores con pluses por el desplazamiento, en caso de que el cantón se desplazase apenas unos cientos de metros que es lo que pedimos. No es de recibo intentar hacerlo a costa de la calidad de vida de los ciudadanos, los cuales pagan sus impuestos y esperan que el Ayuntamiento priorice estos intereses comunes antes que el ahorro de costes de las contratas privadas a las que adjudican los servicios públicos”, expone Miguel.
Desde la entidad vecinal han presentado un escrito ante la Fiscalía de Medio Ambiente para detener los trabajos, al menos hasta que se lleve a cabo una declaración de impacto ambiental que los vecinos consideran “imprescindible”. Actualmente, el cantón está planificado sin dicho análisis. No en vano, ya se está trabajando sobre el terreno para su instauración: las excavadoras han removido tierra y se han ejecutado talas de entorno a una decena de árboles.
Los afectados se han movilizado además ante el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, a quien han trasladado su caso sin recibir hasta el momento una respuesta. Incluso han denunciado la problemática a través del canal ético de Urbaser, vía de comunicación que “permite elevar cualquier posible irregularidad, incumplimiento o comportamiento contrario a la ética, la legalidad y las normas que rigen la compañía”. Tampoco les consta ninguna contestación a través de esta herramienta.
La organización de residentes insiste varias veces en la situación del cantón La Elipa (situado en la avenida de las Trece Rosas), el espejo al que no quieren mirarse pese a que una pequeña delegación de sus miembros acudió hace unos días a inspeccionarlo: “No damos crédito a lo que padecen los vecinos que viven junto a él, ni tampoco a que ahora el Ayuntamiento quiera replicarlo en Vicálvaro quitándonos zonas verdes. No entendemos nada”.