El modelo privatizador del PP hace aguas en Madrid: caen los concursos de AZCA, la Ciudad de la Justicia y los polideportivos

Diego Casado

Madrid —

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Hace una semana, el Ayuntamiento de Madrid renunciaba a seguir adelante con la mayor privatización de espacio público que la ciudad había planificado nunca: la delegada de Obras, en un escrito firmado el 4 de octubre, cerraba la puerta a Renazca, el proyecto que pretendía revitalizar el distrito financiero de Madrid a través de la explotación comercial de sus calles y plazas.

El plan, de carácter totalmente privado, apostaba por una ambiciosa reforma de esta céntrica zona situada junto a Nuevos Ministerios pagada con los beneficios de organizar eventos, alquilar terrazas y montar conciertos de pago sobre suelo público. Los concesionarios hubieran sido un grupo de empresarios con varios edificios en la zona, durante los próximos 40 años, según los detalles del estudio previo presentado por sus impulsores y que accedió a tramitar el Ayuntamiento de Madrid.

Las desavenencias y los diferentes intereses de las empresas presentes en AZCA –con Pontegadea, de Amancio Ortega, en contra del plan– y unos informes técnicos desfavorables acabaron tumbando un proyecto de 'colaboración público-privada' que el propio Almeida había apadrinado hacía tres años, con la firma de un protocolo inicial que Renazca buscó ampliar después. Hoy el área de Obras intenta recomponer la reforma intentando poner de acuerdo bajo su paraguas a todas las partes hasta ahora enfrentadas. Tras una primera reunión hace unos días, parece que hay voluntad de hacerlo, aunque con fondos propios municipales y, previsiblemente, sin privatizaciones de por medio.

Tampoco será privatizada a 40 años la Ciudad de la Justicia porque la Comunidad de Madrid rechazó seguir con el intento de ceder para la explotación de una empresa este megaproyecto de edificios para juzgados ideado por Aguirre y que Ayuso había intentado rescatar ofreciendo un jugoso contrato de 2.847 millones de euros.

Al igual que en el caso de AZCA, el modelo de esta privatización era el de la concesión de obra: una empresa privada podría gestionar todo el lucro de las instalaciones durante cuatro décadas a cambio de encargarse de su construcción. “Esta cifra supondrá para las arcas públicas de la Comunidad de Madrid un ahorro superior a los 20 millones de euros anuales”, explicó el Gobierno de Ayuso cuando lanzó la licitación.

Pero los planes del Gobierno regional se truncaron al no encontrar ninguna compañía interesada en el proyecto. Ahora tendrá que asumir el gasto público de construir en un erial de Valdebebas unos edificios planificados para albergar más de 30.000 trabajadores, además de aparcamientos, centros deportivos, de ocio y salud, cafeterías y una escuela infantil.

Solo 2 de 14 polideportivos adjudicados

El modelo de concesión de obras para privatizar la gestión de nuevos espacios públicos ha fracasado en estos dos grandes proyectos pero también en otros más pequeños, como es el caso de los polideportivos municipales cuya construcción quería el Ayuntamiento de Madrid trasladar a las empresas a cambio de 25 años de explotación.

De los 14 nuevos Centros Deportivos Municipales (CDM) prometidos por Almeida solo dos están en construcción gracias a este modelo, los de Cuatro Caminos y Ricardo Damas. El concurso de otro de ellos fue anulado y cinco más quedaron desiertos. Para el que queda sin resolver, el CDM del Paseo de la Dirección, solo se presentaron dos empresas –Serviocio y Gestión Interactiva en Deporte– pero el procedimiento lleva parado desde hace siete meses. En teoría, el área de Obras está redactando los pliegos para otros tres polideportivos y dos más están pendientes de que se inicie el proceso. Pero todo está en el aire.

¿Qué ha pasado para que cinco proyectos no hayan interesado a las empresas? “Estamos seguros de que no hay un solo motivo para que hayan quedado desiertas varias licitaciones, ya que es una cuestión compleja que estamos analizando”, apuntan desde el área de Obras, en respuesta a las preguntas de Somos Madrid. “Es innegable que cuando en 2021 se iniciaron las actuaciones preparatorias que sirven de base a estas licitaciones no se había producido el escenario de tensionamiento de los precios de los materiales de construcción que tuvo lugar más adelante, una situación que supuso un incremento del coste de estos materiales de una media del 35%”, añaden.

Pese al encarecimiento de los materiales, el compromiso de Almeida de dotar de un centro deportivo municipal a los barrios en los que estaban previstos sigue firme y desde el área de Obras aseguran que se va a cumplir. De momento, su equipo está analizando la forma de llevarlo a cabo “caso por caso”.

El modelo de concesión de obras que ha utilizado el Ayuntamiento de Madrid plantea además centros deportivos adaptados a las necesidades de las empresas privadas y no tanto de los ciudadanos: eliminan pistas deportivas de sus proyectos, por ser menos rentables, y las sustituyen por salas para actividades dirigidas, con más posibilidades de explotación, imitando el modelo de los gimnasios privados.

De todas las concesiones de obra nueva iniciadas por Almeida, solo se llevarán a cabo los dos polideportivos antes citados y los aparcamientos subterráneos que el Real Madrid pidió junto al Bernabéu, siempre que los recursos judiciales iniciados por los vecinos de la zona no los echen para atrás.

Privatizar o invertir en obra pública

Ante la situación que plantea este artículo, desde el área que dirige Paloma García Romero piden “no caer en el argumento fácil de decir que la única forma posible es construir estos espacios para la gestión directa”. Y añaden: “Cargar al presupuesto con nuevos gastos permanentes también tiene que ser objeto de reflexión. El crecimiento permanente del gasto público choca, por cierto, con las recomendaciones que nos hacen tanto desde el Gobierno de España como desde la Unión Europea”.

"Queremos formas de gestión responsables y razonables. El dinero público hay que gastarlo de la manera más eficiente"

Según la argumentación municipal, “del mismo modo que la gestión directa es buena en unos casos, la indirecta también lo es en otros. En este equipo de gobierno no somos excluyentes ni con una ni con la otra, sino que queremos formas de gestión responsables y razonables. El dinero público hay que gastarlo de la manera más eficiente”.

En los partidos de la oposición no lo ven así. Desde el PSOE apuntan que el “fracaso” de estas operaciones “pone de manifiesto que si la empresa no obtiene la rentabilidad que desea, no tiene ninguna responsabilidad social con la ciudad o sus ciudadanos” apunta el concejal Antonio Giraldo. También indica, a su parecer, que “el gobierno municipal del Partido Popular ofrece el patrimonio público como activo de inversión, obviando que su función es la de garantizar el interés general de los madrileños y madrileñas y no la de garantizar un buen negocio para algunos”.

Los socialistas reclaman “que la ciudad se piense al revés, primero desde las necesidades reales de sus vecinos, y después, si cabe, cómo buscar la mejor gestión de éstas”, considera Giraldo antes de añadir que “como queda demostrado, la gestión publica es siempre la más eficiente y justa”.

En Más Madrid creen que “el modelo no termina de cuajar porque no funciona, por mucho que se empeñe el Ayuntamiento”, explica su portavoz, Rita Maestre, en declaraciones a Somos Madrid. “El gobierno de Almeida habla de colaboraciones público-privadas para, por un lado, disfrazar su afán privatizador y, por otra parte, intentar tapar su falta de proyecto de ciudad. El PP no tiene una visión estratégica de hacia dónde va Madrid, qué futuro, qué modelo de ciudad más allá de la inercia, y pretende delegar a la iniciativa privada lo que sólo puede abordarse con un liderazgo público claro”.

Para Maestre, el ejemplo está en “las licitaciones fallidas de cinco polideportivos: donde no hay una apuesta por extender servicios públicos y dotaciones, donde el ayuntamiento no concibe los equipamientos como agentes que vertebran los barrios y les dan vida y oportunidades, hay un vacío que no va a cubrir la inversión de ninguna empresa privada”, asegura antes de arremeter contra la operación frustrada en el distrito financiero.

“Con AZCA hemos visto lo mismo: se hablaba de reforma para desviar la atención de lo que era un intento evidente de privatización, que desde el punto de vista de la justificación de su viabilidad técnica era, además, una chapuza. Y al final lo que hay es un gobierno de brazos cruzados, sin ideas, sin propuestas para dinamizar un área que debería ser un referente de atracción de inversiones y de innovación económica”, añade la edil de Más Madrid. “La colaboración público-privada funciona cuando hay un sector público fuerte que asume su liderazgo: pero cuando lo que hay es ganas de pasarle un marrón a un privado al que solo le preocupa hacer caja, estamos hablando de otra cosa”.