La mayoría de 'pauers' de Madrid piensa que sus barrios están sucios, tienen muchos coches y son inseguros de noche

El Ayuntamiento de Madrid se lanzó a preguntar el pasado marzo a los pauers (como se conoce coloquialmente a los habitantes de los PAU) por sus condiciones de vida, el uso de los espacios públicos de estas zonas y sobre cómo les afecta el urbanismo de su entorno a la hora de moverse, de disfrutar de sus barrios y acerca de su percepción sobre la seguridad en su zona. La encuesta, dirigida a los más de 300.000 madrileños que residen en estas zonas de la ciudad pobladas de urbas, se lanzó a través de la web de participación municipal, Decide Madrid, impulsada desde el área de Desarrollo Urbano.

“Con tu aportación contribuirás a planificar unos espacios de uso público más seguros, saludables e inclusivos para la vecindad” aseguraba el texto publicado por el consistorio. La propia vicealcaldesa, Begoña Villacís, animaba a la participación de las familias que eligieron uno de los 16 PAU sobre los que se centra el estudio, situados al norte, este y sur de la capital.

Aunque el lanzamiento de la encuesta fue publicitado por los concejales de Ciudadanos en el consistorio, los resultados pasaron desapercibidos y la nota de prensa lanzada hace un mes apenas tuvo eco en los medios. Pero las respuestas colgadas después en Decide Madrid son más interesantes que el escaso interés despertado y merecen una segunda lectura más atenta.

En la muestra participaron 3.184 personas (mayoría de hombres) que dejaron 58.119 respuestas. La mayoría pertenecen a los PAU de El Cañaveral, Ensanche de Vallecas, Las Tablas, Sanchinarro, Valdebebas y, en menor medida, a los otros 11 lugares sobre los que se consultaba (Arroyo Fresno I y II, Montecarmelo, Tres Olivos, Las Rosas, Ensanche de Carabanchel, Ensanche de San Blas, Ensanche Este de Pavones, Valdebernardo, Valderribas y El Espinillo).

¿Qué es un PAU?

La encuesta municipal indagaba en algunos de los problemas que están surgiendo en los desarrollos que siguen el modelo del Programa de Actuación Urbanística (PAU), compuestos normalmente por grandes avenidas, urbanizaciones cerradas con servicios comunes privados -pistas deportivas, áreas estanciales- y una importante dependencia del coche debido a su modelo disperso y a la falta de oferta suficiente de transporte público.

El modelo de los PAU y el retrato de lo que piensan los que allí viven lo trazó muy bien el escritor y periodista Jorge Dioni en La España de las piscinas (2021, Arpa) un libro-ensayo que tiene como principal tesis que el urbanismo genera ideología y en el que ya apunta muchas de las respuestas que han dado los pauers madrileños en la encuesta municipal de este 2023.

Lo primero que llama la atención es la relación de amor-odio con el vehículo privado. La mitad de los habitantes en estas zonas (el 53,8%) asegura que en su día a día se desplaza caminando para acudir a hacer compras, a la escuela o al médico. De la otra mitad que no lo hace, la gran mayoría escoge el coche (34,3%) para moverse y solo el 7,2% emplea el transporte público. Más minoritarios son los que se desplazan en bicicleta (2,3%) o patinete (0,3%).

Como consecuencia lógica de este reparto modal, los coches están muy presentes en estos barrios, como corrobora una de las preguntas de la encuesta municipal: “¿Consideras que las calles principales de estos barrios soportan un elevado tráfico de vehículos?”. La gran mayoría de encuestados cree que sí (63%) y, además, consideran que las carreteras y las grandes avenidas necesarias para su circulación se han convertido en una “barrera” que dificulta el acceso peatonal a los servicios cotidianos.

Además de por los coches, los pauers se quejan de la suciedad de sus barrios (el 64,5% cree que la limpieza y el mantenimiento no son “los adecuados”) y también de la falta de seguridad: la mayoría cree que las zonas donde viven no son seguras por la noche (53,5%) y una parte considera que tampoco lo son de día (9,3%).

Entre las razones que les generan esta inseguridad, los encuestados citan la falta de iluminación y de presencia policial, además de -en menor medida- los robos en las viviendas y las carreras de coches ilegales.

El objetivo del área de Desarrollo Urbano al formular estas cuestiones es conocer mejor a los habitantes de estas zonas de Madrid y que “tengan las mismas oportunidades que el resto de los barrios y se llenen de vida y de actividad”, priorizando la inversión “en aquellos equipamientos que sean más necesarios”, así como renaturalizar espacios o suprimir barreras arquitectónicas.

En este sentido, son relevantes las cuestiones que giran en torno a los usos de los espacios públicos de los PAU. La mayoría de respuestas explican que los más utilizados son los parques, las zonas verdes y las áreas infantiles, donde pasean, hacen deporte, montan en bici o juegan con sus hijos.

También reclaman que se pudieran desarrollar otras actividades como centros culturales, bibliotecas, edificios educativos, más zonas para los niños... y entre las peticiones figuran más árboles y sombras, además de la construcción de canchas deportivas para jugar a fútbol, baloncesto, hacer patinaje o natación. Ninguno menciona los gimnasios, aunque sea una de las apuestas municipales en los nuevos polideportivos planeados para estas zonas, en lugar de las pistas para deportes de equipos.