Cada vídeo empieza con la misma pregunta, sencilla pero que trae de cabeza a miles de jóvenes en Madrid: “Perdona, ¿cuánto pagas por tu alquiler?”. A esto le sigue una reacción fingidamente improvisada por parte de la persona asaltada, que responde con algún comentario simpático, incluso ingenioso. Luego la voz plantea al viandante si puede invitarle (invitarnos) a su inmueble y, habitualmente después de alguna duda, acaba por aceptar. Un rápido corte nos traslada entonces a una estancia amplia y cómoda, bien equipada e iluminada. O a alguna que no lo es tanto, aunque su ocupante habla de ella como si fuera el hogar de sus sueños.
Es lo que desde MeiT denominan house tour. El portal inició este enfoque promocional a finales de 2022 y el éxito fue instantáneo. Gracias a un estilo pulido y dinámico, la compañía ha experimentado un vertiginoso crecimiento en redes. En TikTok superan los 165.000 seguidores, mientras que en Instagram rozan los 76.000 y han pasado de alcanzar la centena de likes en apenas un puñado de publicaciones a contarlos por miles en cada una. El primer post de este estilo, el 27 de diciembre, ya sobrepasó los 4.000 me gustas. Recientemente han probado nuevas fórmulas con un estilo similar a través de encuestas sobre los factores más importantes al elegir piso. El precio tarda en aparecer más de lo esperado.
Jaime Cerezo, cofundador y director de operaciones de MeiT, explica la estrategia en declaraciones a Somos Madrid: “Hacemos marketing de guerrilla para poder atraer al sector del alquiler, que cuando piensen en ello lo que les venga a la cabeza seamos nosotros”. Con marketing de guerrilla se conoce al estilo publicitario que sustituye una alta inversión promocional por la creatividad y la explotación de medios no convencionales.
La horquilla de precios de los alquileres recogidos en estos vídeos, algunos de habitaciones y otros de viviendas completas, oscila entre los 700 y los 2.500 euros. Precisamente el clip del piso más económico es el que ha conseguido una mayor repercusión: superó los 108.000 likes y los 2.000 comentarios en Instagram, muchos de los cuales aluden al reducido tamaño del inmueble: “O paramos esto o en 10-20 años pagaremos todo nuestro salario por dormir en una jaula”, asegura el usuario @joselumbrerasactor. Claro que hay otro estilo de respuestas: “Yo pago 700 euros en Madrid por un piso de 103 metros cuadrados , tres habitaciones , dos baños, con garaje , trastero y piscina…, no sé ustedes pero casi centro… hay que mirar bien y no pillar lo primero que pase”, presume @lydiiloves.
Pese a que ninguna de las cuantías de las publicaciones baja de los 700 euros de este diminuto espacio en el barrio de La Guindalera, Cerezo no cree que haya un perfil concreto de inquilino, ni de nivel económico ni de ningún tipo: apelan a “todo aquel que esté buscando vivienda”. Asegura que a la hora de alquilar les contacta gente interesada de cualquier edad, “incluso una señora de 85 años”. Sí reconoce que los dueños que se ponen en contacto con su portal son “nuevos propietarios más jóvenes”.
En cuanto a los protagonistas de estos particulares anuncios, el empresario cuenta que comenzaron grabando “con amiguetes” e incluso él mismo protagoniza uno de ellos. “Luego empezamos a salir a buscar gente. Nos hemos tragado 200 noes frente a dos o tres síes. Al final es ir a hacer la calle. La mayoría de vídeos no están actuados, aunque es verdad que cuando les paras de primeras te miran raro, así que cortamos la grabación, les explicamos un poco y les enseñamos la cuenta. Te estás metiendo en la casa de alguien, por lo que es normal. Además muchas veces son chicas, que nos han pedido esperar un par de horas para que venga una amiga a acompañarlas”, relata Cerezo.
La mayoría de vídeos no están actuados, aunque es verdad que cuando les paras de primeras te miran raro, así que cortamos la grabación, les explicamos un poco y les enseñamos la cuenta
La popularidad se empieza a notar también a la hora de filmar los propios clips: “Lo bueno es que cada vez es más fácil porque nos van reconociendo. Nos ha pasado que estábamos parando a una persona y se acercó otra a preguntarnos si éramos los de los vídeos estos de Instagram para pedirnos si la podíamos grabar. Quedamos con ella y lo hicimos”. Concluye en definitiva que es importante “cuidar la espontaneidad” al ser un formato “dinámico”.
La incredulidad y el “morbillo” de “la ciudadanía normal”
Pero como ilustran muchas de las reacciones a cada post, el tono tan celebratorio de la campaña no contenta a todo el mundo dentro de un contexto de alquiler altamente tensionado, en Madrid en particular y España en general (también hay vídeos en Barcelona). “830 euros por una habitación en un piso compartido (ya ni para vivir independiente) en un país con un sueldo mínimo de 1080. Será que formo parte de la ciudadanía normal que no tiene padres millonarios pero veo cada vídeo de estos así [con unos emoticonos que transmiten incredulidad]”, comenta el influencer Daniel Valero en uno de estos clips. “Un portal inmobiliario intentando normalizar estos precios de alquileres. Por mucho que el gasto lo dividas entre dos y el piso no esté mal sigue siendo una barbaridad. La gente debería poder vivir sola, no estar obligada siempre a compartir piso”, sostiene otra usuaria.
En esta misma línea se posiciona Alberto Barranco, que en redes sociales ha expresado su asombro con las promociones a la par que admite no poder dejar de mirarlas. Da su visión en conversación con este medio: “Dejando de lado que el formato es superforzado e imposible de creer, lo más curioso y perturbador me pareció el retrato en clave positiva de una situación tan dramática como el mercado del alquiler en Madrid”. Habla de “precios cada vez más disparados e inaccesibles para la mayor parte de la población”, mientras en los vídeos “gente que paga 1.200 euros por su casa te lo vende como una oportunidad muy buena”.
Es un poco como la revista 'Hola': gente más humilde colándose en vidas de fantasía a las que nunca va a poder acceder
Este periodista de formación opina que la intención es “que vaya calando la idea de que solo cierto tipo de gente se puede permitir vivir dignamente en Madrid, que la ciudad les pertenece a unos pocos”. Hace hincapié en las profesiones de muchos de los protagonistas de estos anuncios: “empresarios, abogados, consultores, emprendedores..., gente con energía de tener ingresos y nóminas elevadas”. Califica de “enajenación colectiva” la “normalización de unos precios inasumibles” y considera que esta campaña los promueve: “Nos aparece un piso de 900 euros con una habitación y 33 metros cuadrados que nos parece hasta barato”. Le preocupa que las redes contribuyan “todavía más a unos números que no se pueden mantener”.
No obstante, Alberto admite que “hay algo de morbillo en ver cómo es la casa de los demás, la decoración, con qué comodidades cuentan, etc. Es un poco como la revista Hola: gente más humilde colándose en vidas de fantasía a las que nunca va a poder acceder”. Aunque ve algo de “regodearnos en nuestra propia miseria”, le consuela que los tours también demuestran que “no siempre tener dinero va de la mano con tener buen gusto”. A sus 33 años, sintetiza las emociones que todo esto le genera en “frustración, ya que con mi nivel económico no puedo vivir solo en un lugar que no sea un miniestudio porque en esta ciudad no es suficiente con un salario digno o incluso bueno, es para los turistas o para las personas con ingresos muy altos”.
Otras respuestas cuestionan el importe de algunos alquileres. Los mensajes en este sentido se agolpan en la publicación donde un chico enseña su vivienda de 85 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana, por el que dice pagar 1000 euros al mes. “Pero si eso es lo que cuesta uno de 50 metros cuadrados en Lavapiés!!!” o “pienso que lo heredó, como mismo los zapatos” son algunas de las reacciones al respecto. Como Cerezo señala, la mayoría de inquilinos a los que pillan por la calle les son desconocidos, así que no comprueban la información que les cuentan.
Por último, hay quien mete el dedo en la llaga para subrayar el perfil común de la mayoría de voluntarios, aunque para Cerezo no existe tal cosa. En los comentarios de otro post, la usuaria @kukisan_ plantea esta pregunta: “¿Por qué solo sacáis a gente con cara de apellidos compuestos?”.