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Dónde beber la mejor horchata artesana de Madrid: cinco opciones que te harán repudiar los sucedáneos habituales

Las primeras referencias conocidas sobre la horchata se remontan al siglo XIV.

Luis de la Cruz

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Una buena horchata de chufa natural fresca -nada de polvos, por favor- confirma la llegada del verano. Chufa, azúcar y agua. Pero, ¿es posible tomarse una horchata buena, buena de verdad, sin coger la carretera de Valencia? Sí, pero, para qué nos vamos a engañar, no abundan por aquí las horchaterías de calidad.

Aunque os vamos a presentar más extensamente a Oroxata, por la peculiaridad de ser la fábrica decana en nuestra ciudad y por caer en los dominios de una de nuestras cabeceras (Somos Tetuán), os dejaremos a continuación otras sugerencias con las que tampoco os equivocaréis.

Oroxata (o La Vieja Fábrica, Tetuán)

Situada junto a la calle de Villaamil, en el barrio de Berruguete, Oroxata es un tesoro escondido en Tetuán (aunque no debe ser tan secreto porque acuden a comprar su horchata desde todos los puntos de Madrid, y hasta de fuera). Fábrica y despacho de horchata de chufa desde 1945, abre sus puertas solo los meses en los que la climatología invita a beber horchata (desde semana santa hasta octubre, más o menos).

Casi todo lo que puedes probar en Oroxata tiene que ver con el mundo de la horchata y es casero: los fartons, horchata para diabéticos, natillas de horchata, polos de horchata (muy económicos y clásicos en la casa), mousses de limón con ralladura de chufa, coca valenciana para acompañar, chufas peladas (o sin pelar)...Además, también tienen helados artesanos, algunos productos traídos de Alboraya, como concentrados o cerveza de chufa, y una excentricidad (en el buen sentido): el flammenkuchen (una especie de pizza nórdica) que en Oroxata, por supuesto, está hecha con harina de chufa. “Es que he vivido diez años en Suiza y se me ocurrió”, nos cuenta Sergio, que pertenece a la tercera generación de horchateros de la casa y tuvo la gentileza de abrirnos las puertas de su local.

En el saloncito de la tienda se pueden ver máquinas antiguas, que son esencialmente iguales a las que utilizan en la parte de fábrica para elaborar su horchata. El proceso de Oroxata es completamente artesanal (y lo explicamos al final de este artículo). En el rato que estamos allí viene gente de lejos a llevársela por litros y se sientan a merendar las familias del barrio. El local está profusamente adornado con fotos antiguas de la fábrica y de la familia, además de otras con ilustres visitantes (como Enrique Tierno Galván) o un recorte de prensa en el que sale el padre de Sergio nombrado como horchatero de la realeza por los pedidos que en su día se hacían desde palacio.

Y es que la historia del lugar es fantástica. Un hermano del bisabuelo de Sergio regentaba La Regional, un establecimiento horchatero importante en Valencia, y le sugirió venir a Madrid. Vino en 1946 con la abuela de Sergio y sus hermanos para montar fábrica y puesto. En el 56 la familia decidió llevar aún más lejos el aroma de la chufa y abrieron casa en Medellín, quedándose una parte de la familia aquí y yendo a Colombia otra durante los diez años que duró la aventura, después de los cuales su abuela y su padre se encargaron de la fábrica de Tetuán.

El establecimiento actual, al principio, era solo fábrica aunque se vendía en kiosco. Durante un par de años tuvieron uno llamado La Barraca en Francos Rodríguez con Villaamil. También tuvieron puesto en Cuatro Caminos. La tienda ha cambiado varias veces de nombre pero siempre han sido ellos. En una vieja foto del local aparece W.M. que fue primer nombre, “porque al parecer era una formación de fútbol [3-2-2-3] que utilizó un equipo mítico del Valencia, del que mi bisabuelo era muy seguidor”; luego fueron Los artesanos de la horchata, La Fábrica (que es como los sigue conociendo mucha gente) y ahora Oroxata, que hace referencia a la leyenda según la cual a Jaime I, durante la conquista de Valencia, una niña le ofreció un cuenco de bebida para que se refrescara. El monarca preguntó si era leche y cuando ella le dijo que era leche de chufa él contestó: “Llet no, aixó és or xata” (“Leche no, esto parece oro chata”).

DÓNDE: Calle Pedro Tezano 11 (esquina Villaamil 44)

LOS ALPES (Moncloa)

Avalada por el Consejo Regulador de la denominación de origen chufa de Valencia, la heladería italiana Los Alpes tiene entre su amplísima carta de sorbetes la horchata de chufa. Si te acompaña alguien a quien no le guste la horchata (asegúrate de que haya probado la de verdad) siempre puede tomarse un helado: tienen casi medio centenar de sabores artesanos y llevan a gala ser la decana de las heladerías madrileñas.

DÓNDE: Calle Arcipreste de Hita, 6 (Moncloa)

EL KIOSKO DE HORCHATA DE MIGUEL Y JOSÉ (Salamanca)

Es otro de los clásicos de la horchata en Madrid por derecho propio y, además, conserva ese otro tipo de sabor –además del de la chufa– relacionado con el hecho de comprarla en un kiosko.

Sus actuales propietarios son los biznietos de los fundadores del negocio, que vinieron a Madrid de Crevillente (Alicante) hace muchas décadas. Las especialidades de la casa son, por supuesto, la horchata de chufa, el limón granizado y la madrileña agua de cebada. Como algunos de sus competidores, también sirven otros productos, como la horchata sin azúcar o el gusalim, preparado con limón granizado y sirope de menta, que le da un eléctrico color verde.

DÓNDE: Calle Narváez, 8 (Barrio de Salamanca)

ALBORAYA (Salamanca)

Este negocio (dividido en dos) toma el nombre de la localidad que presume de tener la horchata más famosa de Valencia, situada junto a la capital del Turia. Como allí, en sus dos locales del distrito de Salamanca se puede disfrutar de una horchata fresca, fartons, agua de cebada, granizado de limón y una abundante carta de helados, en la que destaca por su valencianidad el de leche merengada, que se sirve en forma de simpático cucurucho con bote de canela para espolvorear a gusto del consumidor.

Horchatería Alboraya lleva más de cuatro décadas en Alcalá y las meriendas son su hora punta. Su clientela es variada, abundante y abarca desde señoras mayores hasta niños, que pueblan tanto su interior, con decoración de estilo noventero muy funcional, como sus terrazas (más abundante en la de la plaza de Goya).

DÓNDE: (C/ Alcalá 125 y Avenida Felipe II 26)

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