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Almeida y Villacís empiezan a recoger las terrazas de Madrid

Diego Casado

16 de octubre de 2021 21:18 h

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“Para que en este barrio tengamos que salir a protestar...” lamentaban este viernes los indignados vecinos de Retiro que se manifestaron para exigir la retirada de las terrazas abiertas durante la pandemia, que han transformado su barrio en un lugar más concurrido durante el día y con más jaleo por la noche. Había cientos de personas -muchas familias, también mayores- en la mayor protesta hasta ahora contra la expansión de bares y restaurantes por el espacio público.

“¡Queremos un barrio para el vecindario!” y “¡alcalde, bandido, acaba con el ruido!” eran algunas de las consignas de los que salieron a la calle, en un acto que discurrió por la calle Menéndez Pelayo y tuvo algunos momentos de tensión, cuando los manifestantes pasaron junto a los clientes de las terrazas sobre la calzada. Los residentes de Retiro no entienden que sigan abiertas pese a que desde hace unas semanas la hostelería opera con el 100% de sus aforos, más el extra que el consistorio les concedió.

El Ayuntamiento de Madrid se encuentra en pleno debate sobre qué hacer con todas las dádivas ofrecidas a los hosteleros para superar los problemas económicos asociados a la pandemia. Sobre el papel, acaban el próximo 31 de diciembre aunque desde hace meses las tensiones son palpables en el gobierno municipal entre el Almedia (PP), partidario de levantarlas, y Villacís (Ciudadanos), que intenta estirar todo lo posible estas ventajas. No es un debate sencillo: bares y restaurantes constituyen uno de los puntos fuertes en la economía de la ciudad, y en el Ayuntamiento saben que cualquier restricción al status actual será recibida con hostilidad.

Pero la irrupción de más de 5.700 mesas de terraza durante la pandemia, la mitad de ellas sobre aparcamientos, ha tenido unos efectos perjudiciales para la convivencia de bares y habitantes en ciertas zonas. “Los vecinos y las vecinas se encuentran ya saturados, están echándolos de sus barrios, la situación es insostenible”, se quejaba este viernes Carolina Pulido, concejala de Más Madrid, que en comisión municipal afeaba la política de permisos concedidos por el Ayuntamiento de Madrid a los hosteleros.

Ante esta situación, el discurso de Begoña Villacís ha cambiado en las últimas semanas: en septiembre apostaba por extender las autorizaciones especiales sobre aparcamientos “dos o tres años más” pero la reacción de los vecinos que soportan los ruidos asociados a ellas ha hecho virar el tono de sus declaraciones públicas, sobre todo después de la manifestación de Chamberí en la que se lanzaron gritos de ¡Villacís dimisión!. Ahora, la vicealcaldesa reconoce que “en Madrid hay zonas saturadas y tensionadas” por las terrazas. Lo hizo esta semana durante un acto de apoyo a la hostelería en su distrito, Chamberí, y lo volvió a demostrar este viernes en la Comisión de Vicealcaldía, donde reconoció que la instalación de miles de mesas y sillas de terraza durante la pandemia “ha producido efectos que convienen corregir ahora mismo” porque “se ha perdido un equilibrio que es necesario entre vecinos y hosteleros. ”Lo primero es la salud, como chamberilera es algo que tengo muy claro“, afirmó.

El cambio de enfoque en la discusión sobre las terrazas, en el que los problemas de los vecinos va ganando peso frente a los de los hosteleros, se puso de manifiesto el pasado miércoles en el Pleno de Centro, el distrito con más veladores de la capital. Allí PP y Ciudadanos pidieron acabar con todas las ventajas de las terrazas Covid a finales de año y el concejal presidente, José Fernández (PP), lanzó una advertencia para quien quisiera escucharla: “Si tenemos que optar por la convivencia entre vecinos y hosteleros, el alcalde Almeida lo tiene claro: va a optar por los vecinos”, dijo entonces.

Sonómetros y limitaciones

En este punto del debate, parece que Ciudadanos lo fía todo a mantener algunas de las ventajas conseguidas durante la pandemia en su nueva Ordenanza de Terrazas, con la que también confía en limitar las molestias por ruido. De momento, su contenido es una incógnita fuera de los círculos municipales. La concejala encargada de su elaboración, Silvia Saavedra (Ciudadanos), asegura que contará con “medidas para garantizar el equilibrio entre el desarrollo de la actividad económica y la convivencia vecinal”. Este viernes, en la comisión de Vicealcaldía, avanzó que habría limitaciones para los lugares de Madrid con más problemas de ruido o en áreas turísticas.

Para establecer estas limitaciones, el Ayuntamiento se dotará de un “instrumento jurídico” llamado planes de ordenación conjunta, que establecerán medidas específicas en estas zonas tensionadas “de acuerdo con criterios medioambientales, de ruido o de movilidad”. La encargada de dictar estas medidas será la Comisión de Terrazas: “Pueden ir desde una limitación en el número de mesas y sillas, a la obligatoriedad de colocar sonómetros en las terrazas que superen un determinado número de metros”, aseguró Saavedra.

Ciudadanos asegura que el texto definitivo de la ordenanza estará listo en diciembre, después pasará un periodo de información pública, en el que los vecinos y hosteleros podrán añadir alegaciones, y será votado por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid. Cuando llegue ese punto -en algún momento de 2022- Villacís necesitará los apoyos del PP y de algún otro partido de la oposición para que salga adelante y se permitan aplicar algunas de las ventajas experimentadas por la pandemia a zonas de Madrid donde no haya problemas. “Hay barrios donde el establecimiento de terrazas ha producido más sensación de seguridad”, afirmó la vicealcaldesa, citando como ejemplo la lonja de Moratalaz.

En la oposición desconfían: “Cuando veamos la realidad de la nueva ordenanza nos tememos que van a seguir con el todo vale y con la ley del más fuerte”, le contestaba el edil socialista Álvaro Vidal. También del plan de embellecimiento que dotará de criterios estéticos a la normativa para una mejor armonización visual de los veladores, dentro del mobiliario. “¿De verdad cree que la preocupación de los vecinos y las vecinas es la estética?”, le afeó el concejal del PSOE. “Ya le digo que no, que el problema es que no pueden pasear, no pueden dormir, se les está negando el derecho al descanso y al uso del espacio público”.

Plan de choque en Retiro

Por ahora, el área de Villacís está experimentando en varias calles de Retiro un proyecto piloto para establecer con criterios técnicos qué es una zona tensionada, una serie de “parámetros que nos permitan de una forma legal para fijar limitaciones y restricciones”, ha afirmado la vicealcaldesa. Hace unos días prohibió allí conceder más autorizaciones de terraza y este viernes su área se reunió con los vecinos, para anunciarles que implementarían un “plan de choque” que serviría para frenar sus molestias, informan a Somos Madrid fuentes vecinales presentes en el encuentro.

El equipo de la vicealcaldesa también les transmitió que solo tenía intención de clausurar a 31 de diciembre las terrazas más conflictivas, informan las mismas fuentes. “No parecen dispuestos a que se quiten todas las que se concedieron durante la pandemia”, lamentan los vecinos, que planifican más acciones mientras en el Ayuntamiento estudian cómo lograr el difícil equilibrio para que la boyante actividad hostelera madrileña no acabe convirtiéndose en un infierno para los que viven encima.

Terrazas sobre aparcamientos, la discusión

Uno de los puntos conflictivos en la nueva Ordenanza de Terrazas será que se permitan o no su colocación sobre la calzada, en antiguas bandas de aparcamiento. La idea surgió durante la primavera de 2020 a propuesta de Más Madrid, que pidió trasladar todos los veladores a la calzada, para ampliar el espacio disponible en las aceras. Ciudadanos cogió la idea pero la aplicó para conceder nuevas autorizaciones de veladores a los bares que, por espacio, no podían colocar mesas en sus aceras contiguas, por ser demasiado estrechas.

El resultado fue, en general, que los locales ampliaron sus espacios autorizados al aire libre -principalmente en aceras- en perjuicio de los peatones, que han visto cómo los nuevos permisos les van quitando espacio en las calles: en concreto 25.241 metros cuadrados en toda la ciudad, de los que solo 1.397 están sobre las calzadas.