La privatización del parque Tierno Galván para eventos vuelve por Navidad pese a las críticas vecinales
El espectáculo lumínico más polémico de la Navidad madrileña está de vuelta. “Este año, el parque Tierno Galván se llenará de luz y magia en una edición única”, ha anunciado la organización de Naturaleza Encendida a través de sus redes sociales, en las que publicita la llegada de Life a la sede de 2023 pese a la confrontación vecinal que se produjo por la privatización de este espacio.
El evento navideño, que venía celebrándose desde 2020 en el Jardín Botánico, cambió de ubicación el año pasado después de sufrir contratiempos por las lluvias y recibir numerosas críticas de Ecologistas en Acción en ediciones anteriores por la masificación, la contaminación sonora y lumínica y el derroche energético que aseguraban que provocaba el evento. La empresa organizadora, Letsgo Company, aseguró entonces que el cambio no se debía a “ningún hecho especial” y achacó el traslado a “unas acciones de adecuación y mejoras en los caminos” que tenía previstas el Botánico en las fechas en las que iba a comenzar el montaje.
Según la promotora del espectáculo, se les presentó la oportunidad de instalarse en el Tierno Galván con el permiso del equipo de Almeida y sin pensarlo aceptaron. Posteriormente, salió a la luz que el Tribunal de Cuentas había abierto diligencias preliminares para investigar posibles irregularidades en la gestión económica del Real Jardín Botánico por un supuesto agujero de cinco millones de euros que el ente público debería haber ingresado por permitir el uso de su espacio para celebrar eventos privados como Naturaleza Encendida. Sin embargo, la investigación terminó archivándose una vez escuchadas las alegaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que explicó que reclamó dicha cantidad a la concesionaria.
Un año después y con el “contratiempo” subsanado en su sede original, han decidido repetir en este espacio verde a pesar de la polémica que suscitó su instalación entre los vecinos. Letsgo minimizan esas críticas y afirman que “tras la gran acogida del año pasado en la nueva ubicación, por la que pasaron más de 300.000 personas agotando entradas durante casi toda la temporada, volvemos al Tierno Galván”.
Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran que, al igual que en 2023, “ha sido la empresa la que ha solicitado su instalación en el parque Tierno Galván”. Los organizadores de Naturaleza Encendida explican que “el parque permite una experiencia cómoda para todos los visitantes gracias a su amplitud, con inmejorables accesos en transporte público y amplias zonas de aparcamiento”, por lo que poder repetir en esta ubicación supone “una gran oportunidad” para ellos.
Respecto al precio del alquiler del espacio municipal, el Consistorio no ha concretado las tasas, ya que, según indican, “no se han calculado todavía porque dependen de los metros ocupados y el tiempo, incluyendo días de montaje y de desmontaje”. Sin embargo, sí que han podido adelantar a Somos Madrid que “este año se trata de una superficie menor y diferente a la del pasado, pero aún no está delimitada”. El Tierno Galván es uno de los pulmones de Arganzuela y su cesión impedirá el acceso a los vecinos del barrio de buena parte de sus zonas verdes durante más de un mes.
En pocos días comenzará la instalación del evento, que este año propone un recorrido similar al de la edición anterior bajo el nombre de Life. El espectáculo ofrece paseos nocturnos por tres reinos naturales (acuático, terrestre y aéreo) de 45 minutos por el parque Tierno Galván en horario de 18.00 a 22.45 horas durante noviembre, diciembre y enero. Un espectáculo de luces, música y proyecciones con entradas a 14,50 euros (más gastos).
La instalación se divide en tres espacios diferentes, cada uno de ellos dedicado a un reino natural. En el acuático hay medusas suspendidas en el aire, en el terrestre arañas del tamaño de los árboles y en el aéreo pájaros que se apoyan en las ramas. Tal y como se puede observar en las imágenes de Life a su paso por otras ciudades, la instalación se mimetiza a la perfección con las zonas verdes. Esto conlleva que los elementos lumínicos se sujeten de los árboles o se atornillen al suelo, e incluso que se sumerjan en fuentes o lagos artificiales, lo que supone un peligro para la conservación del entorno del que ya alertó Ecologistas en la edición anterior.
La organización verde insiste en el “negativo impacto que suponen para la fauna y flora las instalaciones de cableados kilométricos, miles de luces, casetas de restauración y la masificación consecuente de los espacios”. Además, hacían referencia a numerosos y recientes estudios que analizan estos efectos, como la investigación de Alicia Pelegrina López, doctora en Ciencias Ambientales por la Universidad de Granada, sobre las causas y consecuencias de la exposición a este tipo de instalaciones lumínicas como factores de riesgo para los ecosistemas y la salud.
El grupo ecologista también critica la “mercantilización” del proyecto por estar “únicamente destinado a obtener beneficios económicos”, sin fines científicos ni educativos, y el uso del green washing (lavado verde) por tener entre sus colaboradores principales a empresas como Repsol y Hyundai. “El consumo energético que suponen estos shows nada tiene que ver con la sostenibilidad ni con la actual situación de emergencia climática que vivimos a nivel mundial”, denunciaba la organización en 2023.
Las consecuencias medioambientales del evento no fueron las únicas cuestiones del espectáculo lumínico que suscitaron críticas en su edición anterior. De hecho, el punto que causó mayor indignación fue la privatización del espacio público durante casi dos meses. A mediados de noviembre de 2023, Naturaleza Encendida inició el montaje de la instalación y el cercamiento del parque, del que ocupó casi la mitad de su superficie. Desde la empresa organizadora se comprometieron a respetar en todo momento las zonas verdes y aseguraban que el recinto solo se utilizaría en el horario de apertura estipulado. Sin embargo, los vecinos de la zona, que ya venían soportando las molestias de este tipo de instalaciones varios meses, se opusieron por completo a la celebración del espectáculo.
En su momento, expresaron su indignación por la cesión del parque para este tipo de eventos: “Van a destrozar nuestros parques. La empresa privada Letsgo está ocupando tu parque, nuestro parque”. Pero ni la crispación vecinal ni las críticas de ediciones pasadas consiguieron frenar la celebración del evento, que se llevó a cabo con total normalidad y vendió más de 300.000 entradas.
El pasado lunes 4 de noviembre Naturaleza Encendida anunció a través de sus redes sociales la ubicación y fechas de la nueva edición, que probablemente volverá a despertar las mismas críticas que la anterior. De hecho, tan solo dos días después, una vecina denunciaba a través de X (antes Twitter) de la nueva ocupación del parque: “Nos quitan a los vecinos una cantidad ingente de hectáreas por su codicia y nos tendrán con música tétrica durante varios meses cada noche afectando a nuestra salud mental, a la flora y la fauna”.
Con la celebración del espectáculo lumínico navideño, el Ayuntamiento de Madrid cederá una vez más el espacio público para un evento privado, una acción que según recoge la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano en su artículo 206 no está permitida. Según señala la norma, el parque, por su calificación como bien de dominio y uso público, no puede ser objeto de privatización para este tipo de actos. Sin embargo, el Ayuntamiento de la capital se escuda en el artículo 19.1 de la OPCAT para justificar la celebración del festival en este recinto público, una ordenanza pensada para actos especiales y de carácter puntual.
Fuentes municipales aseguran en declaraciones a Somos Madrid que “ninguna actividad que cuente con permiso del Ayuntamiento para su realización incumple las ordenanzas municipales” y explican que la instalación de Naturaleza Encendida no va en contra de la norma vigente. Por su parte, aseguran que el espectáculo lumínico no debe suponer un problema para el parque, ya que, según recoge artículo 207 de la OGPMAU, “se deberán tomar las medidas previsoras necesarias para que la mayor afluencia de personas a los mismos no cause detrimento en las plantas y mobiliario urbano”.
En lo que va de año, ya se han celebrado en el parque Tierno Galván otros eventos como el Pompä Open Air, el Brunch Electronik o el Alma Festival, dejando una parte del recinto cerrada al público durante varias semanas. Esto conlleva, que los vecinos no puedan acceder a las zonas verdes para hacer deporte, pasear o jugar con sus hijos. Naturaleza Encendida se celebrará, si no hay cambios, desde el martes 26 de noviembre de 2024 al 6 de enero de 2025 con el permiso del Ayuntamiento de Madrid, que ha convertido el único parque del barrio en un “eventódromo”.
Denuncias vecinales por el “eventódromo”
Aunque los vecinos llevaban denunciando el uso indiscriminado del parque para la celebración de eventos privados más de un año, no fue hasta esta primavera que comenzaron a movilizarse activamente. La celebración de numerosos festivales de música fue el detonante. Denuncias por ruido, por la privatización del espacio y por el daño medioambiental derivaron en la movilización vecinal, pero no consiguieron frenar el resto de eventos programados durante el verano.
A finales de agosto, los vecinos se toparon con la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid estaba estudiando recuperar la idea de la exvicealcaldesa, Begoña Villacís, para colocar una noria de grandes dimensiones en el Tierno Galván, algo que indignó por completo a los vecinos y que fue motivo de críticas por parte de la oposición, que señaló la propuesta como un intento más de “convertir Madrid en un parque de atracciones, literal”.
Previamente, la concejal presidenta de Arganzuela, ideó un decreto con el que buscaba dar cobertura legal al uso del espacio verde para la instalación de “eventos sometidos a la normativa de espectáculos públicos y actividades recreativas” con la intención de esquivar la normativa municipal que prohíbe llevar a cabo negocios privados en parques públicos. Ante esta situación, los vecinos decidieron recurrir el decreto con un recurso de reposición, pero fue rechazado.
Manuel Díaz, presidente de la Asociación Delicias para Tod@s, explica “esta normativa municipal sobre el uso de los parques públicos no solo se está contraviniendo, sino que además omite varias fases obligatorias de cualquier procedimiento administrativo, como la audiencia pública y los informes previos” y considera que “parece una medida hecha ad hoc para intentar protegerse”. Por ello, han decidido recurrir a la vía jurídica a través del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo.
“Queremos hacer ruido, pero sabemos que estos procesos no son sencillos”, explica el portavoz vecinal. Aunque saben que se enfrentan a un “gigante” como es la administración pública, están convencidos de que tienen razón. “Estamos hablando de una situación recurrente que privatiza el espacio público durante períodos largos, impidiendo su uso para los vecinos, eso no puede ser legal”, cuenta. Este parque es uno de los pocos grandes espacios verdes en el distrito y está pensado para que los vecinos puedan disfrutarlo libremente. “Nos sentimos afortunados de que esté en el barrio, pero no se nos permite utilizarlo como un verdadero parque público”, lamenta Manuel.
La mercantilización de los espacios públicos
El Tierno Galván se ha convertido en un foco de conflicto para los vecinos de Arganzuela. Soportan constantemente su privatización para que empresas celebren macroeventos a los que asisten miles de personas, pero cuando son ellos los que hacen uso y disfrute del parque la cosa cambia. De hecho, los vecinos se han tenido que enfrentar a la ley por únicamente practicar deporte en el parque.
En julio de 2023 la Policía de Madrid intervino una clase de zumba en el auditorio bajo la justificación del ruido de los altavoces y sin exponer con claridad ningún motivo para prohibir a los asistentes bailar. Las propias usuarias de las clases de zumba denunciaron en su momento este control en contraposición a los eventos organizados por grandes empresas en estos mismos espacios: “Macrofestivales a cientos de euros el abono sí, pero 80 señoras bailando un domingo por la mañana no”.
Madrid es ya una ciudad que, mientras abre sus puertas amablemente al turismo, se ha convertido en un lugar cada vez más hostil para sus habitantes. El caso del Tierno Galván no es el único de la ciudad. El parque Juan Carlos I, en el distrito de Barajas, también es otro de los puntos negros en lo que a eventos privados en espacios públicos se refiere. En Navidad, al igual que el parque de Arganzuela, estuvo cerrado durante más de un mes para acoger la instalación de Brilla Madrid Zoo, otro espectáculo lumínico similar al de Naturaleza Encendida. Y en junio, acogió un festival del videojuego Pokémon GO.
Lo mismo ocurre de forma recurrente con el feriódromo de Plaza España, que, mínimo un par de veces al año, se convierte en un epicentro de ruido, malos olores y basura. También ocurre lo mismo con otras zonas verdes de la ciudad como el Jardín Botánico de la Complutense, que cada verano acoge las Noches del Botánico o el festival navideño Manantial de los Sueños, criticado por Ecologistas en Acción por su uso de la expresión “sostenibilidad” en una instalación que recreaba el ártico y que a su vez conllevaba “un gran derroche energético” y que este año regresará a la misma ubicación por tercer año consecutivo.
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